Jaime Valero
Una de las principales labores de la novela negra consiste en sacar a relucir los rincones más oscuros de nuestra sociedad, esas realidades ocultas de las que no somos siquiera conscientes en la mayoría de ocasiones, pero que están ahí, discurriendo en paralelo a nuestra existencia cotidiana esperando a que alguien las descubra. Con Sociedad Negra, lo que Andreu Martín se ha propuesto es adentrarse en el submundo de las mafias chinas que operan en Barcelona. Un universo hermético de operaciones ilegales, trapicheos, ajustes de cuentas y riadas de dinero que solo ocasionalmente se asoma a los noticieros de sucesos, y que el resto del tiempo queda limitado únicamente a cierto segmento de la población china en España. Martín se ha documentado profundamente en el tema (a través de conversaciones con inspectores de policía, comisarios, periodistas...) y se sirve del joven Liang, mitad chino y mitad español, como eje central del devenir de la novela. Este personaje nos sirve de nexo entre ambos mundos: el de la Barcelona que todos conocemos y el subterráneo de las tríadas chinas que actúan en la ciudad. Y es que Liang trabaja como confidente del inspector Diego Cañas, al tiempo que se adentra en los ambientes criminales de la capital catalana para conseguir la información necesaria para desmantelar estas redes ilegales. El problema llega cuando Cañas le pide, literalmente, que sacuda el avispero, que fuerce a las tríadas a mover ficha y así verse expuestas ante la policía. Viendo ahí la oportunidad de una vida mejor, Liang, en compañía de dos cómplices, decide pegar el golpe de su vida y robar el dinero que la mafia china guarda en un local con la tapadera de una tienda de ropa. Una decisión que, como suele ocurrir en el género, lo transportará a un infierno en vida como jamás habría podido imaginar.
Para contarnos esta historia, Martín apuesta por una narración con continuos saltos en el tiempo, todos ellos articulados en torno al clímax de la trama: la noche del robo. Así, tras una primera parte en donde conocemos con mayor detalle el intrincado submundo de la mafia china, posteriormente vamos sabiendo más cosas sobre Liang y finalizamos con el trepidante robo y las consecuencias que este desata. Martín crea así un puzzle muy bien encajado que, tanto por su estilo como por su cronología fragmentada, nos puede recordar a los filmes de Tarantino. Todo ello contado sin escatimar en crudeza y con unos diálogos ágiles y bien encajados en la narración. Lo más negativo de la obra es el personaje del inspector Diego Cañas, a quien se concede un protagonismo que, al final, no termina de estar a la altura de las expectativas. El hecho de intercalar sus peripecias con las de Liang (que narra en primera persona) entorpece en ocasiones el ritmo de la lectura, y aunque se intenta potenciar su papel con la subtrama de la desaparición de su hija, en conjunto no termina de aportar demasiado a la narración principal, que debería haberse centrado única y exclusivamente en Liang. Pese a ello, Sociedad Negra es de lo mejor en novela negra española que ha visto la luz últimamente y cautiva por su realismo y su crudeza. Una muestra de que este veterano autor sigue en buena forma.
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