Luis García
Mientras de otros autores estaríamos hablando de libro de memorias, en el caso de Cristina Fernández Cubas hay que hablar, como su propio título indica, de aquellas Cosas que ya no existen. Porque de eso se trata. Más que de sus memorias y recuerdos, algo que como ella misma explica lo deja para otro momento, Cosas que ya no existen es un libro miscelánea en el que es fácil reconocer la impronta de una autora que pasa por ser la que mejor ha sabido conjugar el relato corto fantástico en los años ochenta y noventa con la fidelidad a una concepción de la literatura que siempre la mantuvo alejada de mediáticos círculos literarios. Así, va desnudándose, y es de agradecer por ello, y nos va mostrando a aquellos sus lectores las pistas de su mundo. Es muy difícil leer y entender Cosas que ya no existen por todos aquellos que previamente no hayan leído El Columpio, Mi hermana Elba o Hermanas de sangre. Y esto es porque Cristina aquí nos muestra las claves de sus obras, algunas de ellas nacidas de la capacidad oral de su tata, otras de la tragedia que supuso la pérdida de su hermana, y las más de su tremendo aforo de autoafirmación ante el futuro. Por eso Cosas que ya existen es un libro fundamental en la poética de Cristina, pero por esa misma razón sería un libro desaconsejable para todos aquellos que quisieran acercarse a dicha autora por primera vez. Arrastra Cristina tras de sí la estela de haber creado una obra distinta, una novela de novelas chocante incluso para aquellos que la seguimos desde sus comienzos. Pero si bien en una primera lectura esta dicotomía parece excesivamente rebuscada, a poco que nos paremos en los "capítulos" del libro en una segunda lectura, comprobaremos que la Cristina que nos hizo llorar y disfrutar con sus relatos y novelas se encuentra plena de fuerza y vigor en Cosas que ya no existen. Porque de esas pequeñas cosas, de la guerra civil española revivida en un viejo barco que recorre el Amazonas, de los horrores de la Dictadura Argentina en su etapa en Buenos Aires, de la Tata, la entrañable Tata, de la muerte de su hermana que tantas cosas nos explica a nosotros sus lectores, y en definitiva de las contradicciones propias y ajenas trata uno de los libros más personales que haya podido escribir la que pasa por ser una de las renovadoras del relato corto en los años noventa. Por todo ello hay que celebrar la edición de Cosas que ya no existen como si de una novedad se tratara, porque en definitiva así es lo que a la autora le gustaría que fuera tratada.
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