Candaya, Canet de Mar, 2007. 480 pp. 24 €
Miguel Sanfeliu
Enrique Vila-Matas no existe.
Decidido a abandonar el mundo real para convertirse en un personaje literario, se esconde en sus libros, se convierte en materia narrativa. Así que Vila-Matas no existe. La ficción ha terminado por engullirle. Utiliza mecanismos propios del ensayo para luego narrar sucesos inventados. Se ha convertido en un personaje de novela, algo extraño y despistado. Naturalmente, hay gente que no cree en esto y piensa que Vila-Matas es un escritor de carne y hueso, autor de libros ya indispensables en nuestra tradición literaria. Bueno, dejémosles soñar.
Muchos de estos soñadores se dan cita en el libro Vila-Matas portátil, en un intento por buscar a un autor de referencia, indispensable, ingenioso, que maneja la ironía de un modo magistral y mezcla la realidad con la ficción hundiéndose cada vez más en una niebla literaria de contornos que se difuminan, hasta el punto que no son pocos los que ya no saben cómo catalogar los libros de este autor: ¿Novela? ¿Ensayo? ¿Autobiografía? ¿Miscelánea? ¿Autoficción, como él mismo propone? Porque lo curioso del caso es que el personaje llamado Vila-Matas ha sido creado por un escritor que también se llama Vila-Matas.
Este libro que ofrece la editorial Candaya, se propone la ardua tarea de sacar al escritor de su mundo, explicar su misterio. Para ello, decide buscarlo rastreando en sus libros. Con este fin, se recoge lo que diversos autores han escrito sobre las obras de Vila-Matas a lo largo de los años, escritos que se catalogan en dieciséis secciones que corresponden a otros tantos títulos de la producción del autor barcelonés, desde “La asesina ilustrada” hasta “Doctor Pasavento”. Son textos rescatados de muy distinta procedencia: semblanzas, homenajes, retratos, críticas literarias… publicados en diversos medios y diferentes momentos. Su obra queda así escudriñada, con criterio profesional, extrayendo la esencia de un autor que se escabulle una y otra vez, pese a que conseguimos vislumbrarlo, asomarse tímidamente de vez en cuando.
El libro nace como un proyecto coordinado por Margarita Heredia, quien nos explica en el prólogo que Vila-Matas ya gozaba de un reconocido prestigio en México, aunque aún era un autor minoritario, cuando decidió escribir una tesis sobre él, en el año 1994. Pensó que encontraría documentación suficiente en España. Visitó la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, comprobando con sorpresa que Vila-Matas, sencillamente, no existía allí. Por extraño que le pudiera parecer, era más conocido en México que en España. Se dedicó pues a recopilar notas de distinta procedencia que hicieran referencia a este escritor. Desde entonces, mucho es, desde luego, lo que se ha escrito sobre la obra y la figura de Enrique Vila-Matas, y de ello quiere este libro hacerse eco, recopilando diversos escritos con el fin de obtener un retrato del mismo, firmados por autores de renombre como Mercedes Monmany, Roberto Bolaño, Sergio Pitol, Ignacio Echeverría, Rodrigo Fresán, Ignacio Martínez de Pisón, Sergi Pámies, Antonio Tabucchi, José María Guelbenzu, Juan Villoro, Justo Navarro, Ignacio Vidal-Folch, Álvaro Enrigue, Pedro Domene, Alan Pauls, Juan Antonio Masóliver Ródenas, Ray Loriga, Jorge Herralde, Juan Villoro y un largo etcétera.
Primero, el propio Vila-Matas se encarga de escribir una breve autobiografía que no tarda en desviarse hacia los terrenos en que la realidad comienza a mezclarse con la ficción, como es normal en él. Y a continuación realiza un rápido repaso a sus libros, dedicando unas breves palabras a cada uno, en las que nos explica qué es lo que pretendía con cada texto, hablando con sinceridad, aunque sin abandonar la ironía que tan bien cultiva. Por ejemplo, al referirse a su libro “Impostura” dice que en él se desaprovecha la historia debido a su “impericia juvenil”; y termina con una de esas frases vilamatianas que tanto fascinan a sus seguidores: «Desde entonces, el misterio de nuestra verdadera identidad personal es uno de mis temas preferidos, según los críticos».
