Pablo Martín Sánchez
*firma invitada
¿Has leído el primer libro de Padgett Powell que se ha publicado en España? Si supieras que su título es El sentido interrogativo y que está escrito a base de preguntas, ¿lo leerías o pensarías que es una chorrada? Si te dijera que Pablo Neruda escribió un poemario titulado Libro de las preguntas, Chicho Sánchez Ferlosio la pieza teatral Cincuenta y dos preguntas sin respuesta, Hipólito G. Navarro el cuento ¿El tren para Irún, por favor? y Siniestro Total la canción ¿Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos?, ¿seguirías pensando lo mismo? ¿Y si añadiera que el libro de Powell, a diferencia de todos ellos, te interpela a bocajarro reclamando una respuesta? ¿Te molesta que te tutee? ¿Me creerías si te dijera que no había vuelto a leer nada de Alpha Decay desde el traspaso de poderes? Si te contara que lo último que leí de esta editorial fue ¿Qué pequeño ciclomotor de manillar cromado en el fondo del patio?, ¿pensarías que tengo debilidad por los títulos interrogativos? ¿Entiendes lo que he querido decir antes con «traspaso de poderes»? ¿Eres de los que responden con preguntas o de los que prefieren dar la callada por respuesta? ¿Te parece natural que al terminar la lectura de un libro hecho a base de preguntas uno sienta el deseo irreprimible de formular las suyas propias? Si te confesara que he contado el número de interrogantes que hay en el libro, ¿me creerías? Si te dijera que el número total de preguntas, exceptuando las tres de la contracubierta, las cuatro del epígrafe y la que aparece en el subtítulo de la portada, es de dos mil novecientas veinte, ¿me creerías o pensarías que te estoy tomando el pelo? Y si te dijera que he puesto ese número al azar, antes de contarlas realmente, y que luego las he contado y resulta que solo hay dos mil ciento ochenta y seis, ¿te sentirías decepcionado? ¿Te parece más difícil preguntar o responder? ¿Sabías que Gadamer consideraba más difícil lo primero que lo segundo? ¿Sabes quién es el señor Gadamer? ¿Te sorprendería si te dijera que vivió más de cien años y que su obra magna, Verdad y método, se publicó en español en Salamanca, que es también el lugar de impresión de El sentido interrogativo de Padgett Powell? ¿Crees que se trata de algo más que de una mera coincidencia? ¿Te molesta la expresión «mera coincidencia»? ¿Te parece que hacer una reseña de un libro imitando el estilo del libro reseñado es ingenioso, redundante o sencillamente estúpido? Si te dijera que después de escribir esta reseña he descubierto que Vila-Matas había hecho lo mismo en una crítica de El País, ¿cambiarías tu respuesta a la pregunta anterior? ¿Estarías de acuerdo conmigo en acusarlo de plagio por anticipación? Y si te dijera que, cinco días antes, Sergi Sánchez había hecho lo propio en El Periódico, ¿pensarías entonces que es un plagiario por anticipación de Vila-Matas? ¿Entiendes exactamente lo que quiero decir con «plagiario por anticipación»? ¿Tú eres de los que lee los libros en voz alta? ¿Eres de los que lee los libros en pareja? ¿Eres de los que subraya los libros con lápiz? Si te recomendara leer este libro en voz alta, acompañado y con un lápiz en la mano, ¿seguirías mi consejo? ¿Te molesta que te haga este tipo de preguntas? Si me quejara por haber encontrado numerosas erratas en el libro, pensarías que soy un quisquilloso? Si a pesar de quejarme, dijera que es una buena traducción y felicitara a los editores por poner el nombre de los correctores en los títulos de crédito, ¿seguirías pensando que soy un quisquilloso? ¿Te parece que al calificar el libro de «inagotable» estoy siendo metafórico, literal o literalmente metafórico? Si te dijera que El sentido interrogativo no es una novela, ¿la leerías igualmente? ¿Y si te dijera que es mucho mejor que una novela? ¿Te parece que esta crítica en forma de preguntas es la mejor manera de expresar la fascinación que me produce el libro del señor Powell? Llegados a este punto, ¿crees que aún tiene sentido seguir haciéndote preguntas? Si me dejaras hacerte una última pregunta, ¿cuál te gustaría que fuera? ¿Seguro?
* Pablo Martín Sánchez (cerca de Reus, 1977) es graduado superior en Arte Dramático, licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y máster en Humanidades. Es autor del libro de cuentos Fricciones (E.D.A. Libros, 2011) y próximamente verá la luz su primera novela, El anarquista que se llamaba como yo (Acantilado, en prensa).
1 comentario:
jejeje , me gusto . genial !!!!!
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