Miguel Sanfeliu
Medardo Fraile es uno de los máximos exponentes del cuento español del siglo XX. Pertenece a la llamada Generación del Medio Siglo. Sus relatos han aparecido en todo tipo de antologías y han sido objeto de análisis por parte de críticos y estudiosos de un género que siempre se ha esforzado por ocupar el lugar que realmente merece, y dejar por tanto de ser considerado la antesala de la novela o alguna otra estupidez semejante. Pero a un autor de relato siempre se le hace la misma pregunta, siempre se espera que escriba una novela, así que Medardo la escribió, para que le dejaran en paz y para contentar a sus padres, que le decían que con la novela ganaría más dinero. La escribió y la publicó, en un primer momento, con el título Autobiografía. Ahora la rescata la editorial Menoscuarto como Laberinto de fortuna, que fue siempre su título original.
Uno podría esperar que la novela de un escritor de cuentos sea una nueva colección de relatos con un nexo de unión más o menos evidente, pero no es el caso. Estamos ante una novela con mayúsculas, una historia coral, realista, retrato de una época, principios del siglo XX, y de unos personajes caracterizados con precisión.
La historia se centra en Manuel, un niño cuya madre está gravemente enferma. A su alrededor, se mueve una amplia nómina de personajes, que entran y salen de escena completando un vivo retrato del ambiente de preguerra en Madrid, minuciosamente descrito, en el que destacan, como es habitual en el estilo de Medardo Fraile, las voces, los sonidos, los sabores, los colores, los detalles que producen en el lector una inmersión completa en ese escenario bullicioso en el que tiene cabida tanto la generosidad como la sordidez, la ternura y la brutalidad, lo sublime y lo trágico.
Laberinto de fortuna es una novela llena de voces y situaciones, un viaje que realiza el autor hasta su infancia para contarnos cómo era el mundo, su mundo, en aquellos momentos. La vida, con su lado maravilloso y sus tragedias, sin que nada nos advierta de cuándo hemos de ser testigos de una u otra faceta, transcurre inquieta, pese a que la muerte súbita e inesperada puede sorprendernos en un teatro que se incendia, en plena calle, a causa de una insolación, o en nuestro propio hogar.
En estas páginas encontramos el estilo característico de Medardo Fraile, sus certeras descripciones, sus diálogos ágiles, su mirada curiosa hacia el ser humano, a sus miserias y sus grandezas, siempre contempladas con ternura e indulgencia y salpicadas de un humor que nos señala con agudeza lo sorprendente e incluso lo grotesco que puede encontrarse en ciertas situaciones.
En 1989, Rafael Azcona escribió un guión de esta novela con el título El laberinto, pero el rodaje nunca se llevó a cabo. José Luis Cuerda llegó a aceptar dirigir la película, pero una oferta para televisión le hizo abandonar el proyecto. No obstante, el guión existe y tal vez alguien se decida a rescatarlo en algún momento, no hay que perder la esperanza.
1 comentario:
¿Y cómo es que yo desconocía a este autor? Empezaré por sus cuentos, pero apuntado queda. Saludos.
Publicar un comentario