Lengua de Trapo, Madrid, 2007. 287 pp. 20,80 €
Ana Gorría
Bajo el título de Bucólica y otras novelas, Marta López Megía nos presenta en la colección "Rescatados" de Lengua de trapo, seis narraciones breves que vienen a señalar la solidez intelectual de una autora cuya aportación a la literatura tal vez haya sido condicionada tanto por una recepción estrechamente ligada a los límites de su época como por las propias aportaciones de la autora a la historia de las ideas y a la vindicación de los derechos de la mujer.
Tras una somera aproximación biográfica, López Megía apunta algunos de los límites e indeficiones de la novela breve como género, con el fin de señalar la relevancia de los textos de la autora gallega dentro de la historia de la narrativa decimonónica.
Estas seis novelas, cuyo periodo de escritura abarca desde 1885 hasta 1920, constatan la actitud de la autora ante la novela, que ella misma define en las palabras del prólogo a La dama joven, palabras que Marta López Megía ha colocado como materia liminar:
«Reclamo todo para el arte, que no se desmiembre su vasto reino, que no se mutile su cuerpo sagrado, que sea lícito pintar la materia, el aire y e cielo.»
La lógica de esta afirmación estructura estos textos, sometidos también a cierta moral(eja) presente en la mayoría de estas novelas breves y que a lo largo del tiempo va perdiendo fuerza, como vemos en los últimos textos del libro. Desde la literatura epistolar a la novela policíaca, la narrativa de la autora de Los pazos de Ulloa no deja pasar ninguna de las aportaciones literarias de su tiempo, consciente de que, como dice el protagonista de La gota de sangre, «el hombre de naturaleza refleja impresiones directas y el de la civilización refleja lecturas».
Al mismo tiempo, la escritora gallega presta una suma atención a los caracteres locales, reproduciendo el discurso coloquial y los idiolectos característicos de diversas localidades de España, como el andaluz y el gallego. Esta atención a lo particular también se materializa en la estructura espacio temporal de estos textos, situados (a excepción de Cada uno) en espacios rurales (pazos, castros) o en pequeñas ciudades de provincia, Marineda, hecho que le permite profundizar en las distintas estructuras sociales.
Desde un punto de vista formal es reseñable la diversidad de estructuras sobre las que se sostienen estos textos, diversidad que abarca desde la narración en tercera persona como en el caso de la dama joven, el juego de narradores y tiempos de Cada uno hasta la primera persona que articula la políciaca La gota de sangre.
No han de verse estos textos como un elemento aislado dentro de la obra de la autora. Participan de las grandes líneas de su pensamiento narrativo. Cabe señalar las similitudes que existen entre Bucólica y Memorias de un solterón, a pesar de la diferencia de tratamientos entre ambos textos, o la presencia de recursos tan característicos de estilo como la animalización de los personajes, frecuentemente mujeres, consecuencia de la anteriormente citada vindicación de la cuestión femenina, como en el siguiente párrafo de Bucólica.
«Me inclino a pensarlo, porque esta chica me trató con más desahogo durante mi mal, me cuidó con menos escrúpulos que mi hermana o mi propia madre. Y, sin embargo, al través de su tosquedad, parece inocente y mansa como el ternerillo que zagalea.»
Los seis textos que la editora ha seleccionado, suponen la constatación de la curiosidad literaria de una autora (a la que incluso algún crítico contempóraneo tachó de oportunista) que siempre tuvo en cuenta la cambiante sensibilidad que fluctuaba en las lindes del primer tercio del siglo XX.
Ana Gorría
Bajo el título de Bucólica y otras novelas, Marta López Megía nos presenta en la colección "Rescatados" de Lengua de trapo, seis narraciones breves que vienen a señalar la solidez intelectual de una autora cuya aportación a la literatura tal vez haya sido condicionada tanto por una recepción estrechamente ligada a los límites de su época como por las propias aportaciones de la autora a la historia de las ideas y a la vindicación de los derechos de la mujer.
Tras una somera aproximación biográfica, López Megía apunta algunos de los límites e indeficiones de la novela breve como género, con el fin de señalar la relevancia de los textos de la autora gallega dentro de la historia de la narrativa decimonónica.
Estas seis novelas, cuyo periodo de escritura abarca desde 1885 hasta 1920, constatan la actitud de la autora ante la novela, que ella misma define en las palabras del prólogo a La dama joven, palabras que Marta López Megía ha colocado como materia liminar:
«Reclamo todo para el arte, que no se desmiembre su vasto reino, que no se mutile su cuerpo sagrado, que sea lícito pintar la materia, el aire y e cielo.»
La lógica de esta afirmación estructura estos textos, sometidos también a cierta moral(eja) presente en la mayoría de estas novelas breves y que a lo largo del tiempo va perdiendo fuerza, como vemos en los últimos textos del libro. Desde la literatura epistolar a la novela policíaca, la narrativa de la autora de Los pazos de Ulloa no deja pasar ninguna de las aportaciones literarias de su tiempo, consciente de que, como dice el protagonista de La gota de sangre, «el hombre de naturaleza refleja impresiones directas y el de la civilización refleja lecturas».
Al mismo tiempo, la escritora gallega presta una suma atención a los caracteres locales, reproduciendo el discurso coloquial y los idiolectos característicos de diversas localidades de España, como el andaluz y el gallego. Esta atención a lo particular también se materializa en la estructura espacio temporal de estos textos, situados (a excepción de Cada uno) en espacios rurales (pazos, castros) o en pequeñas ciudades de provincia, Marineda, hecho que le permite profundizar en las distintas estructuras sociales.
Desde un punto de vista formal es reseñable la diversidad de estructuras sobre las que se sostienen estos textos, diversidad que abarca desde la narración en tercera persona como en el caso de la dama joven, el juego de narradores y tiempos de Cada uno hasta la primera persona que articula la políciaca La gota de sangre.
No han de verse estos textos como un elemento aislado dentro de la obra de la autora. Participan de las grandes líneas de su pensamiento narrativo. Cabe señalar las similitudes que existen entre Bucólica y Memorias de un solterón, a pesar de la diferencia de tratamientos entre ambos textos, o la presencia de recursos tan característicos de estilo como la animalización de los personajes, frecuentemente mujeres, consecuencia de la anteriormente citada vindicación de la cuestión femenina, como en el siguiente párrafo de Bucólica.
«Me inclino a pensarlo, porque esta chica me trató con más desahogo durante mi mal, me cuidó con menos escrúpulos que mi hermana o mi propia madre. Y, sin embargo, al través de su tosquedad, parece inocente y mansa como el ternerillo que zagalea.»
Los seis textos que la editora ha seleccionado, suponen la constatación de la curiosidad literaria de una autora (a la que incluso algún crítico contempóraneo tachó de oportunista) que siempre tuvo en cuenta la cambiante sensibilidad que fluctuaba en las lindes del primer tercio del siglo XX.
1 comentario:
¡Y yo he asistido al parto!
(de la reseña)
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