Cuadernos del Vigía, Granada, 2010. 190 pp. 50 €
Luis García
Max Aub está vivo. Incluso diría, que está mas vivo que cuando Antonio Muñoz Molina leyó su ya conocido discurso Destierro y destiempo, con el que habría de ingresar años atrás en la Real Academia Española de la Lengua. Ahora, casi quince años después, y cuando muchos, entre los que me incluyo, creíamos conocer, que no leer, casi toda su obra, la Editorial Cuadernos del Vigía “se descuelga” con una curiosa iniciativa: la edición de Juego de cartas. Una curiosa novela epistolar que fue tan solo editada en una ocasión en México en 1964. Bien. Juego de cartas es una broma literaria, compuesta de 108 cartas en las que Aub va desgranando una novela por una de sus caras, la vida y pesares de Máximo Ballesteros contada por sus amantes, su mujer, sus amigos y amigas (¿tenía amigas y amigos?, me pregunto?)… Se me olvidaba decir que Máximo, Max, en diminutivo, lo que no hace sino alargar el ingenio, ya esta fallecido, muerto y enterrado, y uno de los objetivos del juego, es descubrir si dicha muerte ha sido un suicidio como mantienen Miguel Ángel y Gloria en sendas dividas. Da igual. Asesinado por Carmen, o mero accidente, natural u objeto del desaire de algún malentendido, a algunos y algunas les tiene sin cuidado, caso de María José, posiblemente antaño una amante despechada que dice: «Amiga Jacinta: Me tiene sin cuidado la muerte de Máximo. Ahora se dará cuenta Carmen de lo que ha perdido, de cómo echó a perder dos vidas…» Lo que no se puede negar, es que comencemos a leer por la carta que se comience, estamos ante uno de los más ingeniosos experimentos narrativos del siglo XX. Lo que no es poco decir. Pero no podemos dejar de hablar del reverso de la baraja, en este caso tan importante como la propia novela en si. Max Aub le encarga al pintor vanguardista catalán Josep Torres Campalans, como él exiliado en México, una serie de dibujos de ascendencia naif. Su alter ego. Porque Josep Torres Campalans es una impostura de Max Aub, una broma más en este laberinto conformado por Juego de Cartas. Insisto, una gran novela experimental por la que no pasa el tiempo, pero por la que es fácil a medida que se van leyendo las misivas observar todos los puntos de vista que la conforman: dolor, amor, pasión, miedo, desprecio, ira, insulto… formando lo que se ha denominado una novela cubista.
Luis García
Max Aub está vivo. Incluso diría, que está mas vivo que cuando Antonio Muñoz Molina leyó su ya conocido discurso Destierro y destiempo, con el que habría de ingresar años atrás en la Real Academia Española de la Lengua. Ahora, casi quince años después, y cuando muchos, entre los que me incluyo, creíamos conocer, que no leer, casi toda su obra, la Editorial Cuadernos del Vigía “se descuelga” con una curiosa iniciativa: la edición de Juego de cartas. Una curiosa novela epistolar que fue tan solo editada en una ocasión en México en 1964. Bien. Juego de cartas es una broma literaria, compuesta de 108 cartas en las que Aub va desgranando una novela por una de sus caras, la vida y pesares de Máximo Ballesteros contada por sus amantes, su mujer, sus amigos y amigas (¿tenía amigas y amigos?, me pregunto?)… Se me olvidaba decir que Máximo, Max, en diminutivo, lo que no hace sino alargar el ingenio, ya esta fallecido, muerto y enterrado, y uno de los objetivos del juego, es descubrir si dicha muerte ha sido un suicidio como mantienen Miguel Ángel y Gloria en sendas dividas. Da igual. Asesinado por Carmen, o mero accidente, natural u objeto del desaire de algún malentendido, a algunos y algunas les tiene sin cuidado, caso de María José, posiblemente antaño una amante despechada que dice: «Amiga Jacinta: Me tiene sin cuidado la muerte de Máximo. Ahora se dará cuenta Carmen de lo que ha perdido, de cómo echó a perder dos vidas…» Lo que no se puede negar, es que comencemos a leer por la carta que se comience, estamos ante uno de los más ingeniosos experimentos narrativos del siglo XX. Lo que no es poco decir. Pero no podemos dejar de hablar del reverso de la baraja, en este caso tan importante como la propia novela en si. Max Aub le encarga al pintor vanguardista catalán Josep Torres Campalans, como él exiliado en México, una serie de dibujos de ascendencia naif. Su alter ego. Porque Josep Torres Campalans es una impostura de Max Aub, una broma más en este laberinto conformado por Juego de Cartas. Insisto, una gran novela experimental por la que no pasa el tiempo, pero por la que es fácil a medida que se van leyendo las misivas observar todos los puntos de vista que la conforman: dolor, amor, pasión, miedo, desprecio, ira, insulto… formando lo que se ha denominado una novela cubista.
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