Trad. Xavier González Rodríguez. Anagrama, Barcelona, 2011. 160 pp. 16,50 €
Santiago Pajares
Alessandro Baricco se convirtió en 1996, con la publicación de la novela Seda, en un fenómeno mundial por méritos propios. Yo, que la leí algunos años después, todavía recuerdo con claridad la elegancia de sus palabras y cómo quería leerlas despacio para que se quedaran más tiempo conmigo. “Compraba y vendía. Gusanos de seda”. Y no debía ser algo sólo mío, vistos los millones de lectores que coincidimos. Era uno de esos libros muy malos para adaptar a la gran pantalla porque lo importante no es lo que cuenta, sino el cómo lo cuenta. La poesía en prosa.
Con el paso de los años y los libros fui leyendo más libros de Baricco y me di cuenta que no era un fenómeno aislado, sino que era capaz de trasladar esa elegancia y arte en la combinación de palabras a sus otras historias. Novelas en general simples y cortas. Bellas. Ha tocado también los géneros del ensayo y el teatro, con la íntima Noveccento, publicada en formato novela, y así puede ser leída. Incluso ha llegado a hacer una adaptación de La Iliada de Homero, publicada también en audiolibro para acercar la obra a los que no disfrutan de la lectura. Y con enorme éxito, además.
Hasta la novela que aquí nos trata. Emaús. ¿Por qué este titulo? Es una referencia al pasaje de la Biblia donde Jesús resucitado se le aparece a dos discípulos que no le saben reconocer, pero en cambio, le cuentan todos los detalles sobre la muerte y martirio del hijo de Dios. Cuando se dan cuenta de su error, ya es tarde, porque el señor ha desaparecido. La novela Emaús trata de la adolescencia y paso a la edad adulta de cuatro amigos católicos y practicantes. Narrada en primera persona por uno de ellos desde una perspectiva católica que impregna todo el texto, nos detalla la vida y el buen camino marcado que deben de seguir, desde ayudar a pobre y enfermos en hospicios, hasta dónde llegar con sus propias novias para que lleguen vírgenes al matrimonio. El camino de la salvación y la vida eterna. Pero con el acercamiento a la edad adulta llegan las dudas, y esa patina se va resquebrajando dando paso a nuevos problemas que no saben bien cómo enfrentar. Como ocurre en el pasaje de Emaús, cuando te das cuenta de lo que ocurre, ya es demasiado tarde.
Todo esto comienza cuando entra en sus vidas Andre, una chica distante y algo masculina que atrae sin quererlo a todos a su alrededor como la luz atrae a los mosquitos, sin darse cuenta. Todos quieren saber más de ella, pero ninguno se atreve a preguntar y tienen que informarse por rumores y cuchicheos. Un personaje fascinante debido al misterio que todos tejen a su alrededor, creando sin darse cuenta su propia leyenda. Entonces, los cuatro amigos, tan unidos en el buen camino, comienzan a dar pasos fuera, pasos que se encaminan a Andre. El sexo, las drogas, la traición, la muerte e incluso ese recién descubierto sentimiento que es el amor para el que no siempre logran encontrar pasajes en la biblia que les aconsejen, se convierten en las tejas de su nuevo tejado. Todo ellos narrado con el ingenio, la elegancia y maestría que sabe desplegar Baricco. Porque, aunque puede parecer una novela destinada a católicos, no lo es, sino que puede leerla cualquiera que sea adolescente o que lo haya sido, aquellos que recuerden las dudas que surgían en esos días, cuando todo lo que siempre había sido fácil comienza a tornarse en difícil, que en eso consiste hacerse adulto. Como dice Alessandro Baricco refiriéndose a la chica Andre, “Quién ha empezado a morir, no deja ya de hacerlo.”
Santiago Pajares
Alessandro Baricco se convirtió en 1996, con la publicación de la novela Seda, en un fenómeno mundial por méritos propios. Yo, que la leí algunos años después, todavía recuerdo con claridad la elegancia de sus palabras y cómo quería leerlas despacio para que se quedaran más tiempo conmigo. “Compraba y vendía. Gusanos de seda”. Y no debía ser algo sólo mío, vistos los millones de lectores que coincidimos. Era uno de esos libros muy malos para adaptar a la gran pantalla porque lo importante no es lo que cuenta, sino el cómo lo cuenta. La poesía en prosa.
Con el paso de los años y los libros fui leyendo más libros de Baricco y me di cuenta que no era un fenómeno aislado, sino que era capaz de trasladar esa elegancia y arte en la combinación de palabras a sus otras historias. Novelas en general simples y cortas. Bellas. Ha tocado también los géneros del ensayo y el teatro, con la íntima Noveccento, publicada en formato novela, y así puede ser leída. Incluso ha llegado a hacer una adaptación de La Iliada de Homero, publicada también en audiolibro para acercar la obra a los que no disfrutan de la lectura. Y con enorme éxito, además.
Hasta la novela que aquí nos trata. Emaús. ¿Por qué este titulo? Es una referencia al pasaje de la Biblia donde Jesús resucitado se le aparece a dos discípulos que no le saben reconocer, pero en cambio, le cuentan todos los detalles sobre la muerte y martirio del hijo de Dios. Cuando se dan cuenta de su error, ya es tarde, porque el señor ha desaparecido. La novela Emaús trata de la adolescencia y paso a la edad adulta de cuatro amigos católicos y practicantes. Narrada en primera persona por uno de ellos desde una perspectiva católica que impregna todo el texto, nos detalla la vida y el buen camino marcado que deben de seguir, desde ayudar a pobre y enfermos en hospicios, hasta dónde llegar con sus propias novias para que lleguen vírgenes al matrimonio. El camino de la salvación y la vida eterna. Pero con el acercamiento a la edad adulta llegan las dudas, y esa patina se va resquebrajando dando paso a nuevos problemas que no saben bien cómo enfrentar. Como ocurre en el pasaje de Emaús, cuando te das cuenta de lo que ocurre, ya es demasiado tarde.
Todo esto comienza cuando entra en sus vidas Andre, una chica distante y algo masculina que atrae sin quererlo a todos a su alrededor como la luz atrae a los mosquitos, sin darse cuenta. Todos quieren saber más de ella, pero ninguno se atreve a preguntar y tienen que informarse por rumores y cuchicheos. Un personaje fascinante debido al misterio que todos tejen a su alrededor, creando sin darse cuenta su propia leyenda. Entonces, los cuatro amigos, tan unidos en el buen camino, comienzan a dar pasos fuera, pasos que se encaminan a Andre. El sexo, las drogas, la traición, la muerte e incluso ese recién descubierto sentimiento que es el amor para el que no siempre logran encontrar pasajes en la biblia que les aconsejen, se convierten en las tejas de su nuevo tejado. Todo ellos narrado con el ingenio, la elegancia y maestría que sabe desplegar Baricco. Porque, aunque puede parecer una novela destinada a católicos, no lo es, sino que puede leerla cualquiera que sea adolescente o que lo haya sido, aquellos que recuerden las dudas que surgían en esos días, cuando todo lo que siempre había sido fácil comienza a tornarse en difícil, que en eso consiste hacerse adulto. Como dice Alessandro Baricco refiriéndose a la chica Andre, “Quién ha empezado a morir, no deja ya de hacerlo.”
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