Miguel Baquero
De las variadas formas en que se puede mantener la tensión a lo largo de una novela, Marco Herreras, en esta su primera obra, ha elegido, sin duda, una de las más inusuales: a través de la ciencia, y más en concreto, a través de la física molecular. Suena, lo sé, extraño, e incluso increíble, pero quizás se comprenda con unas ligeras pinceladas sobre el argumento de Atrapadioses.
Un profesor de Matemáticas —perfectamente caracterizado, dicho sea, de paso, en lo que supone un acierto narrativo—; un tipo bastante asocial, un pelín cínico, contemplador irónico y sarcástico de lo que acontece a su alrededor, comienza a sufrir unos extraños sueños, al fondo de los cuales cree vislumbrar una figura opresiva, terrible, un inconcreto pero ferocísimo ente que parece acecharle para darle muerte. La recurrencia de esas pesadillas hace que busque una explicación, y solo al cabo de un cada vez más angustioso vagar por libros y documentos acaba encontrando algo parecido a una respuesta: desde el principio de los tiempos, esa aterradora presencia de sus sueños, El Cazador, ha asaltado a algunos individuos, y su presencia cruel asoma al fondo de numerosos cuentos y leyendas —todas de final trágico, no hace falta decir—. Pronto infiere que El Cazador es una presencia depredadora de otra dimensión, ante la que quizás sólo quede actuar de una forma: acudir —cada vez con más apremio— a ese punto de la realidad subatómica, esa partícula, la más mínima del universo, en que parecen confluir todos los espacios y por donde, quizás, accede de su mundo al nuestro…
A menudo se ha establecido, en torno a las novelas de ciencia-ficción, el debate sobre si han tener más de ficticio que de científico, o viceversa; sobre si, en resumen, el componente “técnico” es básico a la hora de contar, o simplemente accesorio, prescindible o incluso molesto. Pues bien, como en su novela, Marco Herreras parece haber dado con una posible respuesta para comunicar perfectamente las dos dimensiones: la científica y la novelística, sin necesidad de tener que irse a tiempos futuros, ni perderse por space-operas, ni recurrir a sagas grandilocuentes de eco medieval.
Atrapadioses es un relato de aquí y ahora, de este momento, inscrito en un entorno cotidiano fácilmente reconocible; y es al mismo tiempo una novela donde se manejan los últimos conceptos matemáticos y físicos, como son los bosones, las Supercuerdas o los espacios de Calabi-Yau, sin recrearse en las complejidades. De una forma ágil, dinámica —e inevitablemente didáctica para el lector—, Herreras trenza su argumento en torno a estos conceptos científicos con la mayor naturalidad, sin necesidad de ponerse la bata blanca y sin el prurito de engolar la voz. Tampoco sin engolfarse en largos meandros explicativos que inevitablemente entorpecerían el desarrollo de la novela; dicho esta que el autor no renuncia a lo narrativo.
El resultado es un libro vivaz y ameno que —quién lo diría— envuelve al lector en la tensión de un argumento sobre elementos físicos y conceptos matemáticos. En la línea de los mejores narradores de ciencia-ficción norteamericanos —de los que el autor se declara admirador, desde Neil Stephenson a Tim Powers o William Gibson, y en general los autores del cyberpunk— y de la fastuosidad imaginativa del gran Philip K. Dick. Atrapadioses es una pequeña, curiosa y muy literaria especie dentro del panorama narrativo.
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con la crítica. Marco Herreras consigue un equilibrio casi perfecto en el tratamiento de conceptos de física que a priori pueden ser considerados de inaccesibles para el gran público. Así consigue una novela amena, interesante y con un buen ritmo en su desarrollo hasta el final. Me gustó mucho y enhorabuena a su autor, espero que pronto nos proporcione nuevas novelas.
SI que me gustaria leerla,sobre todo por el tema y su forma de tratarlo... Desdeque comence a leer sus cuentos me parecen fascinantes sus formas de describir cosas y situaciones.[Grethel Castellanos,R Dominicana]
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