Pedro M. Domene
Un cuento se juega la vida en las primeras líneas, declara Andrés Neuman, en las últimas, la resurrección. Un micro, no tiene tantas posibilidades, la suya es una suerte de perspectiva y, en ocasiones, una simple mirada. Este género breve, desarrollado desde el Simbolismo francés y el Modernismo hispanoamericano, se sustenta sobre la excepción o, aun mejor, sobre la subversión. Cada microrrelato se convierte en un estado puro de excepcionalidad, como afirma, Manuel Moya, dejándose llevar por lo ilógico de cuanto pueda pensarse. Su mundo, por consiguiente, forma parte de un estado de exclusión, por lo que nada está donde debiera, forma parte de ese otro lugar, como señala el madrileño, afincado en Córdoba, Ricardo Reques en su colección titulada, Fuera de lugar (2011), un libro editado primorosamente por Ediciones Depapel. El narrador forma parte de MuchoCuento, un proyecto narrativo que llevan a cabo un grupo de apasionados cordobeses que están entregando en estos últimos meses arriesgadas apuestas narrativas breves de singular valía. Las ediciones Depapel son realizadas, según sus responsables, de forma artesana, desde la fabricación del papel reciclado, a la encuadernación de forma artesanal, con cosido a mano.
Los microrrelatos de Reques son parcos en su formulación verbal y, por otra parte, abundan en una dureza de gestos que obligan al lector a volver siempre atrás: el humor y el sarcasmo dulcifican ese halo esperpéntico y tenebroso que completa, de alguna manera, la visión del mundo del narrador que, con maestría, se mueve entre lo ambiguo y lo real, entre lo abstracto y lo imaginario. Una especial característica cabe señalarse en este buen puñado de micros de una extensión tan variada como precisa, un ajustado parámetro con que se concibe una pieza literaria breve, conceptos en los que Reques sustenta su mejor acierto, tanto al crearlos como para leerlos, inequívoca referencia a su medida y a su calculada naturaleza, complicidad permanente que se activa de forma automática entre el autor y el lector, puesto pone en escena la paradoja que produce una simple mirada sobre lo leído. En este sentido, veáse el mejor ejemplo, «Perspectiva», y tal vez, «El beso». En igual proporción, los cuentos de Reques presentan una actitud crítica ante una realidad porque muchas de estas pequeñas piezas, contienen una auténtica teoría sobre los problemas y actitudes de nuestro mundo. Y aun cabría añadir el juego fantástico, sin duda, el más propicio para el género, «La venganza del dragón», «La rana», «La roca», que amplían las posibilidades de ese concepto de ficcionalidad en ese cruce textual que siempre hemos defendido. Los textos de este cordobés de adopción reproducen pequeños detalles de nuestro mundo absurdo, parodia y caricaturiza la inmediatez, dignifica personajes excéntricos, eleva a una categoría sumamente expresiva una realidad distorsionada que en estos cuentos celebra ese esfuerzo de poder ser cambiada, sin duda el secreto compromiso a voces del escritor que ambiciona cerrar en un espacio muy pequeño su visión trascendente del mundo y ese, sin duda, es su mayor logro. Ignoro la trayectoria narrativa de Reques hasta el momento, pero tras Fuera de lugar, bienvenido al país de los buenos microrrelatos.
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