Y esos críticos, que desfilan por las páginas de este volumen, si coinciden en algo es en clasificarlo como un autor raro. Probablemente sea la palabra “raro” la que más se repita a la hora de intentar definirlo. Ignacio Echevarría destaca como el principal atractivo de Vila-Matas: «una voz narradora embargada por una extraña mezcla de lucidez y delirio, de impostura y sinceridad, de incongruencia y arrebato». Juan Antonio Masoliver escribe que: «En cualquier página de Enrique Vila-Matas encontramos las páginas de un libro infinito siempre familiar y siempre drásticamente distinto». Rafael Conte no duda en afirmar que en la obra de este autor «Todo es juego, parodia, humor, cultura y desesperación, pero donde una evidente profundidad va desmintiendo siempre también su aparente ligereza». Toda una batería de alabanzas, rendidas a la grandeza e importancia de alguien que está reformulando los principios de la novela, mezclando géneros, respondiendo a retos personales que intentan delimitar qué cosa es la literatura y cómo la hacemos nuestra, cómo forma parte de nuestras vivencias del mismo modo, o aún con mayor intensidad, que la propia realidad. Está claro que ante la famosa dicotomía entre realidad y ficción, Vila-Matas se decanta por ésta última.
También encontramos algunas entrevistas a lo largo del libro, todas sin desperdicio, que nos permiten disponer de la visión del autor sobre su propia obra. Por ejemplo, a Ignacio Vidal-Folch le dice: «Todo escritor es un gran embaucador. Igual que lo es la propia naturaleza. Yo lo que hago es ficción». En otro momento Vila-Matas le confiesa a Rodrigo Fresán: «he ido creando tantos personajes e historias que yo siento de verdad aunque sean falsas que ahora me doy cuenta que nunca sabré quién soy por culpa de escribir». A Echeverría le desvela que: «el autor de mis escritos no soy yo mismo, sino otro personaje, el personaje fantasmal del escritor».
Todos los textos resultan interesantes y esclarecedores. En algunos se hace especial referencia a la personalidad del escritor, ya que los firman gente que lo ha tratado personalmente y nos brindan pequeñas semblanzas o nos narran curiosas anécdotas. De este modo, Christopher Domínguez Michael lo define como «uno de esos hombres-literatura que hacen fantástica la existencia». Ignacio Martínez de Pisón nos avisa de que le pueden ocurrir cosas muy raras a uno cuando viaja con Enrique Vila-Matas. Sergio Pitol dice que a este autor «le es imposible posar ante sus lectores o sus amigos como un intelectual pomposo, engreído, imperial, sino como un mero hombre de letras que jamás emite una respuesta absoluta, contundente ni totalitaria. Su elegancia, su cortesía, su sentido común se lo impedirían». Juan Villoro cuenta, entre otras cosas, que en el mismo momento en que Vila-Matas visitó México por primera vez, éste empezó a ser un lugar raro donde ocurrían cosas raras; y refiere la relación entre la preocupación de Vila-Matas por el suicidio y el hecho de que su última recopilación de artículos la publique la editorial Sexto Piso, llamada así precisamente porque ésa parece ser la altura ideal para lanzarse al vacío, concluyendo con el hecho de que Vila-Matas vive hace muchos años en un sexto piso. Y entonces levanto la vista del libro y caigo en la cuenta de que también yo vivo en un sexto piso.
El libro contiene, además, un DVD de treinta minutos de duración, que recoge un encuentro entre Vila-Matas y el escritor mexicano Juan Villoro. Un documento muy interesante, de gran valor para mitómanos, curiosos y devotos de las entrevistas y de lo literario en general. Es un complemento no menor para un libro que disfrutarán enormemente todos los amantes de la escritura de un autor inclasificable y gigantesco llamado Enrique Vila-Matas, quien en un momento dado nos confiesa que «quizá la literatura sea eso: inventar otra vida que bien podría ser la nuestra, inventar un doble».
Miguel Sanfeliu
Enrique Vila-Matas no existe.
Decidido a abandonar el mundo real para convertirse en un personaje literario, se esconde en sus libros, se convierte en materia narrativa. Así que Vila-Matas no existe. La ficción ha terminado por engullirle. Utiliza mecanismos propios del ensayo para luego narrar sucesos inventados. Se ha convertido en un personaje de novela, algo extraño y despistado. Naturalmente, hay gente que no cree en esto y piensa que Vila-Matas es un escritor de carne y hueso, autor de libros ya indispensables en nuestra tradición literaria. Bueno, dejémosles soñar.
Muchos de estos soñadores se dan cita en el libro Vila-Matas portátil, en un intento por buscar a un autor de referencia, indispensable, ingenioso, que maneja la ironía de un modo magistral y mezcla la realidad con la ficción hundiéndose cada vez más en una niebla literaria de contornos que se difuminan, hasta el punto que no son pocos los que ya no saben cómo catalogar los libros de este autor: ¿Novela? ¿Ensayo? ¿Autobiografía? ¿Miscelánea? ¿Autoficción, como él mismo propone? Porque lo curioso del caso es que el personaje llamado Vila-Matas ha sido creado por un escritor que también se llama Vila-Matas.
