Han pasado cuatro meses desde mi última intervención en La Tormenta. Aunque mis lecturas han sido diversas y numerosas, ninguna de ellas me pareció digna, por una u otra razón, de ser recomendada en este foro. Vicente Luis Mora, con su Circular 07. Las afueras ha conseguido despertar mi interés por la literatura de nueva hornada, por la escritura de retos, por el apunte que se lee por encima del hombro y se digiere en pildoritas, dejando, todas y cada una de ellas, un magnífico sabor de boca.
Por eso os recomiendo este libro.
En palabras del propio autor, Circular 07 es un intento de «novela total», un modo de escribir Madrid y Córdoba globalmente, dando voz a todas las calles, a todos los lenguajes, a todos los registros. La novela, «o lo que sea», como dice Mora de otros empeños igual de arriesgados, se nos presenta como un texto provisional que aumentará y crecerá en la próxima estación con nuevas anotaciones, fruto de la reflexión y la mirada atenta. Pero, ¿de qué trata Circular? El verdadero protagonista de la obra no tiene cara y tampoco es el autor, a la vez omnipresente y ausente, sino la estructura, un texto en el que se alternan los poemas —geografía sentimental, proyecto de extravíos— los e-mails, las llamadas telefónicas, las canciones, los pensamientos más sesudos, la descripción de lugares y edificios, la conversación entre amantes, la soledad del ojo que todo lo ve alzado sobre una maraña de calles, tanatorios, complejos hospitalarios, fábricas autoreplicantes, salas de arte, putiferios, tiendas y bares de todo tipo. En realidad, ¿qué sabemos nosotros de Madrid, de Córdoba? Sin duda, mucho más tras leer esta magnífica novela —«o lo que sea»— perfilada con mano firme y trazos minimalistas.
Las afueras no son la periferia de un centro conocido y reconocible, sino el centro de una tierra de nadie en la que todo tiene cabida, desde la marginalidad al paraíso. Nos encontramos pues ante una micrología que nos ayuda a comprender un mundo y una época, una forma de vivir, un estilo de enfrentarse al tiempo. La comedia humana elevada a la máxima potencia. No, lo nuevo aquí no es el tema, sino la forma, el medio expresivo, el lenguaje y el signo o, lo que es lo mismo, la manera de poner los ojos. El autor nos confiesa que, sólo con el paso de los meses, al distanciarse de su obra, ha comprendido su verdadero significado, lo que se oculta tras los matices, el proyecto general que abarcará nuevos títulos, como Circular 08. El centro y tal vez un Circular 09, que recorrerá una vez más el mapa de Madrid desde la estética del ciudadano-registrador acompañado por un lector-cómplice que viaja en el mismo vagón, destino incierto, inciertas las paradas. Está muy claro: la obra se expande, hacia fuera, hacia las afueras, como las ciudades.
Tal vez no sea este un libro que guste a todo el mundo —¿acaso existe tan mágico libro?— pero sí es una historia que sorprenderá a todos, que a nadie dejará indiferente. Con autores como Vicente Luis Mora, la novela de siglo XXI se cuestiona sus límites, su significado, su aportación no sólo a la literatura, sino a la filosofía y el arte. Merece la pena dedicarle vuestro tiempo, creedme.
Por eso os recomiendo este libro.
En palabras del propio autor, Circular 07 es un intento de «novela total», un modo de escribir Madrid y Córdoba globalmente, dando voz a todas las calles, a todos los lenguajes, a todos los registros. La novela, «o lo que sea», como dice Mora de otros empeños igual de arriesgados, se nos presenta como un texto provisional que aumentará y crecerá en la próxima estación con nuevas anotaciones, fruto de la reflexión y la mirada atenta. Pero, ¿de qué trata Circular? El verdadero protagonista de la obra no tiene cara y tampoco es el autor, a la vez omnipresente y ausente, sino la estructura, un texto en el que se alternan los poemas —geografía sentimental, proyecto de extravíos— los e-mails, las llamadas telefónicas, las canciones, los pensamientos más sesudos, la descripción de lugares y edificios, la conversación entre amantes, la soledad del ojo que todo lo ve alzado sobre una maraña de calles, tanatorios, complejos hospitalarios, fábricas autoreplicantes, salas de arte, putiferios, tiendas y bares de todo tipo. En realidad, ¿qué sabemos nosotros de Madrid, de Córdoba? Sin duda, mucho más tras leer esta magnífica novela —«o lo que sea»— perfilada con mano firme y trazos minimalistas.
Las afueras no son la periferia de un centro conocido y reconocible, sino el centro de una tierra de nadie en la que todo tiene cabida, desde la marginalidad al paraíso. Nos encontramos pues ante una micrología que nos ayuda a comprender un mundo y una época, una forma de vivir, un estilo de enfrentarse al tiempo. La comedia humana elevada a la máxima potencia. No, lo nuevo aquí no es el tema, sino la forma, el medio expresivo, el lenguaje y el signo o, lo que es lo mismo, la manera de poner los ojos. El autor nos confiesa que, sólo con el paso de los meses, al distanciarse de su obra, ha comprendido su verdadero significado, lo que se oculta tras los matices, el proyecto general que abarcará nuevos títulos, como Circular 08. El centro y tal vez un Circular 09, que recorrerá una vez más el mapa de Madrid desde la estética del ciudadano-registrador acompañado por un lector-cómplice que viaja en el mismo vagón, destino incierto, inciertas las paradas. Está muy claro: la obra se expande, hacia fuera, hacia las afueras, como las ciudades.
Tal vez no sea este un libro que guste a todo el mundo —¿acaso existe tan mágico libro?— pero sí es una historia que sorprenderá a todos, que a nadie dejará indiferente. Con autores como Vicente Luis Mora, la novela de siglo XXI se cuestiona sus límites, su significado, su aportación no sólo a la literatura, sino a la filosofía y el arte. Merece la pena dedicarle vuestro tiempo, creedme.
«Quizá no haya otro modo de acercarse a la complejísima realidad que toda gran ciudad representa. Aparte de los dos centenares de fragmentos narrativos de que este libro se compone, la inserción de algunos poemas responde únicamente al consejo borgiano por el que debe ser el contenido el que elija la forma; de cualquier modo, su tema y carácter es coincidente con el del resto de los cuentos o fragmentos, y su noticia suele ser más narrativa que lírica. En última instancia, son como fuentes que alivian el tránsito de calles. Y, además, está Schlegel: “No puedo imaginar una novela sino como una mezcla de narraciones, cantos y otras formas dispersas”» (pp. 103-104).
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