Ariadna G. García
Contratiempos compila trece historias. Algunas de ellas se entrelazan, dando coherencia y continuidad al conjunto. El trasfondo de las piezas es la actual crisis económica. Cada relato lo protagonizan personajes que establecen una correspondencia con el mundo real. Es fácil reconocerse en sus páginas o encontrar una similitud entre las situaciones que se describen y las que protagonizan nuestros vecinos y allegados. La obra pasa revista a una legión de hombres y mujeres golpeados por un mosaico de infortunios: accidentes, abandonos, embarazos, despidos, errores policiales, negocios que quiebran. Pocas veces la mirada de la autora se apiada de sus criaturas. Por lo regular, les pasa por encima como un carro de combate. Con todo, este elenco de individuos comparte un espíritu irredento, la ambición de reinventar sus vidas, las ganas de asumir nuevos retos para no mustiarse bajo el sol de la culpa y la tristeza. Sobresalen tres estupendos relatos: “El trasiego de las mujeres” (mi preferido), “La edad en las manos” y “Un verdadero festín”. Quizás el primero “Un ático y dos terrazas” sea el más flojo de la colección. Y desde luego, “194 kms. por hora”, narrado por un difunto, desentona en un libro que coloca su espejo en el camino para reflejar las cosas que pasan. Precisamente, la fuerza de Contratiempos descansa en la gran capacidad de Pilar Tena para evocar las íntimas tragedias que conocemos todos. De hecho, su sensibilidad para meterse en la piel de un arco tan extenso de personajes (emigrantes, españoles; artistas, empleados; trabajadores, parados; mujeres, hombres; homosexuales, heterosexuales) es portentosa. Recrea sus dramas y anhelos con una prosa ágil y directa; los diálogos reproducen sabiamente distintos tipos de registros y de variantes diatópicas. Es cierto que a veces Tena recurre a un mismo procedimiento (la descripción técnica) para familiarizarnos con una atmósfera (las plantas de un vivero en “Una fórmula imbatible”, los platos libaneses en “Un verdadero festín” o las chimeneas de un expositor en “Huir hacia adelante”), pero a cambio Pilar Tena nos ofrece una variada galería de técnicas narrativas para desconcertar a los lectores y dotar a su obra de riqueza y amenidad: cambios de narradores en un mismo relato; entrecruzamientos de historias; desenlaces sorprendentes a cargo de mensajes de móvil, informes técnicos o noticias en prensa. Quizás el último texto “Todos los Santos” sea una suerte de poética donde la autora fija su horizonte ideológico y estético: «Hay que estar cerca de la gente normal, de la realidad» (p. 213), «el compromiso era una forma de entender nuestro trabajo» (p. 214).
En resumen, Contratiempos es un buen libro de relatos. Quien lo lea no sólo auscultará el pecho de su época, también escuchará que junto a las arritmias de corazones sobresaltados late el deseo de la supervivencia.
Es una grata noticia que Salto de Página haya publicado en los últimos meses a dos autoras (cuatro en total en sus siete años de historia, frente a treinta y ocho escritores que firman cincuenta y cinco títulos –hablo de la colección púrpura–). Ojalá suponga el comienzo de una nueva tendencia.
2 comentarios:
¡Hola!
Sinceramente no me apunto este libro porque no soy mucho de relatos. No me importa leer un libro de relatos en algún momento concreto, pero sinceramente no me convencen y no los disfruto lo suficiente.
Un beso
A mí me ha entusiasmado la reseña. Tengo muchos libros pendientes de leer, pero éste lo anotaré para el futuro.
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