Trad. Federico Corriente. Sajalín Editores, Barcelona, 2010. 311 pp. 20 €
Miguel Sanfeliu
El 12 de Febrero de 1993 se cometió uno de los crímenes más espeluznantes que se recuerdan. Bobby Thompson y Jon Venables asesinaron a James Bulger. La víctima tenía dos años, los asesinos once. Dos niños de once años secuestraron al pequeño Bulger en un centro comercial y lo torturaron, lo machacaron a golpes de un modo brutal. La opinión pública puso el grito en el cielo, no para analizar las circunstancias que habían propiciado semejante monstruosidad, sino para linchar a esos dos sanguinarios asesinos de once años. Hasta que por fin se supieron sus nombres, la prensa los identificó como A y B. Fueron juzgados como adultos, aunque sus pies no tocaban el suelo sentados en el banquillo de los acusados. Pasaron más de ocho años en prisión, siempre separados, y al ponerles en libertad hubo que darles identidades falsas por miedo a que fueran asesinados. Se prohibió la difusión de ningún detalle sobre su aspecto o sobre sus nuevos nombres. El protagonista del primer libro del escritor británico Jonathan Trigell está inspirado en estos sucesos, algo evidente desde el mismo título, Niño A, aunque se hayan cambiado algunas cosas, como la víctima, que en este caso es una niña de diez años.
La historia está narrada en capítulos que alternan la realidad presente con el pasado del personaje principal, un preso que se reincorpora a la sociedad con el nombre falso de Jack. Jack está en libertad vigilada, tiene veinticuatro años y todo es nuevo para él, ya que ha pasado el final de la infancia y la adolescencia en prisión. Su delito tuvo una gran repercusión mediática y Jack tiene miedo de que alguien descubra quién es en realidad. Su día a día, sus nuevos amigos, el trabajo, su interés por una muchacha llamada Michelle, todo está contado con aparente normalidad, aunque se nos prevenga de lo angustiosa e inusual que es en realidad la situación. La acumulación de detalles cotidianos, el asombro por lo que nos parece intrascendente, la inseguridad del personaje, van configurando una atmósfera asfixiante que inquieta al lector, que le hace cambiar de postura y tomar aire para seguir adelante.
Es evidente la tarea de documentación llevada a cabo por Trigell y su esfuerzo por ponerse en la piel de alguien que tiene que recomponer su vida sobre una mentira, ocultando su pasado y cambiándolo por otro ficticio, superando los remordimientos y tratando de convencerse de que tiene derecho a ser feliz, a salir adelante, a superar su vergonzante delito, aún sabiéndose odiado por todo el mundo, lo cual le hace sentirse asustado y en estado de alerta. ¿Es posible una reinserción en estas circunstancias?
La generación de excelentes escritores británicos compuesta por Martin Amis, Julian Barnes, Ian McEwan, Hanif Kureishi o Graham Swift, entre otros, va siendo inevitablemente relevada por nuevos autores que empiezan a despuntar, y seguro que Jonathan Trigell formará parte destacada de ellos. Este primer libro es una irrefutable prueba de su calidad literaria, una excelente carta de presentación, una obra en la que demuestra su habilidad como narrador de historias, su agudeza psicológica y su compromiso social. Un libro impecablemente escrito que se lee con interés, sin que percibamos que se nos va enroscando en el estómago, hasta que es demasiado tarde y ya no podemos quitarnos a esos personajes de la cabeza.
Niño A fue llevado a la pantalla en 2007 por el director John Crowley, con excelentes resultados. Espero que la edición del libro anime también a que se edite el DVD en nuestro país. La historia lo merece.
Miguel Sanfeliu
El 12 de Febrero de 1993 se cometió uno de los crímenes más espeluznantes que se recuerdan. Bobby Thompson y Jon Venables asesinaron a James Bulger. La víctima tenía dos años, los asesinos once. Dos niños de once años secuestraron al pequeño Bulger en un centro comercial y lo torturaron, lo machacaron a golpes de un modo brutal. La opinión pública puso el grito en el cielo, no para analizar las circunstancias que habían propiciado semejante monstruosidad, sino para linchar a esos dos sanguinarios asesinos de once años. Hasta que por fin se supieron sus nombres, la prensa los identificó como A y B. Fueron juzgados como adultos, aunque sus pies no tocaban el suelo sentados en el banquillo de los acusados. Pasaron más de ocho años en prisión, siempre separados, y al ponerles en libertad hubo que darles identidades falsas por miedo a que fueran asesinados. Se prohibió la difusión de ningún detalle sobre su aspecto o sobre sus nuevos nombres. El protagonista del primer libro del escritor británico Jonathan Trigell está inspirado en estos sucesos, algo evidente desde el mismo título, Niño A, aunque se hayan cambiado algunas cosas, como la víctima, que en este caso es una niña de diez años.
La historia está narrada en capítulos que alternan la realidad presente con el pasado del personaje principal, un preso que se reincorpora a la sociedad con el nombre falso de Jack. Jack está en libertad vigilada, tiene veinticuatro años y todo es nuevo para él, ya que ha pasado el final de la infancia y la adolescencia en prisión. Su delito tuvo una gran repercusión mediática y Jack tiene miedo de que alguien descubra quién es en realidad. Su día a día, sus nuevos amigos, el trabajo, su interés por una muchacha llamada Michelle, todo está contado con aparente normalidad, aunque se nos prevenga de lo angustiosa e inusual que es en realidad la situación. La acumulación de detalles cotidianos, el asombro por lo que nos parece intrascendente, la inseguridad del personaje, van configurando una atmósfera asfixiante que inquieta al lector, que le hace cambiar de postura y tomar aire para seguir adelante.
Es evidente la tarea de documentación llevada a cabo por Trigell y su esfuerzo por ponerse en la piel de alguien que tiene que recomponer su vida sobre una mentira, ocultando su pasado y cambiándolo por otro ficticio, superando los remordimientos y tratando de convencerse de que tiene derecho a ser feliz, a salir adelante, a superar su vergonzante delito, aún sabiéndose odiado por todo el mundo, lo cual le hace sentirse asustado y en estado de alerta. ¿Es posible una reinserción en estas circunstancias?
La generación de excelentes escritores británicos compuesta por Martin Amis, Julian Barnes, Ian McEwan, Hanif Kureishi o Graham Swift, entre otros, va siendo inevitablemente relevada por nuevos autores que empiezan a despuntar, y seguro que Jonathan Trigell formará parte destacada de ellos. Este primer libro es una irrefutable prueba de su calidad literaria, una excelente carta de presentación, una obra en la que demuestra su habilidad como narrador de historias, su agudeza psicológica y su compromiso social. Un libro impecablemente escrito que se lee con interés, sin que percibamos que se nos va enroscando en el estómago, hasta que es demasiado tarde y ya no podemos quitarnos a esos personajes de la cabeza.
Niño A fue llevado a la pantalla en 2007 por el director John Crowley, con excelentes resultados. Espero que la edición del libro anime también a que se edite el DVD en nuestro país. La historia lo merece.
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