Salvador Gutiérrez Solís
Sirva esta reseña para presentar y anunciar el nacimiento de una nueva editorial: Cazador de Ratas. De la mano de la poeta y narradora gaditana, Carmen Moreno, llega a las librerías este nuevo proyecto editorial que, con una marcada vocación hacia el género negro, aunque abierta a otras propuestas, como el caso que nos ocupa, pretende establecer complicidades con los lectores y los autores, ofreciendo títulos de calidad. Una buena noticia la de este nacimiento, un lunar blanquísimo sobre esa negrura de librerías cerradas y editoriales fallecidas que se extiende sobre nosotros cada día, a modo de pesadilla sin final.
¡No, por Dios!, del autor mexicano Mauricio-José Schwarz, puede considerarse como una especie de catecismo o de evangelio, laico obviamente, para el ateo prácticamente, o algo parecido. Y es que Schwarz despliega a lo largo del texto todos los motivos y razones que dan credibilidad al ateismo como posicionamiento personal, sin contradicciones ni falsas explicaciones.
Expone minuciosamente el escritor mexicano, afincado en España, que el ateísmo aún hoy no es un patrimonio universal, en el sentido de que en multitud de países no se permite la posibilidad de elección o está prohibida su defensa y/o declaración pública. En este sentido, también resulta muy interesante la relación que establece entre religión y regímenes totalitarios de marcado acento populista, donde se invoca a la divinidad de turno como salvaguarda de la “patria”.
La tradición o las costumbres sociales, cuando la prohibición legal ya no existe, da como resultado, tal y como detalla Schwarz en su ensayo, la aparición del “ateo vergonzante” o que no ha salido del armario, y que prefiere optar por aparentar su creencia antes que quedar al margen de lo socialmente establecido.
Esta obligatoriedad religiosa, tal y como reitera Schwarz, explica la histórica relación entre religión y creación, donde el talento de los grandes nombres de la literatura, la música o la pintura tuvieron que entregar su producción artística a la exaltación de lo sacro. A lo largo de la Historia del Arte podemos encontrar multitud de ejemplos para ilustrar esta afirmación, en todas las tendencias y expresiones artísticas.
Y no solo los creadores han padecido el yugo de las religiones a lo largo de los siglos, para Schwarz las mujeres han sido las grandes perjudicadas, adjudicándoles con excesiva frecuencia el papel de la “encarnación del mal”, lo que las ha desplazado a papeles residuales dentro de las sociedades en las que han vivido. Una realidad que, desgraciadamente, sigue estando vigente en la actualidad, en diferentes países y religiones.
Reflexivo y ameno al mismo tiempo, profundo y anecdótico, pedagógico esencialmente, ¡No, por Dios! es un ensayo necesario y elocuente para reafirmar a todos aquellos que se alinean en la creencia de la capacidad del hombre, y de este mundo, para construirse y evolucionar sin tener que recurrir a las “habilidades” de un ser superior que lo puede y explica todo.
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