Ángeles Prieto Barba
La historiografía tradicional establece en la caída de Constantinopla y en la desaparición del Imperio Romano de Oriente en 1453, el fin de la Edad Media y el inicio de la Moderna. Suceso fundamental, aunque en ese fabuloso siglo XV, el siglo de las innovaciones y de los descubrimientos, ocurrieran otros hechos no menos relevantes, como fue la apertura lusa de una nueva ruta comercial con Asia y por supuesto, el descubrimiento de América. Y quizá menos llamativo, pero igual de trascendente, será el acontecimiento que aquí nos ocupa, el rescate de un revolucionario poema filosófico escrito en el siglo I antes de Cristo: “De rerum natura” de Tito Lucrecio.
Porque recuperar el único ejemplar completo de esta obra evidentemente radical, que se encontraba en la abadía benedictina de Fulda (Alemania), supuso otorgar un nuevo rumbo al pensamiento occidental, el nuestro, liberándole de absurdos sometimientos a la escolástica triunfante, así como ayudándole también a superar las peores supersticiones de carácter religioso. Pues es Lucrecio quien nos trae el atomismo, “las semillas de las cosas”, la imagen de una naturaleza que cambia, evoluciona y experimenta sin cesar, la existencia del universo al margen de los humanos, la sociedad como lucha por la supervivencia, la no existencia de espíritus inmateriales, el más allá sin premios ni castigos, la identificación de cualquier religión como superstición y la obtención del placer como suprema finalidad de nuestra existencia. Casi nada frente a ese mundo medieval regido, como sabemos, por otro libro muy distinto.
Este volumen nos va a suministrar de manera eficaz todos los datos que debemos conocer sobre este singular descubrimiento: quien es el personaje que lo encuentra y cómo obtuvo la formación necesaria para llegar al mismo; quién fue Tito Lucrecio Caro y a quién tenía por maestro; cómo era el ambiente cultural en las ciudades de Florencia y Roma que acogieron este libro; qué contiene el libro y cómo y en qué figuras influirá, mediante su difusión masiva gracias a la imprenta, a partir de ese momento hasta nuestros días. Pues Giordano Bruno, Galileo, Shakespeare, Michel de Montaigne, Tomás Moro, Newton, Darwin, Jefferson o Einstein, nada menos, accedieron al contenido de este libro singular y cada una de sus teorías y formulaciones le deben mucho al mismo.
Todo esto es lo que recoge y analiza este brillante estudio de Stephen Greenblatt que mereció el premio Pulitzer de este año, en el que es ya, con seguridad, uno de los mejores libros de ensayo publicados en España en este 2012. Un libro formativo, muy ordenado y bien estructurado que emplea un estilo rico, exacto, didáctico y ameno en todo momento. Para todo aquel que participe aún, y en estos tiempos, de aquellas viejas aspiraciones de los hombres del Renacimiento a un conocimiento amplio y humanista, sería un crimen de lesa majestad filosófica no leérselo.
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