Ángeles Prieto Barba
Hace unos años contemplé cómo en el documental Edward sobre Edward (1996), el actual príncipe Eduardo de Inglaterra, hijo menor de la reina Isabel II, tras desclasificar algunos documentos e imágenes de archivo, proclamó en él la total inocencia de su tío abuelo ante las insistentes sospechas de un posible pacto con Hitler, para firmar un armisticio y volver a ocupar el trono. Me resultó extraño contemplar cómo salía a la palestra por primera vez un miembro de esta familia tan distante para defender a otro, y me empecé a preguntar hasta qué punto podemos aceptar la imagen negra de Wallis Simpson (“serpiente del Potomac” para la reina madre Isabel, aquella rechoncha abuelita sonriente de nuestros recuerdos, o directamente “La Puta” según Winston Churchill), frente a la leyenda blanca y amorosa de Eduardo VIII. Complicado. Quizá porque los personajes con sangre real (y no señalo) nunca se enteran de nada, ni hacen jamás nada malo.
En cualquier caso, Juan Vilches compone esta entretenidísima novela con una percepción psicológica y un olfato histórico extraordinario, situándola precisamente en un momento y lugar clave, a la hora de determinar las intenciones y suerte final de la pareja: su estancia en el hotel Ritz de Madrid entre el 20 de junio y el 3 de julio de 1940. Dado que acogerse bajo la férula y control del Caudillo español, en esos días especialmente críticos para la suerte de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y con Serrano Suñer (adalid de la política pronazi) en la cúspide del poder, no parece, ni parecerá nunca un gesto casual e inocente.
No lo fue. Pues Edward (David en la intimidad) y Wallis, nunca ocultaron su admiración por la Alemania de Hitler, su íntima relación con los Mosley, ni sus afanes constantes de popularidad, títulos, gloria y fortuna infinita de los que se vieron privados tras la obligada abdicación. Pero es que además, consiguieron destrozar su idílica imagen de enamorados por encima del poder con esa vida plena de frivolidades y gastos suntuosos, mientras la población civil británica sufría los estragos de la guerra, asunto que les pasó irremediablemente factura. La novela reproduce además el contenido de un famoso informe elaborado sobre Wallis, previo a la renuncia al trono de Eduardo, con revelaciones que hubieran determinado la imposibilidad de que en esa época precisa hubiera podido ser coronada como Reina (infertilidad tras aborto clandestino, posibles labores de espionaje).
Compone así Vilches un más que brillante estudio sobre estos dos personajes principales, donde logran moverse con idéntica verosimilitud otros, como el ministro Beigbeder, Francisco Franco o un más que conseguido Ramón Serrano Suñer, ya citado. En una novela donde una doble trama, brillantemente urdida, reina mucho más que Wallis y nos mantiene absortos en ella hasta el final, con el hábil recurso de componer esta obra mediante capítulos cortos e impactantes. Sólo un lunar puedo señalar en su redacción y es la utilización de lugares comunes muy trillados y perfectamente prescindibles (listo como el hambre, astuto como un zorro) para el desarrollo de la trama. Defecto que podrá subsanar en un futuro y que no impedirá el éxito y venta masiva que, pese a la crisis económica, espero que consiga esta novela, prometedora de otras propuestas inteligentes que su autor debe seguir suministrándonos. Yo ya me he comprado su anterior novela y espero seguir leyendo próximas entregas sin dudarlo.
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