Planeta, Barcelona, 2011. 400 pp. 21,50 €
Jorge Díaz
¿Quién no quiere asomarse al interior de un convento femenino? Probablemente sea un lugar en el que los rezos y el trabajo hacen que los días transcurran monótonos, pero la aparente falta de emociones no conseguirá evitar que entre las monjas haya rivalidades, enemistades, celos, envidias… ¿Asesinatos? Quién sabe… Es lo que ha ideado Antonio Gómez Rufo (El rey cautivo, La leyenda del falso traidor o Las lágrimas de Henan entre otras muchas novelas) para el imaginario convento ilerdense de San Benito.
Corre el siglo XIII y la política española es, como siempre, convulsa; el rey Jaime I el conquistador maneja con mano firme los asuntos de la corona de Aragón, la siempre difícil convivencia entre aragoneses y catalanes, la próxima conquista de Mallorca, las relaciones con los reinos moros que aún persisten en la península. En medio de ese ajetreado momento histórico, en el convento empiezan a aparecer monja muertas, tanta preocupación provocan sus asesinatos que la abadesa, doña Inés de Osona, solicita la ayuda del monarca para esclarecerlas.
Don Jaime se presenta en el convento, un lugar donde nunca entra un hombre, en compañía de su esposa, doña Leonor de Castilla, a la que sirven sus damas de honor, decidido a desvelar el misterio de las muertes. Ante la imposibilidad de ser acompañado por otro hombre, en la investigación le ayudará la hermana Constanza de Jesús, una monja navarra conocida por haber logrado anteriormente la resolución de otros misterios.
Gómez Rufo, un autor de reconocida y dilatada experiencia, es capaz, quizá gracias a ella, de mezclar los ingredientes de los que dispone: política, asesinatos, violaciones, vida cortesana, investigación de los asesinatos y amores para escribir una novela muy entretenida y variada.
La abadía de los crímenes es una novela histórica, pero no solo eso, también es una novela de intriga, pero una vez más hay que decir que no solo es eso. Gómez Rufo ha conseguido una combinación casi perfecta de los dos géneros.
Además de la entretenida peripecia de la hermana Constanza y el rey, una especie de Holmes y Watson del Medievo, y de las disquisiciones políticas sobre la creación de Cataluña, muchas veces polémicas, Gómez Rufo sabe retratar a la perfección un mundo pocas veces mostrado, el de las damas de la Corte: mujeres que deben llenar su tiempo, sin ninguna ocupación útil, con charlas, bordados, sueños, envidias y búsqueda de los favores de la reina. Logra mostrar la claustrofobia de sus vidas, esperando por la hora de la comida, la de la próxima oración, la del momento en que el rey las mandará llamar…
También maneja el autor con solvencia el misterio, no de quiénes son los culpables, algo que el lector sospecha desde el principio y no se oculta, sino de los motivos que han llevado a los sucesos.
En la parte formal, una interesante estructura: en apenas tres jornadas, sin tregua, se desarrolla toda la novela. Unas jornadas guiadas por las horas de rezos.
El lector se encontrará con asesinatos, descubrimientos sorprendentes, violaciones, abortos, venenos, violencia. Un amplio catálogo de giros de los que el autor se vale para asegurarse el interés.
Una novela, en definitiva, muy entretenida y fácil de leer.
Jorge Díaz
¿Quién no quiere asomarse al interior de un convento femenino? Probablemente sea un lugar en el que los rezos y el trabajo hacen que los días transcurran monótonos, pero la aparente falta de emociones no conseguirá evitar que entre las monjas haya rivalidades, enemistades, celos, envidias… ¿Asesinatos? Quién sabe… Es lo que ha ideado Antonio Gómez Rufo (El rey cautivo, La leyenda del falso traidor o Las lágrimas de Henan entre otras muchas novelas) para el imaginario convento ilerdense de San Benito.
Corre el siglo XIII y la política española es, como siempre, convulsa; el rey Jaime I el conquistador maneja con mano firme los asuntos de la corona de Aragón, la siempre difícil convivencia entre aragoneses y catalanes, la próxima conquista de Mallorca, las relaciones con los reinos moros que aún persisten en la península. En medio de ese ajetreado momento histórico, en el convento empiezan a aparecer monja muertas, tanta preocupación provocan sus asesinatos que la abadesa, doña Inés de Osona, solicita la ayuda del monarca para esclarecerlas.
Don Jaime se presenta en el convento, un lugar donde nunca entra un hombre, en compañía de su esposa, doña Leonor de Castilla, a la que sirven sus damas de honor, decidido a desvelar el misterio de las muertes. Ante la imposibilidad de ser acompañado por otro hombre, en la investigación le ayudará la hermana Constanza de Jesús, una monja navarra conocida por haber logrado anteriormente la resolución de otros misterios.
Gómez Rufo, un autor de reconocida y dilatada experiencia, es capaz, quizá gracias a ella, de mezclar los ingredientes de los que dispone: política, asesinatos, violaciones, vida cortesana, investigación de los asesinatos y amores para escribir una novela muy entretenida y variada.
La abadía de los crímenes es una novela histórica, pero no solo eso, también es una novela de intriga, pero una vez más hay que decir que no solo es eso. Gómez Rufo ha conseguido una combinación casi perfecta de los dos géneros.
Además de la entretenida peripecia de la hermana Constanza y el rey, una especie de Holmes y Watson del Medievo, y de las disquisiciones políticas sobre la creación de Cataluña, muchas veces polémicas, Gómez Rufo sabe retratar a la perfección un mundo pocas veces mostrado, el de las damas de la Corte: mujeres que deben llenar su tiempo, sin ninguna ocupación útil, con charlas, bordados, sueños, envidias y búsqueda de los favores de la reina. Logra mostrar la claustrofobia de sus vidas, esperando por la hora de la comida, la de la próxima oración, la del momento en que el rey las mandará llamar…
También maneja el autor con solvencia el misterio, no de quiénes son los culpables, algo que el lector sospecha desde el principio y no se oculta, sino de los motivos que han llevado a los sucesos.
En la parte formal, una interesante estructura: en apenas tres jornadas, sin tregua, se desarrolla toda la novela. Unas jornadas guiadas por las horas de rezos.
El lector se encontrará con asesinatos, descubrimientos sorprendentes, violaciones, abortos, venenos, violencia. Un amplio catálogo de giros de los que el autor se vale para asegurarse el interés.
Una novela, en definitiva, muy entretenida y fácil de leer.
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