Ilustraciones de Horacio Elena. Edebé, Barcelona, 2007. 168 pp. 7,35 € . Edad recomendada por el editor: a partir de 8 años.
Ana Gorría
Érase una vez una niña que asiste por primera vez a la injusticia. Durante el desarrollo de su fiesta de cumpleaños, Irene, la protagonista de Stevenson, tú y yo, asiste a la calumnia y a la difamación de Bárbola, la única invitada presente que no pertenece al círculo de las amigas de su madre, acusada injustamente de ladrona. Esta acusación desvela, además, en un episodio de inusitada crueldad uno de los mayores secretos de la niña: el maltrato sufrido por parte de su padre.
A partir de este conflicto inicial, Carmen Gómez Ojea nos plantea la evolución de Irene desde esta fecha, ya que este episodio marca un punto de inflexión que va a determinar su relación con su entorno más inmediato: las relaciones con su familia, especialmente con su madre, con sus compañeras de clase y con la realidad.
Rechazada en un primer momento por su entorno inmediato, Irene, una lectora empedernida de libros de aventuras, con cierta tendencia al histrionismo (que viene ligado a su vocación de actriz) se encierra en su habitación movida por la soledad y la incomprensión que la atenazan desde su desdichado cumpleaños, e inicia una relación virtual con un chico al que conoce en un chat y, para el que, como para ella, Robert Luis Stevenson es el mejor escritor que conocen.
Tusitala y R.L (dos sobrenombres de Stevenson) urden una relación que va a ser para Irene el único espacio donde va a sentirse acompañada y entendida. Cuando la relación entre ambos avanza, ella, de naturaleza fantasiosa, fiel al sobrenombre de “Tusitala” (contador de historias) que escoge en internet, idea una personalidad falsa que viene a sublimar la situación de Bárbola, de cuya situación se siente responsable. La personalidad fingida de Irene, una niña polaca, huérfana de padre, y víctima del hostigamiento de su padrasto Vladimir usurpa a la de la adolescente en su relación con Tobías, hasta el punto de enturbiar el único reducto de felicidad que conoce, hecho que le dará fuerzas para afrontar su realidad inmediata y a aventurarse en el mundo de los adultos.
Gómez Ojea, autora que ha merecido galardones como el Premio Nadal, el Premio Carmen Conde de poesía y, en el ámbito de la literatura infantil, el Premio Ala Delta de Literatura Infantil y Juvenil o el Premio Edebé de Literatura infantil da una buena muestra de su talento literario en la creación y desarrollo de los personajes: qué escasos trazos para dibujar con tantos matices el universo de las amigas de su madre, la relación de Bárbola con su padre o el mundo de los adultos desde la mirada de una niña que está dejando de serlo. Con un preciso análisis de las emociones, la autora consigue radicar el ser íntimo de esa niña herida en sus más íntimas convicciones y el abismo al que se ve relegada: «(...) después, creo que estuve muy enferma, aunque nadie lo notase. La verdad es que durante mucho tiempo me sentí como una cáscara de huevo, una monda de patata, una basura flotando en las aguas sucias de un río, un río que eran los días, el tiempo que pasaba, sin que un sólo segundo hubiera consuelo para mi pena ni alivio para mi tristeza».
El recurso a la literatura epistolar, en la que también se incluyen los correos electrónicos, es un valor notable para, a pesar de no perder nunca el punto de vista de Irene, recibir noticias de la historia de Bárbola, esquivando la posibilidad de recaer en una literatura de folletín.
Stevenson, tú y yo es un texto que no sólo cumple con su primera función, entretener y desarrollar nuestro radio de existencia a través de la imaginación, sino que también nos presenta y ayuda a acompañar y a comprender una época de cambios a los que todos hemos estado sometidos y nos someteremos, un tiempo en que entra en crisis nuestra identidad, la amistad, la impotencia ante la injusticia, el amor, las relaciones con nuestros padres. De todos estos motivos se ocupa Stevenson, tú y yo de forma sobresaliente.
