Baile del Sol, Tegueste (Tenerife), 2006. 94 pp. 10 €
Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y Doctora en Filosofía, Roxana Popelka es, ante todo, una humanista. Y eso se nota en todo lo que hace, tanto en el campo de la poesía y la narrativa, como en sus exposiciones fotográficas y performances, por no mencionar los cortometrajes que tan brillantemente ha dirigido. El libro Tortugas acuáticas llegó a mí por amistad, por la complicidad que mantengo con Tito Expósito, editor del Baile del Sol, y no creo exagerar al decir que me ha de faltar tiempo para agradecerle que pusiese a Roxana, con o sin tortugas, en mi camino.
Mediante esta interesante antología de relatos, Roxana Popelka nos propone una emersión de la cotidianeidad en la narrativa con una voz y una actitud muy particulares. El libro, muy descriptivo, agrupa una serie de relatos breves intensos y mordaces, los cuales destilan una agridulce dosis de crítica a los modos y costumbres burgueses, actuando como espejo de pequeños dramas interpersonales fruto de la contradictoria sociedad en que vivimos. Su mirada, analítica aunque recubierta de ternura, contempla las distintas escenas desde la apatía y el desencanto, lo cual no disminuye, sin embargo, el valor de cada relato. Es más, yo diría que lo potencia.
Su prosa, rica en matices y tonos, unas veces es áspera y cortante, y otras, delicada y reflexiva. Las relaciones de pareja, los problemas de comunicación, los fracasos sentimentales, el trabajo, los hijos, el paso del tiempo, la convivencia, la supuesta sociedad del bienestar —con sus servidumbres y sus carencias— y los sueños rotos son los temas sobre los que Roxana posa su sabia pluma; y lo hace buscando la empatía del lector, el asentimiento, ayudándose para ello de marcas comerciales y referencias populares. Pero eso no es todo. La desigualdad, la injusticia y la represión también están presentes entre sus páginas, esbozadas o desarrolladas menos extensamente, pero visibles a ojos del lector atento, que deberá enfrentarse al «pequeño instante de decepción» desde su ética personal y la plantilla de sus emociones. Seleccionando detalles concretos, y lejos de maximalismos e interpretaciones simbólicas, lo que se nos muestran son Polaroids de una realidad donde no hay lugar para el lujo o la sorpresa, y que convierten a la autora en una muy digna representante de lo que se ha dado en llamar el “Nuevo Realismo”.
Empuñando el escalpelo, espléndida me parece la historia de la mujer que, insatisfecha de sus relaciones con los hombres, se sumerge en el sexo de otra mujer en busca de respuestas. O la de la niña que se niega a crecer y convertirse en mujer por temor a decepcionar a su peculiar padre. O el magnífico diálogo-trampa del relato que da nombre al libro, por no mencionar la pregunta clave de “Mosquito”: «¿Por qué no hay que decirlo todo?» En definitiva: una voz femenina imprescindible dentro del panorama actual de la nueva narrativa española.
Mediante esta interesante antología de relatos, Roxana Popelka nos propone una emersión de la cotidianeidad en la narrativa con una voz y una actitud muy particulares. El libro, muy descriptivo, agrupa una serie de relatos breves intensos y mordaces, los cuales destilan una agridulce dosis de crítica a los modos y costumbres burgueses, actuando como espejo de pequeños dramas interpersonales fruto de la contradictoria sociedad en que vivimos. Su mirada, analítica aunque recubierta de ternura, contempla las distintas escenas desde la apatía y el desencanto, lo cual no disminuye, sin embargo, el valor de cada relato. Es más, yo diría que lo potencia.
Su prosa, rica en matices y tonos, unas veces es áspera y cortante, y otras, delicada y reflexiva. Las relaciones de pareja, los problemas de comunicación, los fracasos sentimentales, el trabajo, los hijos, el paso del tiempo, la convivencia, la supuesta sociedad del bienestar —con sus servidumbres y sus carencias— y los sueños rotos son los temas sobre los que Roxana posa su sabia pluma; y lo hace buscando la empatía del lector, el asentimiento, ayudándose para ello de marcas comerciales y referencias populares. Pero eso no es todo. La desigualdad, la injusticia y la represión también están presentes entre sus páginas, esbozadas o desarrolladas menos extensamente, pero visibles a ojos del lector atento, que deberá enfrentarse al «pequeño instante de decepción» desde su ética personal y la plantilla de sus emociones. Seleccionando detalles concretos, y lejos de maximalismos e interpretaciones simbólicas, lo que se nos muestran son Polaroids de una realidad donde no hay lugar para el lujo o la sorpresa, y que convierten a la autora en una muy digna representante de lo que se ha dado en llamar el “Nuevo Realismo”.
Empuñando el escalpelo, espléndida me parece la historia de la mujer que, insatisfecha de sus relaciones con los hombres, se sumerge en el sexo de otra mujer en busca de respuestas. O la de la niña que se niega a crecer y convertirse en mujer por temor a decepcionar a su peculiar padre. O el magnífico diálogo-trampa del relato que da nombre al libro, por no mencionar la pregunta clave de “Mosquito”: «¿Por qué no hay que decirlo todo?» En definitiva: una voz femenina imprescindible dentro del panorama actual de la nueva narrativa española.
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