Baile del Sol, Tenerife,2009. 228 pp. 12 €
Carmen Fernández Etreros
Ocho escritoras unen sus relatos en esta antología Mujeres cuentistas abarcando desde el cuento de cierta extensión hasta el microrrelato o microcuento. Mujeres, como en el cuento de Palabras que convocan de Ana Pérez Cañamares, “inmunes a todo excepto a las palabras”. Una iniciativa de la editorial Baile del Sol que si bien me encanta porque cada vez son más las antologías que acogen ese ambiente femenino, esa singular manera de contar y relatar, por otro lado y después de leerlo con calma descubro textos de desigual calado, como ocurre en muchas otras antologías. Eso sí descubro relatos extraordinarios y hondos como En el espejo de Inés Matute o Sobre la pena de Marina San Martín, rectos y directos como Pundonor o La ilusión de una viuda de Inma Luna, frágiles y desconcertantes como El cuento verdadero o rotundos como Un chofer para Eastwood de Ángeles Jurado. Quizás lo corriente hubiese sido alinear por temas o intereses pero la editora los agrupa por autoras: Inés Matute, Inma Luna, Ángeles Jurado, Ana Pérez Cañamares, Marina San Martín, Roxana Popelka, Déborah Vukusic y Carmen Camacho.
En la antología Mujeres cuentistas encontramos relatos y ficciones sobre el amor y el desamor, los encuentros inesperados y las relaciones de pareja, los sueños y las ilusiones, las fantasías nocturnas y noctámbulas y una pregunta constante por el paso del tiempo.
No puedo citar todos los relatos, más de sesenta en total, pero sí me atrevo a afirmar que los microrrelatos de Inma Luna o de Ana Pérez Cañamares son verdaderas piezas de museo minimalista, muestras de la hondura a la que se puede llegar con pocas palabras como El arte final, Pundonor, La gacela y la leona o Palabras que convocan. Los relatos de Ángeles Jurado Quintana son todo un descubrimiento que da una vuelta a cuentos clásicos como el de la Cenicienta en Conociendo a la madrastra o a la princesa y el sapo en el ya citado El cuento verdadero.
Muy originales los de Déborah Vukusic con Delicias, Mon amour, ‘Mustafá y el ruiseñor o su tremendo Borges ha muerto. Y la Antología termina con los cuentos de Carmen Camacho, entre los que cito un relato divertido y sorprendente Colmaré todos tus sueños que logra que el lector acabe el libro deseando leer más y más relatos de mujeres cuentistas.
En suma una propuesta interesante y necesaria que podría extenderse a futuras colecciones de mujeres cuentistas que muestren ese espíritu femenino, vagabundo y diverso.
Carmen Fernández Etreros
Ocho escritoras unen sus relatos en esta antología Mujeres cuentistas abarcando desde el cuento de cierta extensión hasta el microrrelato o microcuento. Mujeres, como en el cuento de Palabras que convocan de Ana Pérez Cañamares, “inmunes a todo excepto a las palabras”. Una iniciativa de la editorial Baile del Sol que si bien me encanta porque cada vez son más las antologías que acogen ese ambiente femenino, esa singular manera de contar y relatar, por otro lado y después de leerlo con calma descubro textos de desigual calado, como ocurre en muchas otras antologías. Eso sí descubro relatos extraordinarios y hondos como En el espejo de Inés Matute o Sobre la pena de Marina San Martín, rectos y directos como Pundonor o La ilusión de una viuda de Inma Luna, frágiles y desconcertantes como El cuento verdadero o rotundos como Un chofer para Eastwood de Ángeles Jurado. Quizás lo corriente hubiese sido alinear por temas o intereses pero la editora los agrupa por autoras: Inés Matute, Inma Luna, Ángeles Jurado, Ana Pérez Cañamares, Marina San Martín, Roxana Popelka, Déborah Vukusic y Carmen Camacho.
En la antología Mujeres cuentistas encontramos relatos y ficciones sobre el amor y el desamor, los encuentros inesperados y las relaciones de pareja, los sueños y las ilusiones, las fantasías nocturnas y noctámbulas y una pregunta constante por el paso del tiempo.
No puedo citar todos los relatos, más de sesenta en total, pero sí me atrevo a afirmar que los microrrelatos de Inma Luna o de Ana Pérez Cañamares son verdaderas piezas de museo minimalista, muestras de la hondura a la que se puede llegar con pocas palabras como El arte final, Pundonor, La gacela y la leona o Palabras que convocan. Los relatos de Ángeles Jurado Quintana son todo un descubrimiento que da una vuelta a cuentos clásicos como el de la Cenicienta en Conociendo a la madrastra o a la princesa y el sapo en el ya citado El cuento verdadero.
Muy originales los de Déborah Vukusic con Delicias, Mon amour, ‘Mustafá y el ruiseñor o su tremendo Borges ha muerto. Y la Antología termina con los cuentos de Carmen Camacho, entre los que cito un relato divertido y sorprendente Colmaré todos tus sueños que logra que el lector acabe el libro deseando leer más y más relatos de mujeres cuentistas.
En suma una propuesta interesante y necesaria que podría extenderse a futuras colecciones de mujeres cuentistas que muestren ese espíritu femenino, vagabundo y diverso.
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