Trad. Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Atalanta, Girona, 2016, 422 pp. 25 €
María Dolores García Pastor
Somerset Maugham fue un escritor prolífico que tuvo una carrera literaria larga y plagada de triunfos. Cuenta Vicente Molina Foix en su prólogo de Lluvia y otros cuentos que tuvo hasta cuatro obras en cartel al mismo tiempo, compaginando su éxito como dramaturgo y novelista de fama internacional. Muchas de sus obras se adaptaron al cine y gozó de reconocimiento popular. Pero, pese a todos estos méritos, no ha sido hasta las últimas décadas cuando ha comenzado a valorarse su obra como merece, situándole entre los grandes de la literatura. La aparición de libros como el que nos ocupa no hace más que confirmar su gran calidad como narrador.
Son doce relatos de los más de cien que llegó a escribir a lo largo de su carrera. Pertenecen a épocas diversas y algunos sobrepasan las cincuenta páginas por lo que podrían considerarse como novelas breves. Entre ellos podemos establecer tres grupos según dónde suceden: relatos europeos, relatos orientales y relatos “en tránsito”, que son los que transcurren durante un viaje, generalmente a bordo de embarcaciones de la compañía de cruceros P&O. Se trata de relatos realistas narrados con un estilo sobrio que huye de las florituras y de los golpes de efecto. Son cuentos muy británicos, por su ironía, de anécdota clara. Dice también Molina Foix en el prólogo, que su autor era más próximo a Flaubert, Maupassant o Balzac, y que estaba emparentado con James por su extraterritorialidad. Le define como contrario a Chéjov, y sí es cierto que los cuentos del ruso son más profundos y trascendentes que los del británico.
Las tramas de Maugham están bien urdidas y las historias avanzan sin interrupciones que distraigan al lector de la unidad dramática: va al grano y sus finales son coherentes, el lector puede intuir hacia donde le está llevando, lo cual no impide que sean narraciones inquietantes y que sintamos la necesidad de seguir leyendo. Es un gran observador del comportamiento humano y se luce retratando a sus personajes aunque no sea prolífico en descripciones. Donde de verdad muestra su maestría es en la construcción de los diálogos porque en ellos aflora el dramaturgo. Estos son ágiles, verosímiles y contribuyen a profundizar en el retrato de los personajes. Entre dichos personajes destacan los femeninos por su fuerza: ellos actúan en la medida que ellas se lo permiten. Espías, sacristanes, predicadores, viajeros, damas de la alta sociedad... de todo cabe en este libro donde los paisajes exóticos devienen un personaje más.
Es directo, claro y preciso y sus finales son cerrados. Hay mucho de crítica social en ellos, rechaza los convencionalismos al tiempo que destila cierto aire misógino. También captamos una mirada de superioridad colonial sobre los nativos y mucha ironía y humor. El relato que abre la antología, La carta, contó con al menos tres adaptaciones cinematográficas. Lluvia, el que da título a este libro, es uno de los más extensos, una fábula sobre la intolerancia religiosa y la hipocresía moral que también fue llevada al cine.
Somerset Maugham es uno de los escritores más viajeros y cosmopolitas que ha existido, con una notable tendencia al exotismo. Su éxito literario le permitió dar rienda suelta a su faceta viajera y residir en su lujosa mansión de la Riviera francesa. También trabajó ocasionalmente para el Servicio Secreto Británico. Todo ello, unido a su gran capacidad de observación, le proporcionó materia prima para sus historias que plasmó, además de en sus relatos, en veintiuna novelas, veinticuatro obras teatrales, ensayos, biografías, libros de viajes... Sin embargo, me atrevería a decir que encontramos al Maugham más ingenioso en los relatos. En definitiva, un nuevo acierto de una editorial tan exigente como Atalanta.
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