Ilust. Antonio Santos. Libros del Zorro Rojo, Barcelona, 2008. 24 pp. 12,50 €
Ignacio Sanz
El papagayo es un ave de plumaje exuberante y multicolor. La historia en la que se apoya Galeano para construir este cuento está basada en una leyenda popular brasileña de carácter simple, como la mayoría de las leyendas. El papagayo, empujado por la curiosidad se asoma a una olla, le da un vahído y cae y muere. Ahí veréis, queridos niños, a todos los elementos del entorno, atribulados por el dolor y dispuestos a perder alguno de sus atributos para mostrar su dolor. La naranja se desprende de su cáscara, la pared de una piedra, el árbol de sus hojas, el fuego de sus llamas... Al enterarse de tanta desolación el hombre que quedó sin palabras y el alfarero de Ceará quiso saber que pasaba y entonces el hombre recuperó por fin su palabra y le contó al alfarero que, con todos los materiales desprendidos, como un dios antiguo, pudo reconstruir al papagayo y darle de nuevo vida. De ahí surgió el nuevo papagayo con toda esa exhuberancia que ahora tiene, con un pico duro como la piedra, con un plumaje verde como las hojas, etc, etc, etc.
Hasta aquí la parte literaria, simple e ingenua como he dicho. Y sin embargo estamos ante un libro imantado por unas ilustraciones excepcionales que supongo que harán pasearse a los niños una y otra vez por sus páginas. ¿Quién es el autor de tamaño milagro? Se llama Antonio Santos, un ilustrador nada convencional, pues lo que hace es construir con delicadas esculturas cada uno de los personajes, incluidas las ráfagas de viento, pintarlas y fotografiarlas después para que los lectores, tanto los menudos como los maduros, paseen su vista encandilada por estas páginas coloristas, llenas de vida y de ternura.
Estos juguetes-esculturas están tocadas por una gracia ingenua, por un extraordinario aliento poético que convierten el libro en objeto codiciable. Esta es la maravilla del papagayo resucitado y de tantos otros libros que, que a través de sus ilustraciones cautivan a los padres a la par que a los hijos y convierten la lectura en un gozo colectivo y familiar.
Ignacio Sanz
El papagayo es un ave de plumaje exuberante y multicolor. La historia en la que se apoya Galeano para construir este cuento está basada en una leyenda popular brasileña de carácter simple, como la mayoría de las leyendas. El papagayo, empujado por la curiosidad se asoma a una olla, le da un vahído y cae y muere. Ahí veréis, queridos niños, a todos los elementos del entorno, atribulados por el dolor y dispuestos a perder alguno de sus atributos para mostrar su dolor. La naranja se desprende de su cáscara, la pared de una piedra, el árbol de sus hojas, el fuego de sus llamas... Al enterarse de tanta desolación el hombre que quedó sin palabras y el alfarero de Ceará quiso saber que pasaba y entonces el hombre recuperó por fin su palabra y le contó al alfarero que, con todos los materiales desprendidos, como un dios antiguo, pudo reconstruir al papagayo y darle de nuevo vida. De ahí surgió el nuevo papagayo con toda esa exhuberancia que ahora tiene, con un pico duro como la piedra, con un plumaje verde como las hojas, etc, etc, etc.
Hasta aquí la parte literaria, simple e ingenua como he dicho. Y sin embargo estamos ante un libro imantado por unas ilustraciones excepcionales que supongo que harán pasearse a los niños una y otra vez por sus páginas. ¿Quién es el autor de tamaño milagro? Se llama Antonio Santos, un ilustrador nada convencional, pues lo que hace es construir con delicadas esculturas cada uno de los personajes, incluidas las ráfagas de viento, pintarlas y fotografiarlas después para que los lectores, tanto los menudos como los maduros, paseen su vista encandilada por estas páginas coloristas, llenas de vida y de ternura.
Estos juguetes-esculturas están tocadas por una gracia ingenua, por un extraordinario aliento poético que convierten el libro en objeto codiciable. Esta es la maravilla del papagayo resucitado y de tantos otros libros que, que a través de sus ilustraciones cautivan a los padres a la par que a los hijos y convierten la lectura en un gozo colectivo y familiar.
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