Seix Barral, Barcelona, 2006. 190 pp. 17,50 €
Luis García
Hasta dónde se puede mentir sin cometer un delito (página 47) se pregunta un tanto desconsolado el protagonista de la ultima novela de Juan José Millás, Laura y Julio. Y es que una vez más estamos ante la historia de una impostura, de esas que tanto gustan al Millás de los artículos periodísticos, pero también al de las novelas, en las que la falsedad de sus personajes no es sino un juego más a añadir a su particular visión de lo que esconden: por ejemplo, esos armarios comunicantes entre sí. Laura y Julio son a todas luces una pareja corriente, amiga de sus amigos y sobre todo buenos vecinos. Manuel, por otra parte, es ese vecino que todos quisiéramos tener cerca de nuestras vidas: amable, cordial... Pero el infortunio quiere que Manuel entre en coma justo cuando la relación de Laura y Julio comienza a hacer aguas. La inevitable separación de la pareja, llevará a Julio a adoptar paulatinamente la personalidad de su vecino al disponer de las llaves de su piso, a usurpar sus costumbres y a transformarse cual Gregorio Samsa en un diabólico insecto. Hasta que un descubrimiento sobre su exmujer le hace comprender que en realidad forma parte de un engranaje cuyo destino ya estaba escrito. Laura y Julio es la recreación de una impostura, pero también la de una frustración. La de una mujer afligida que se enamoró de la persona equivocada, y la de un marido atormentado que descubre la verdad desde el otro lado del espejo. En esta ocasión desde internet, cómo no. Sin duda, y aunque muchos lectores opinarán lo contrario, estamos ante el mejor Millás de los últimos años, algo que puede sorprender sobre todo a quienes le seguimos diariamente en los diferentes medios de comunicación en los que colabora.
Luis García
Hasta dónde se puede mentir sin cometer un delito (página 47) se pregunta un tanto desconsolado el protagonista de la ultima novela de Juan José Millás, Laura y Julio. Y es que una vez más estamos ante la historia de una impostura, de esas que tanto gustan al Millás de los artículos periodísticos, pero también al de las novelas, en las que la falsedad de sus personajes no es sino un juego más a añadir a su particular visión de lo que esconden: por ejemplo, esos armarios comunicantes entre sí. Laura y Julio son a todas luces una pareja corriente, amiga de sus amigos y sobre todo buenos vecinos. Manuel, por otra parte, es ese vecino que todos quisiéramos tener cerca de nuestras vidas: amable, cordial... Pero el infortunio quiere que Manuel entre en coma justo cuando la relación de Laura y Julio comienza a hacer aguas. La inevitable separación de la pareja, llevará a Julio a adoptar paulatinamente la personalidad de su vecino al disponer de las llaves de su piso, a usurpar sus costumbres y a transformarse cual Gregorio Samsa en un diabólico insecto. Hasta que un descubrimiento sobre su exmujer le hace comprender que en realidad forma parte de un engranaje cuyo destino ya estaba escrito. Laura y Julio es la recreación de una impostura, pero también la de una frustración. La de una mujer afligida que se enamoró de la persona equivocada, y la de un marido atormentado que descubre la verdad desde el otro lado del espejo. En esta ocasión desde internet, cómo no. Sin duda, y aunque muchos lectores opinarán lo contrario, estamos ante el mejor Millás de los últimos años, algo que puede sorprender sobre todo a quienes le seguimos diariamente en los diferentes medios de comunicación en los que colabora.
6 comentarios:
Os sigo desde el principio... Visto que no sale ni existe un nuevo Proust, o un Kafka, o un Flaubert... No sería mejor ir dejando todo esto de la literatura.
Vamos, digo yo...
Al margen
A lo mejor no todos tenemos necesidades tan tensas e importantes como las tuyas, querido 'al margen', y podemos vivir sin un nuevo Proust, o un nuevo Kafka, o un nuevo Flaubert... porque ya tenemos suficiente con uno de cada. Eso sí, lo que es triste es tener que aguantar cada día los consejos disuasorios de aquellos a quienes nadie obliga a consultar esta página.
Por mi parte, enhorabuena por la reseña, Luis. Soy un adicto a Millás, aun cuando ya he sufrido varias intoxicaciones por sobredosis.Y me parece que después de tus palabras no tengo más remedio que volver a caer en la tentación.
Un saludo y gracias por compartir la lectura con nosotros.
Hilario J. Rodríguez
un poco harto de lo bluf editoriales, Millás no me parece más un opinador sin imaginación, que le roba las tramas a Carver.
Por cierto, muy harto de la cantidad de imitadores carverianos.
Pero no creo que se puede dejar la literatura. Al contrario, hay que seguir luchando por desenmascarar ídolos con pies de barro
Me siento un poco rara, estoy desconcertada… He terminado hace quince minutos “Laura y Julio” de Millás, y me embarga una sensación extraña, tal vez un ”dejà vu”. Le ha salido una historia muy en su linea, muy leible, muy para Milladictos, pero he acabado de entrar en ella cuando de repente me veo fuera, en la última página, perpleja mirando al techo y pensado “¿Ya está?”
Es como si Millás hubiera reciclado algunas cosas que se le quedaron en el fondo de algunos cajones (o armarios, o lavadoras). La imagen que me viene a la cabeza es la de esas colchas que hacen las abuelas con restos de tejidos que les han sobrado, son colchas bonitas, muy bien cosidas con oficio, pero no dejan de ser recicladas, hechas con restos de otras que me gustaron más en su día.
¿Hay alguien con una perspectiva de Millás en este blog?
Me quedo con el Millás de "Visión del ahogado" --su primera y quizás su mejor novela--, el de "El desorden de tu nombre", el de "Cuentos a la intemperie", y algunas columnas de los viernes.
Creo que el mejor Millás está en su primera novela, "Visión del ahogado", en "El desorden de tu nombre" y en "Cuentos a la intemperie"
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