Este libro que ofrece la editorial Candaya, se propone la ardua tarea de sacar al escritor de su mundo, explicar su misterio. Para ello, decide buscarlo rastreando en sus libros. Con este fin, se recoge lo que diversos autores han escrito sobre las obras de Vila-Matas a lo largo de los años, escritos que se catalogan en dieciséis secciones que corresponden a otros tantos títulos de la producción del autor barcelonés, desde “La asesina ilustrada” hasta “Doctor Pasavento”. Son textos rescatados de muy distinta procedencia: semblanzas, homenajes, retratos, críticas literarias… publicados en diversos medios y diferentes momentos. Su obra queda así escudriñada, con criterio profesional, extrayendo la esencia de un autor que se escabulle una y otra vez, pese a que conseguimos vislumbrarlo, asomarse tímidamente de vez en cuando.
El libro nace como un proyecto coordinado por Margarita Heredia, quien nos explica en el prólogo que Vila-Matas ya gozaba de un reconocido prestigio en México, aunque aún era un autor minoritario, cuando decidió escribir una tesis sobre él, en el año 1994. Pensó que encontraría documentación suficiente en España. Visitó la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, comprobando con sorpresa que Vila-Matas, sencillamente, no existía allí. Por extraño que le pudiera parecer, era más conocido en México que en España. Se dedicó pues a recopilar notas de distinta procedencia que hicieran referencia a este escritor. Desde entonces, mucho es, desde luego, lo que se ha escrito sobre la obra y la figura de Enrique Vila-Matas, y de ello quiere este libro hacerse eco, recopilando diversos escritos con el fin de obtener un retrato del mismo, firmados por autores de renombre como Mercedes Monmany, Roberto Bolaño, Sergio Pitol, Ignacio Echeverría, Rodrigo Fresán, Ignacio Martínez de Pisón, Sergi Pámies, Antonio Tabucchi, José María Guelbenzu, Juan Villoro, Justo Navarro, Ignacio Vidal-Folch, Álvaro Enrigue, Pedro Domene, Alan Pauls, Juan Antonio Masóliver Ródenas, Ray Loriga, Jorge Herralde, Juan Villoro y un largo etcétera.
Primero, el propio Vila-Matas se encarga de escribir una breve autobiografía que no tarda en desviarse hacia los terrenos en que la realidad comienza a mezclarse con la ficción, como es normal en él. Y a continuación realiza un rápido repaso a sus libros, dedicando unas breves palabras a cada uno, en las que nos explica qué es lo que pretendía con cada texto, hablando con sinceridad, aunque sin abandonar la ironía que tan bien cultiva. Por ejemplo, al referirse a su libro “Impostura” dice que en él se desaprovecha la historia debido a su “impericia juvenil”; y termina con una de esas frases vilamatianas que tanto fascinan a sus seguidores: «Desde entonces, el misterio de nuestra verdadera identidad personal es uno de mis temas preferidos, según los críticos».
Y esos críticos, que desfilan por las páginas de este volumen, si coinciden en algo es en clasificarlo como un autor raro. Probablemente sea la palabra “raro” la que más se repita a la hora de intentar definirlo. Ignacio Echevarría destaca como el principal atractivo de Vila-Matas: «una voz narradora embargada por una extraña mezcla de lucidez y delirio, de impostura y sinceridad, de incongruencia y arrebato». Juan Antonio Masoliver escribe que: «En cualquier página de Enrique Vila-Matas encontramos las páginas de un libro infinito siempre familiar y siempre drásticamente distinto». Rafael Conte no duda en afirmar que en la obra de este autor «Todo es juego, parodia, humor, cultura y desesperación, pero donde una evidente profundidad va desmintiendo siempre también su aparente ligereza». Toda una batería de alabanzas, rendidas a la grandeza e importancia de alguien que está reformulando los principios de la novela, mezclando géneros, respondiendo a retos personales que intentan delimitar qué cosa es la literatura y cómo la hacemos nuestra, cómo forma parte de nuestras vivencias del mismo modo, o aún con mayor intensidad, que la propia realidad. Está claro que ante la famosa dicotomía entre realidad y ficción, Vila-Matas se decanta por ésta última.
También encontramos algunas entrevistas a lo largo del libro, todas sin desperdicio, que nos permiten disponer de la visión del autor sobre su propia obra. Por ejemplo, a Ignacio Vidal-Folch le dice: «Todo escritor es un gran embaucador. Igual que lo es la propia naturaleza. Yo lo que hago es ficción». En otro momento Vila-Matas le confiesa a Rodrigo Fresán: «he ido creando tantos personajes e historias que yo siento de verdad aunque sean falsas que ahora me doy cuenta que nunca sabré quién soy por culpa de escribir». A Echeverría le desvela que: «el autor de mis escritos no soy yo mismo, sino otro personaje, el personaje fantasmal del escritor».
