David Vicente
Cuando le preguntaron a Bob Dylan en una entrevista por la extrañeza de haber hecho comulgar con sus composiciones tanto a los críticos como al público en general, por toda respuesta ofreció un lacónico: “Sí, me he debido de equivocar en algo”.
Algo parecido ha debido sucederle a Haruki Murakami en su carrera literaria. Murakami es un autor traducido a numerosos idiomas, publicado en multitud de países, que goza de ventas millonarias y que, sin embargo (o más bien a pesar de todo esto), no es defenestrado por la crítica. Incluso llegó a liderar las apuestas para la concesión del premio Nobel de 2012 en la casa británica Ladbrokes. Un premio que a buen seguro llegará más tarde o más temprano. Y si no, a quién le importa.
Además, por si fuera poco, haciendo uso de una metáfora suya, es capaz de jugar con igual efectividad de segunda base (autor de relatos) que como bateador de home run (autor de novelas). Algo de lo que no todo el mundo puede presumir, aunque lo intente.
En Después del terremoto ejerce como segunda base (autor de relatos) y lo hace como una maestría al alcance de pocos narradores. Se trata de seis relatos que tienen como nexo común (a veces utilizado como punto de partida, y otras como punto de llegada) el terremoto acaecido en la ciudad japonesa de Kobe (ciudad en la que Murakami pasó la mayor parte de su juventud) en enero de 1995 y que costó la vida a más de seis mil personas.
Pero como tantas otras veces sucede con las colecciones de relatos, este hilo conductor no es más que un envoltorio que sirve de adorno, y si me apuran hasta suprimible, pues todos los cuentos están cosidos entre ellos con hebras bastante más resistentes que las que proporcionan la ubicación geográfica y temporal. En todos ellos podemos encontrar de algún modo cada uno de los temas presenten en las obras del autor de Norwegian Wood (traducido al castellano como Tokio Blues, solo Dios y sus editores saben por qué) y que parecen obsesionarle a lo largo de su dilatada trayectoria. Como por ejemplo: la soledad, el abandono, la desubicación emocional, la huida… Aunque también el humor, la ironía, la difusa línea que separa la realidad de los sueños o del surrealismo…
En definitiva Después del terremoto es otro gran título para seguir disfrutando del autor oriental más occidental de todos. Y para quien no lo haya leído todavía, una buena oportunidad de subsanar un error y dejarse de bestseller insustanciales o “folletines culturetas” pretenciosos. No siempre ocurre que dos genios como Bob Dylan o Haruki Murakami se equivocan, así que no desperdiciemos la oportunidad de disfrutar de ellos.
1 comentario:
Lleváis razón: es muy buena y para nada menor! Un saludo.
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