Trad. Jesús Carlos Álvarez Crespo. Atalanta, Girona, 2008. 182 pp. 18 €
Julián Díez
Antes de entrar en materia, no puedo evitar una digresión amarga. El presente volumen se cierra con una interesante entrevista con el autor. En ella, menciona en un par de ocasiones como precursor de su trabajo al autor de ciencia ficción Robert Sheckley. Soy un gran seguidor de Sheckley, y puedo confirmarlo: sus temas son muy similares, y en cada uno de los volúmenes que se publicaron en España de ese escritor hay, como mínimo, dos cuentos mejores que los que aquí se nos presentan de Tsutsui. Sin embargo, no busquen en sus librerías recopilaciones de Sheckley. Fue un autor de ciencia ficción estadounidense especializado en relato corto: un maldito entre malditos, por tanto. Las mismas personas que me recomendaron este volumen que voy a reseñar serían incapaces de poner sus muy dignas manos sobre un libro de un autor de ciencia ficción de los años cincuenta. Hace más de 25 años que se publicó por última vez en España una recopilación de sus historias, pese a que poco antes de fallecer fue invitado de honor de la Semana Negra de Gijón. Supimos entonces —por lo que contaba, pero también por sus ajadas ropas de mercadillo— que prácticamente no tenía dónde caerse muerto. Qué lástima, qué desperdicio.
Conformémonos, pues, con la obra de este muy digno epígono que es Tsutsui, y alegrémonos de que una editorial heterodoxa nos ofrezca un muestrario de sus cuentos, al hilo de su edición en Estados Unidos. Activo desde hace cincuenta años, al parecer sumamente conocido y polémico en su país, Tsutsui se perfila de inmediato como uno de esos —posiblemente muchos— buenos escritores que deben existir en países con idiomas de difícil traducción. Sus herramientas son más fáciles de enumerar que de reproducir: tramas sorprendentes, poderío en la creación de imágenes surrealistas, buen ritmo, y un sentido del humor directo, en ocasiones un tanto grueso, muy japonés. Una lectura, pues, recomendable para cualquier aficionado a los libros como fuente de placer.
El más flojo de los relatos del volumen es, a mi juicio, el que le da título. Se sostiene en un montón de chistes verdes y la elaboración de una compleja ecología extraterrestre que no va a ninguna parte. Al ser el más extenso, pone en tela de juicio que la forma de narrar de Tsutsui se sostenga en mayor número de páginas; de hecho, las novelas de Sheckley son todas prácticamente un fracaso.
Quizá mi preferido de los restantes es El límite de la felicidad, una distopía políticamente muy incorrecta con imágenes de gran fuerza, y unas últimas páginas demoledoras. También funciona bastante bien Rumores sobre mí, que lleva al límite el problema de la intromisión en la vida privada por parte de cierta prensa. El mundo se inclina es una bordería antifeminista, con pulso, sobre una ciudad artificial que comienza a hundirse. El bonsái Dabadaba resulta ser un árbol que provoca sueños eróticos, y da pie a una cruda sátira de la rutina en la vida de pareja. Finalmente, El último fumador se hace predecible desde su título, pero funciona con oficio y alguna sorpresa en su retrato de un futuro inmediato tonticorrecto.
El volumen se cierra con la citada entrevista con el autor, que se perfila como un abuelito chinchorrón pero con la cabeza muy bien amueblada, a cargo del traductor Jesús Carlos Álvarez Crespo. Que, además, y con el riesgo que supone decir esto de una obra de la que jamás leeré el original, parece haber hecho un buen trabajo, o al menos ofrece un buen castellano en su versión –esperemos que del japonés, y no de la edición norteamericana-. El conjunto deja ganas de saber más, y de repasar las viejas antologías de Sheckley…
P.d. Para un exhaustivo repaso de la obra de Robert Sheckley, véase AQUÍ.
2 comentarios:
Lo de la traducción se puede ver en la primera página del libro, donde pone el copyright y esas cosas.
Lo de Sheckley --a quien algunos han llamado, injustamente, digno epígono de Fred Brown-- es una pena y da mucho que pensar sobre los prejuicios contra la ciencia ficción clásica, pero puestos a dar color a una reseña a lo mejor se podría haber comentado detalles más relacionados con Yasutaka Tsutsui, como que este abuelito chinchorrón lleva sus cuarenta y tantos tacos en activo, sus problemas con la censura o su particular apuesta sobre las difusión digital de la literatura.
por cierto, ha escrito unas cuantas bastantes novelas, reputadas y ganadoras de premios allá en su tierra y que han tenido su traducción en otros medios. Sin ir más lejos, Paprika la adaptó Satoshi Kon. Por no hablar del 'affaire' entre el Show de Truman y uno de los relatos incluidos en esta antología.
Personalmente, me pareció un libro interesante, con unos sólidos anclajes en la ciencia ficción clásica --vuelvo a pensar también en Brown--.
También tiene un sentido del humor que en algún relato llega a extremos del cine de Ozores y aun así funciona, y algunas de las especulaciones más chocantes --aunque Julián diga que no van a ningún lado-- que me he encontrado en bastante tiempo.
Este libro me lo recomendaron hace un tiempo... me dijeron que no me dejara echar atrás por un título que en principio había sido el detonante para echarme hacia delante, estirar el brazo, alcanzarlo y mirármelo con más detenimiento.
Como también estoy en un momento en que me he leído a un sinfín de escritores japoneses... parece que es una literatura que está de moda... no creo que tarde mucho en dedicarle un rato a éste.
Publicar un comentario