Todos los textos resultan interesantes y esclarecedores. En algunos se hace especial referencia a la personalidad del escritor, ya que los firman gente que lo ha tratado personalmente y nos brindan pequeñas semblanzas o nos narran curiosas anécdotas. De este modo, Christopher Domínguez Michael lo define como «uno de esos hombres-literatura que hacen fantástica la existencia». Ignacio Martínez de Pisón nos avisa de que le pueden ocurrir cosas muy raras a uno cuando viaja con Enrique Vila-Matas. Sergio Pitol dice que a este autor «le es imposible posar ante sus lectores o sus amigos como un intelectual pomposo, engreído, imperial, sino como un mero hombre de letras que jamás emite una respuesta absoluta, contundente ni totalitaria. Su elegancia, su cortesía, su sentido común se lo impedirían». Juan Villoro cuenta, entre otras cosas, que en el mismo momento en que Vila-Matas visitó México por primera vez, éste empezó a ser un lugar raro donde ocurrían cosas raras; y refiere la relación entre la preocupación de Vila-Matas por el suicidio y el hecho de que su última recopilación de artículos la publique la editorial Sexto Piso, llamada así precisamente porque ésa parece ser la altura ideal para lanzarse al vacío, concluyendo con el hecho de que Vila-Matas vive hace muchos años en un sexto piso. Y entonces levanto la vista del libro y caigo en la cuenta de que también yo vivo en un sexto piso.
El libro contiene, además, un DVD de treinta minutos de duración, que recoge un encuentro entre Vila-Matas y el escritor mexicano Juan Villoro. Un documento muy interesante, de gran valor para mitómanos, curiosos y devotos de las entrevistas y de lo literario en general. Es un complemento no menor para un libro que disfrutarán enormemente todos los amantes de la escritura de un autor inclasificable y gigantesco llamado Enrique Vila-Matas, quien en un momento dado nos confiesa que «quizá la literatura sea eso: inventar otra vida que bien podría ser la nuestra, inventar un doble».
6 comentarios:
El escritor Enrique Vila-Matas existe. Esta misma semana hemos coincidido en el mismo autobús.
Ya había echado un ojo a Vila-Matas portátil: un escritor ante la crítica, de Margarita Heredia como posible compra (y lectura) para este verano próximo. Vuestro comentario, extenso y detallado, me ha acabado de convencer. ¡Felicidades y gracias!
Dos anotaciones:
Un extracto de la conversación entre Vila-Matas y Villoro la podéis leer en la revista “Quimera” del mes de abril.
Os recomiendo la lectura de “Aunque no entendamos nada”, de Enrique Vila-Matas, editado en Chile por J C Sáez editor.
Buenas lecturas,
SU
Independientemente de que Vila-Matas es uno de mis escritores favoritos, que existe porque ya lo toqué aquí en Xalapa, y que todavía me faltan leer algunos de sus libros, Sanfeliu tiene la peculiaridad que cada vez que reseña un libro, me provoca ir rápido a la librería a comprar el libro.
Ojalá también pueda escribir sobre "Lejos de Veracruz".
Saludos y felicidades.
Graciela B
A mí lo que me gustaría saber es qué piensa Vila-Matas de todo esto.
Existo, pero me ha parecido muy buena esa idea de que podría estar convirtiéndome en un Pynchon. Eso resolvería alguno de mis problemas.
Creo que voy a decirle a Jordi Llovet que diga en algún artículo que, tal como ha desvelado Miguel SanFeliu, en realidad no existo y él mismo,el propio Llovet, es uno de los escritores pertenecientes al colectivo Vila-Matas.
En cuanto al Vila-Matas que aparece en la portada de Candaya es un hijo no reconocido del fotógrafo Mordzinski,un hijo que vive hace años en Canet de Mar y que viajó a París únicamente para hacerse esa fotografía y para ver por primera vez a su padre, una especie de Pedro Páramo argentino.
Como se sabe, yo siempre me he llamado Erik Satie, como todo el mundo. Aunque en mi casa, cariñosamente, me llaman Mitchum.
Yo sigo...
Graciela: a partir de ahora me fijaré en los comentarios firmados por Sanfeliu. ¡Felicidades por tu blog!
Marcelo: ese “todo esto” no he acabado de entender de qué se trata, però mientras Vila-Matas te conteste...
v-m: a riesgo de parecer resabidilla, me permito decirle, estimado Mitchum, que nuestro admirado Jordi Llovet ya ha escrito sobre eso: fue en el suplemento “Quadern” de El País, el pasado 8 de marzo.
SU
Tengo verdadera curiosidad por saber si el "Vila-Matas portátil" me va a gustar tanto como mi "Vila-Matas real", es decir, el que yo leo, aunque "no exista" salvo en mi imaginación. Así que, ya que dudo muy mucho que esta obra la encuentre aquí, en Bruselas, donde vivo, esperaré a verano y a llegar a Madrid para comprobarlo.
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