Juan Laborda Barceló
Este ensayo responde a unos cánones difícilmente clasificables dentro del mundo editorial actual. En primer lugar, Edith Wharton, la figura que motiva la obra, es una escritora huérfana hasta hoy de una biografía en castellano. Sin embargo, como es sabido, es muy conocida en el mundo anglosajón. Algunas de sus obras han sido llevadas al cine, lo cual le ha acabado dando fama mundial. No olvidemos que Scorsese adaptó con gran éxito La edad de la inocencia.
Por otro lado, no deja de sorprender que un joven filósofo español, Jorge Freire, se atreva y acierte tanto en tan magna empresa. Freire ha conseguido el imposible de hacer un ensayo ameno y breve. No es un ladrillo, ni mucho menos, como sus 192 páginas confirman. Además, en el texto hace gala de una grandísima erudición, cercana, amable y detallista, casi chirriante, nos atreveríamos a decir, para un hombre de tan corta edad.
No es todo lo anterior una afirmación a la ligera, pues se trasluce de estas páginas que, además de a Wharton, el autor ha leído muchísimo, y lo más importante, con tino y sentido. Es capaz, lo cual es muy de agradecer, de extraer las frases esenciales para ilustrarnos este o aquel concepto que le interesa. Por citar uno de los ejemplos que presenta en el libro, encontramos el argumento de Aleksander Kojeve sobre el voyeurismo: «Quien contempla es absorbido por lo contemplado. El voyeur termina esclavizado por el esclavo». Hablando de la seducción y del divorcio con las palabras de otros, con sus propios motivos, dando pinceladas que nos harán, como poco, reflexionar sobre la literatura, la historia y en general sobre la vida.
La obra nos lleva desde los orígenes vitales y sociales de Edith Wharton, sus viajes, matrimonio desdichado, divorcio, búsqueda de un lugar en el mundo a través de sus obras hasta sus más diversas y desconocidas exploraciones personales. Descubriremos que una de sus primeras publicaciones fue sobre decoración de interiores, ahí es nada. Así mismo, navegaremos junto a ella por los procelosos océanos de las influencias, evoluciones y desarrollo de sus principales personajes y tramas narrativas.
Uno de los aciertos más llamativos del presente ensayo es que se aborda la literatura desde muy diversas perspectivas, siempre enriquecedoras. La historia, la filosofía o la sociología nos van dando las claves de una mujer que nace en plena guerra de secesión americana (1861-1865), de aquella sociedad y de las esencias del comienzo del siglo XX en el mundo, la Gran Guerra incluida. Wharton fue una mujer conservadora, pero sintió un profundo deseo de liberarse como ser humano y de mostrar ciertas crudezas de la realidad social de su tiempo en sus obras.
Mención aparte, muy necesaria desde nuestro punto de vista, merecen las incontables anécdotas de celebérrimas plumas y cabezas que rodearon la vida de la escritora, desde Henry James a Scott Fitzgerald, pasando por Bertrand Berenson o Jean Cocteau. Los referentes culturales serán una verdadera delicia para el amante del chascarrillo más fetichista.
Como decíamos, encontrarán en estas letras una obra extensa en sus referencias, pero breve en su número de páginas. Al terminar, inevitablemente, tendrán la agradable sensación de haber aprendido mucho e incluso desearán pasearse por las obras de la Wharton, damos cumplida fe de ello. Al autor se le nota el furor docente, pero muy bien escondido entre jugosas perlas. Conoceremos a Edith, su trayectoria vital, el sentido de sus obras, la sociedad norteamericana y europea de finales del XIX y primeros del XX y, en definitiva, seremos un poco más libres. ¿Qué más alicientes puede ofrecernos una lectura?
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