Pedro M. Domene
No todas las historias de amor terminan con un final feliz, y no por ello son menos intensas, ni menos pasionales porque sabemos existen, otras condenadas al fracaso, o se convierten en amores imposibles, simplemente porque el tiempo o el destino han contribuido a condenarlas, y algo de esto ocurre, tras una primera lectura, con Tríptico del desamparo (2014), de Pablo Di Marco (Buenos Aires, 1972), que cuenta la historia de Irene, una mujer madura, llena de secretos inconfesables, que deja atrás su pasado en un determinado momento de su vida, y la de Rafael, un joven, alocado y ambicioso, que se convertirá, sin saberlo, en el protagonista de uno de esos amores tan apasionado como imposibles.
Tríptico del desamparo es una novela de amor, aunque tiene un trasfondo más profundo, y en realidad convierte en literatura la historia de su protagonista, Irene, y el misterio en torno al éxito de una obra narrativa, escrita por un desconocido autor, Nicolò Markovich, a quien sus lectores y críticos literarios quisieran haber descubierto alguna vez en prensa, o en las noticias de televisión; y un buen día, ese novelista en la sombra, decide aparecer ofreciendo una entrevista en exclusiva, pero con la recomendación de que sea realizada por un joven y prometedor periodista, Rafael Leone, aunque para añadir algo más a ese enigma, no contará con el beneplácito del editor cultural del diario El mundo donde debe publicarse, aunque por razones evidentes de celo profesional, Zalagna evitará que Leone lleve a cabo el cuestionario, porque ya no es redactor del periódico, y porque, no fiándose, pretende llevarla acabo él mismo. Con la ayuda del fundador de Ediciones Leopardi, Álvaro Ezcurra, el joven consigue vencer las suspicacias del director del suplemento para así desentrañar el enigma en torno a Tríptico del desamparo, un ininterrumpido éxito editorial durante décadas, aunque publicado en un lejano 1955, y finalmente desvelará a los lectores la identidad de tan enigmático autor.
A partir de este momento, la novela da un giro inesperado y Di Marco completa su relato con otras historias paralelas, donde convergen unos personajes que, desde mediada la década de los 70 en Buenos Aires, se desarrollan durante los treinta años siguientes, aunque de sus protagonistas solo sabremos como han evolucionado en sus vidas mientras se han hundido en las crisis más profundas de su existencia, y en ellos encontramos la gloria y la miseria más humana hasta llegar a un final que, a la sombra siempre de Irene, los ha mantenido relacionados para llegar a una conclusión final, un círculo que cierra ese amor imposible de los hombres de su vida, fraguado desde la publicación de Tríptico del desamparo, y paradójicamente publicado muchos años antes. A las partes, o capítulos de “Irene” y “Nicolò Markovich” se sucede “Rafael”, el complemento de un personaje que ha culminado su vida y se encuentra en un callejón sin salida, y será, en la última y cuarta parte, “Adina”, una especie de ángel, cuando el tríptico, bajo la visión de una desolada Venecia, lugar donde se extingue la fuerza de Irene, y se cumpla un ciclo vital. Pero lo que Rafael encuentra es una visión apocalíptica, una ciudad hundida en sus aguas, y aunque en su majestuosidad se irá recuperando poco a poco, será en esas últimas páginas, cuando protagonista y lector, encuentren las respuestas de tantas incógnitas, desvelen esos códigos que, muy inteligentemente, Di Marco ha ido tejiendo en su relato, y solo entonces seremos capaces de entender por qué en las historias contadas por el argentino, compartidas entre muchos de sus personajes, se encuentran los sentimientos de amor, de dolor, de ternura, o el sentido de la vanidad, la miseria, e incluso la gloria de una existencia eterna.
1 comentario:
Una coma, tras una coma, tras otra, otra, otra. Excelente novela, a pesar de que la reseña sea tan pobre.
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