Destino, Barcelona, 2006. 144 págs. 16 €
Guillermo Busutil
El ajedrez es uno de los juegos más antiguos de la historia y cuya dramaturgia escénica atrajo la mirada literaria de quienes vieron en esta contienda del intelecto, sobre el tablero, una perfecta metáfora del mundo y del alma humana. De hecho, el ajedrez se introdujo pronto en la literatura, a través de los cantares de gesta y romances, al igual que fue un motivo central en novelas alegóricas como El Roman de la Rose, Gargantúa y Pantagruel de Rabelais y en El Quijote, donde Sancho habla del ajedrez como gran teatro del mundo. Desde entonces ha sido el tablero de numerosos y espléndidos libros, como El Gambito Von Goom de Contoski, La Defensa de Nabokov y de otras narraciones firmadas por Max Aub, Stefan Zweig o Pontiggia, que indagan en su valor como elemento fantástico, su paralelismo con la guerra o a modo de reflexión sobre la condición humana.
Argumentos que se enriquecen con la aparición de Acerca de Roderer. La interesante e inusual novela, editada en Destino, donde el argentino Guillermo Martínez relata el antagonismo y la evolución de dos jóvenes que representan la inteligencia asimilativa que se aviene con la vida y aquella otra que raya la genialidad y se vincula a la locura y al suicidio. El eje narrativo que Martínez estructura y despliega mediante el desarrollo de la historia del narrador que persigue la reafirmación de su identidad y de su mundo interior y la del joven Roderer que intenta desarrollar un sistema filosófico que le permita determinar un nuevo entendimiento humano. Una búsqueda que conlleva pareja la peligrosidad del misticismo intelectual, el uso de drogas como el opio y un distanciamiento del mundo emocional que, en la novela, simbolizan la hermana del narrador y la madre de Roderer. De ese modo, Guillermo Martínez relata y reflexiona acerca de las dos maneras de interpretar los retos del pensamiento y de encontrar su destino en la vida. Posiciones, movimientos y objetivos, sobre el tablero de la novela, representadas por los dos protagonistas cuya amistosa rivalidad simboliza las diferentes maneras de indagar, a través de la lógica, la teología, las matemáticas, la filosofía, el arte y el Fausto de Goethe, en el conocimiento y sus peligrosos límites. Al mismo tiempo que el autor aborda los claroscuros psicológicos de la locura y la búsqueda absoluta del conocimiento, como liberación. Todo ello escenificada literariamente mediante el duelo entre dos alfiles, los dos protagonistas, que se abre en la inicial partida de ajedrez que representa la metáfora de la inteligencia de cada personaje, las claves de su compleja relación intelectual y emocional y el papel que desempeña una mujer que une a ambos, mediante un amor fraternal en un caso y platónicamente sacrificado en otro.
El resultado es una sugerente novela, sostenida por la riqueza psicológica de sus personajes y por un lenguaje ágil que busca el pensamiento activo y distante del lector, igual que si estuviese observando esa partida de ajedrez metafórica y que funciona también a modo de atmósfera invisible de la trama. Pero sobre todo es la confirmación de que Guillermo Martínez es un escritor inteligente, atrevido y maverick dentro de un mercado narrativo al que le sigue faltando el viaje de la imaginación y solventes apuestas del lenguaje.
Guillermo Busutil
El ajedrez es uno de los juegos más antiguos de la historia y cuya dramaturgia escénica atrajo la mirada literaria de quienes vieron en esta contienda del intelecto, sobre el tablero, una perfecta metáfora del mundo y del alma humana. De hecho, el ajedrez se introdujo pronto en la literatura, a través de los cantares de gesta y romances, al igual que fue un motivo central en novelas alegóricas como El Roman de la Rose, Gargantúa y Pantagruel de Rabelais y en El Quijote, donde Sancho habla del ajedrez como gran teatro del mundo. Desde entonces ha sido el tablero de numerosos y espléndidos libros, como El Gambito Von Goom de Contoski, La Defensa de Nabokov y de otras narraciones firmadas por Max Aub, Stefan Zweig o Pontiggia, que indagan en su valor como elemento fantástico, su paralelismo con la guerra o a modo de reflexión sobre la condición humana.
Argumentos que se enriquecen con la aparición de Acerca de Roderer. La interesante e inusual novela, editada en Destino, donde el argentino Guillermo Martínez relata el antagonismo y la evolución de dos jóvenes que representan la inteligencia asimilativa que se aviene con la vida y aquella otra que raya la genialidad y se vincula a la locura y al suicidio. El eje narrativo que Martínez estructura y despliega mediante el desarrollo de la historia del narrador que persigue la reafirmación de su identidad y de su mundo interior y la del joven Roderer que intenta desarrollar un sistema filosófico que le permita determinar un nuevo entendimiento humano. Una búsqueda que conlleva pareja la peligrosidad del misticismo intelectual, el uso de drogas como el opio y un distanciamiento del mundo emocional que, en la novela, simbolizan la hermana del narrador y la madre de Roderer. De ese modo, Guillermo Martínez relata y reflexiona acerca de las dos maneras de interpretar los retos del pensamiento y de encontrar su destino en la vida. Posiciones, movimientos y objetivos, sobre el tablero de la novela, representadas por los dos protagonistas cuya amistosa rivalidad simboliza las diferentes maneras de indagar, a través de la lógica, la teología, las matemáticas, la filosofía, el arte y el Fausto de Goethe, en el conocimiento y sus peligrosos límites. Al mismo tiempo que el autor aborda los claroscuros psicológicos de la locura y la búsqueda absoluta del conocimiento, como liberación. Todo ello escenificada literariamente mediante el duelo entre dos alfiles, los dos protagonistas, que se abre en la inicial partida de ajedrez que representa la metáfora de la inteligencia de cada personaje, las claves de su compleja relación intelectual y emocional y el papel que desempeña una mujer que une a ambos, mediante un amor fraternal en un caso y platónicamente sacrificado en otro.
El resultado es una sugerente novela, sostenida por la riqueza psicológica de sus personajes y por un lenguaje ágil que busca el pensamiento activo y distante del lector, igual que si estuviese observando esa partida de ajedrez metafórica y que funciona también a modo de atmósfera invisible de la trama. Pero sobre todo es la confirmación de que Guillermo Martínez es un escritor inteligente, atrevido y maverick dentro de un mercado narrativo al que le sigue faltando el viaje de la imaginación y solventes apuestas del lenguaje.
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