Ana Gorría
Érase una vez una niña que asiste por primera vez a la injusticia. Durante el desarrollo de su fiesta de cumpleaños, Irene, la protagonista de Stevenson, tú y yo, asiste a la calumnia y a la difamación de Bárbola, la única invitada presente que no pertenece al círculo de las amigas de su madre, acusada injustamente de ladrona. Esta acusación desvela, además, en un episodio de inusitada crueldad uno de los mayores secretos de la niña: el maltrato sufrido por parte de su padre.
A partir de este conflicto inicial, Carmen Gómez Ojea nos plantea la evolución de Irene desde esta fecha, ya que este episodio marca un punto de inflexión que va a determinar su relación con su entorno más inmediato: las relaciones con su familia, especialmente con su madre, con sus compañeras de clase y con la realidad.
Rechazada en un primer momento por su entorno inmediato, Irene, una lectora empedernida de libros de aventuras, con cierta tendencia al histrionismo (que viene ligado a su vocación de actriz) se encierra en su habitación movida por la soledad y la incomprensión que la atenazan desde su desdichado cumpleaños, e inicia una relación virtual con un chico al que conoce en un chat y, para el que, como para ella, Robert Luis Stevenson es el mejor escritor que conocen.
Tusitala y R.L (dos sobrenombres de Stevenson) urden una relación que va a ser para Irene el único espacio donde va a sentirse acompañada y entendida. Cuando la relación entre ambos avanza, ella, de naturaleza fantasiosa, fiel al sobrenombre de “Tusitala” (contador de historias) que escoge en internet, idea una personalidad falsa que viene a sublimar la situación de Bárbola, de cuya situación se siente responsable. La personalidad fingida de Irene, una niña polaca, huérfana de padre, y víctima del hostigamiento de su padrasto Vladimir usurpa a la de la adolescente en su relación con Tobías, hasta el punto de enturbiar el único reducto de felicidad que conoce, hecho que le dará fuerzas para afrontar su realidad inmediata y a aventurarse en el mundo de los adultos.
Gómez Ojea, autora que ha merecido galardones como el Premio Nadal, el Premio Carmen Conde de poesía y, en el ámbito de la literatura infantil, el Premio Ala Delta de Literatura Infantil y Juvenil o el Premio Edebé de Literatura infantil da una buena muestra de su talento literario en la creación y desarrollo de los personajes: qué escasos trazos para dibujar con tantos matices el universo de las amigas de su madre, la relación de Bárbola con su padre o el mundo de los adultos desde la mirada de una niña que está dejando de serlo. Con un preciso análisis de las emociones, la autora consigue radicar el ser íntimo de esa niña herida en sus más íntimas convicciones y el abismo al que se ve relegada: «(...) después, creo que estuve muy enferma, aunque nadie lo notase. La verdad es que durante mucho tiempo me sentí como una cáscara de huevo, una monda de patata, una basura flotando en las aguas sucias de un río, un río que eran los días, el tiempo que pasaba, sin que un sólo segundo hubiera consuelo para mi pena ni alivio para mi tristeza».
El recurso a la literatura epistolar, en la que también se incluyen los correos electrónicos, es un valor notable para, a pesar de no perder nunca el punto de vista de Irene, recibir noticias de la historia de Bárbola, esquivando la posibilidad de recaer en una literatura de folletín.
Stevenson, tú y yo es un texto que no sólo cumple con su primera función, entretener y desarrollar nuestro radio de existencia a través de la imaginación, sino que también nos presenta y ayuda a acompañar y a comprender una época de cambios a los que todos hemos estado sometidos y nos someteremos, un tiempo en que entra en crisis nuestra identidad, la amistad, la impotencia ante la injusticia, el amor, las relaciones con nuestros padres. De todos estos motivos se ocupa Stevenson, tú y yo de forma sobresaliente.
1 comentario:
este libro es increible es muy femenino y perfecto para adolescentes de 12 a 15 años. seguro que os preguntareis pork se yo eso y es una bueno pregunta. Pork yo tengo doce años y saber k alguien k no conoces esta pasando por algo igual k tu ayuda mucho de verdad creerme.
yo no leia nada y este libro me lo lei en una mañana de domingo mientras estaba haciendo deberes.
adios.gracias.
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