Trad. Javier González Rovira. Anagrama, Barcelona, 2007. 317 pp. 19€
Guillermo Busutil
Alessandro Baricco es uno de esos escasos escritores que le confieren a sus libros una singular intensidad poética, junto con una envolvente atmósfera y una hondura emocional en los pequeños detalles, que convierte cada historia en una hermosa sinfonía literaria. Así lo hizo en Seda, en Océano mar y en Esta historia. La última novela de este autor italiano cuyos personajes siempre se debaten entre el dolor y la redención, al mismo tiempo que sus vidas son la construcción de un sueño a través del cual construyen su propia identidad. De ese modo, los protagonistas de sus narraciones, al igual que Ulises, están marcados por un destino que pone a prueba su valor, la necesidad de dejarse llevar por extrañas circunstancias que los obligan a olvidar, alejarse y reconducir el viaje exterior e interior que habrá de llevarlos hasta la comprensión de sus vidas y de un destino que, como dice el protagonista de Esta historia, nunca es recto como tampoco corre recto el corazón de los hombres.
Esta simbología, incluso poética del autor, está muy presente y definida en la última novela de Baricco que cuenta la historia de Ultimo Parri. Un joven marcado desde su nacimiento por una sombra de oro, por la visión del padre que le transmite la pasión por las máquinas y el misterio de un accidente que determinará su existencia, afectada igualmente por el horror de la Primera Guerra Mundial, por el intencionado olvido del pasado afectivo, por la imposibilidad del amor y por la conquista de una locura: construir una carretera.
Todo ello conforma la progresiva metamorfosis del héroe protagonista, a lo largo de los años en los que encontrará y abandonará sus afectos más importantes, como el de su padre, el de un conde corredor automovilístico, el de un compañero de armas y el de la mujer de la que se enamora. Personajes que utiliza Baricco para elaborar a su vez la figura y psicología del principal protagonista, mediante silencios, vacíos y el reflejo que sobre él tienen los otros personajes. Especialmente el de Elizaveta, la joven aristócrata rusa exiliada y buscavidas y que viene a representar la historia contrapuntística a la historia de Ultimo. Tanto en el memorable capítulo en el que ambos recorren pueblos por los que ella enseña a tocar el piano, a la vez que juega a dejar en su diario las corrupciones que lleva a cabo y en cuyas páginas el autor logra transmitir con ingenio la rebeldía arisca y la sexualidad efervescente de la joven, como en el tramo final donde ella busca a su enamorado a través del relato de los padres. Otros dos personajes sólidos y bien construidos, cuya emotividad resulta más tierna, por la aceptación de la derrota y del pasado, en el caso del padre.
Pero lo mejor de esta novela es la agilidad y expresividad de su lenguaje, unas veces embridado con pulcritud minimalista y otras veces apoyado en la sutileza de los detalles y en las sugerencias que deja entrever el discurso narrativo. También resulta un acierto la estructura que sustenta el relato, apoyando además el concepto, que subyace en la historia, de que todo camino es circular. Finalmente hay que resaltar el hermoso desenlace y el logrado aire de melancolía y de secreto que recorre esta estupenda novela, con la que Alessandro Baricco demuestra, una vez más, la exquisitez de su talento y su enorme capacidad para fabular paisajes humanos que suelen contener la poética e indeclinable búsqueda de la utopía y de la felicidad.
Guillermo Busutil
Alessandro Baricco es uno de esos escasos escritores que le confieren a sus libros una singular intensidad poética, junto con una envolvente atmósfera y una hondura emocional en los pequeños detalles, que convierte cada historia en una hermosa sinfonía literaria. Así lo hizo en Seda, en Océano mar y en Esta historia. La última novela de este autor italiano cuyos personajes siempre se debaten entre el dolor y la redención, al mismo tiempo que sus vidas son la construcción de un sueño a través del cual construyen su propia identidad. De ese modo, los protagonistas de sus narraciones, al igual que Ulises, están marcados por un destino que pone a prueba su valor, la necesidad de dejarse llevar por extrañas circunstancias que los obligan a olvidar, alejarse y reconducir el viaje exterior e interior que habrá de llevarlos hasta la comprensión de sus vidas y de un destino que, como dice el protagonista de Esta historia, nunca es recto como tampoco corre recto el corazón de los hombres.
Esta simbología, incluso poética del autor, está muy presente y definida en la última novela de Baricco que cuenta la historia de Ultimo Parri. Un joven marcado desde su nacimiento por una sombra de oro, por la visión del padre que le transmite la pasión por las máquinas y el misterio de un accidente que determinará su existencia, afectada igualmente por el horror de la Primera Guerra Mundial, por el intencionado olvido del pasado afectivo, por la imposibilidad del amor y por la conquista de una locura: construir una carretera.
Todo ello conforma la progresiva metamorfosis del héroe protagonista, a lo largo de los años en los que encontrará y abandonará sus afectos más importantes, como el de su padre, el de un conde corredor automovilístico, el de un compañero de armas y el de la mujer de la que se enamora. Personajes que utiliza Baricco para elaborar a su vez la figura y psicología del principal protagonista, mediante silencios, vacíos y el reflejo que sobre él tienen los otros personajes. Especialmente el de Elizaveta, la joven aristócrata rusa exiliada y buscavidas y que viene a representar la historia contrapuntística a la historia de Ultimo. Tanto en el memorable capítulo en el que ambos recorren pueblos por los que ella enseña a tocar el piano, a la vez que juega a dejar en su diario las corrupciones que lleva a cabo y en cuyas páginas el autor logra transmitir con ingenio la rebeldía arisca y la sexualidad efervescente de la joven, como en el tramo final donde ella busca a su enamorado a través del relato de los padres. Otros dos personajes sólidos y bien construidos, cuya emotividad resulta más tierna, por la aceptación de la derrota y del pasado, en el caso del padre.
Pero lo mejor de esta novela es la agilidad y expresividad de su lenguaje, unas veces embridado con pulcritud minimalista y otras veces apoyado en la sutileza de los detalles y en las sugerencias que deja entrever el discurso narrativo. También resulta un acierto la estructura que sustenta el relato, apoyando además el concepto, que subyace en la historia, de que todo camino es circular. Finalmente hay que resaltar el hermoso desenlace y el logrado aire de melancolía y de secreto que recorre esta estupenda novela, con la que Alessandro Baricco demuestra, una vez más, la exquisitez de su talento y su enorme capacidad para fabular paisajes humanos que suelen contener la poética e indeclinable búsqueda de la utopía y de la felicidad.
3 comentarios:
Un lenguaje sencillo para decirnos cosas complejas y hacernos recapacitar sobre nuestra carretera, esa que a veces nos trazan otros y en la que nos dejamos llevar, sin pensar que la mejor manera de llegar o de ir o de volver, es la nuestra.
Baricco es sencillamente genial.
Disfruté con Seda y Oceano Mar, y ahora he empezado este último título. De momento, Ultimo me ha robado el corazón y sólo llevo unas 30 páginas. Ya os contaré...COMO TERMINA mi historia con él.
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