miércoles, septiembre 15, 2010

Temblor, Maggie Stiefvater

Trad. Alexandre Casal Vázquez y Xohana Bastida. SM, Madrid, 2010. 429 pp. 15,95 €

Rubén Castillo Gallego

Por costumbre, por integridad y por sentido común, odio tener prejuicios. Tanto en mi vida como en mis lecturas. En ocasiones, resulta inevitable dejarse arrastrar o zarandear por alguna de estas pulsiones irracionales y generalmente mezquinas; pero trato de reducir el número de sus influencias sobre mí en la medida de lo posible. Entre otras cosas porque considero que lo más hermoso de la inteligencia es su diario combate contra la estupidez. Y como además juzgo que tienen razón quienes afirman que la literatura está en el cómo, procuro que las etiquetas que se adhieren a los libros tampoco me afecten demasiado. Trato de ser yo (el consejo de Montaigne es brillante) quien construya su propio juicio sobre las obras. Sirva esta introducción para explicar que cuando llega a mis manos una novela como Temblor, de Maggie Stiefvater (que ha sido traducida por Alexandre Casal Vázquez y Xohana Bastida para la editorial SM), pongo entre paréntesis todas las advertencias que llegan a mis oídos y abro sus páginas con voluntad edénica. ¿Que la historia es de adolescentes y licántropos? Bien; resulta absurdo negarlo. ¿Que utiliza abundantes mecanismos folletinescos para atrapar con más eficacia a sus jóvenes lectores? Muchos otros lo hacen, con menos pericia y peores resultados... El argumento que aquí se nos pone ante los ojos es bien sencillo: una chica (Grace) fue atacada durante su niñez por un grupo de lobos, que no llegaron a matarla gracias a la intervención de un ejemplar de ojos amarillos, que pareció protegerla de sus compañeros. Sólo años después descubrirá que ese lobo es un muchacho (Sam) que, mordido por un viejo lobo en su infancia, se transformó en licántropo. La fascinación que Grace siente por estos animales (y en especial por el singular Sam) se va convirtiendo en amor cuando el chico irrumpe en su vida y da muestras de su ternura, su delicadeza y su deseo de volver a la condición humana. El problema es que la mutación que sufrió en la niñez no parece ser reversible. De hecho, todo indica que este invierno se transformará en lobo y no volverá jamás a su condición bípeda. Grace, pese a las dificultades, sigue dándole vueltas al asunto, por si encontrara alguna solución. Añadamos a esta trama a sus dos mejores amigas (Olivia y Rachel); un compañero de instituto que es también mordido y se incorpora a la nómina de los licántropos (Jack Culpeper); la hermana de este último, Isabel, que comienza a atar cabos entre los lobos y Grace y que empieza a moverse para ayudar a su hermano; las rivalidades y celos que surgen entre los componentes de la manada; y, atravesando toda la pieza, las emociones, las ideas y los diálogos esperables en un grupo de jóvenes, magistralmente reproducidos por Maggie Stiefvater. Cuando se termina la obra (el crescendo de las últimas treinta páginas es particularmente memorable), no queda más remedio que reconocer el mérito de esta obra. Si Crepúsculo (S. Meyer) era una obra que daba gusto leerla, no menor placer depara Temblor. Mi hija María, que me aconsejó ambas, tiene un olfato literario estupendo, que puede servir como termómetro para su generación. Si tienen que regalar una obra a una persona lectora de 12 a 16 años no lo duden: ésta es una opción espléndida.

3 comentarios:

Leo dijo...

Puede que si tienes 12 años dé gusto leer a la Meyer, pero me sorprende que un adulto pueda decir eso. Hacía tiempo que no veía tal cúmulo de lugares comunes, una prosa que entafarra las pobres hojas (o pantalla) en que está escrita y unos personajes tan simples como organismos unicelulares. Por no hablar de esa Bella Swan atontada y sumisa. Si éste es como la saga Crepúsculo, ya sé a qué atenerme.

Anónimo dijo...

Ejem, @Leo: hay muchos tipos de lectura y muchos tipos de personas. Puede que a alguien adulto también le pueda gustar leer a Meyer, no todo el mundo tiene tus mismas opiniones.
Este libro no tiene nada que ver con la Saga Crepúsculo (muy buena, por cierto), es un libro increíble que deja marcado al lector.
Si tienes esa idea, creo que no aprecias bien la buena lesctura y no estas abierto a mundos nuevos.
Lo siento.

Leo dijo...

Anónimo, una cosa son los gustos y las opinions y otra la calidad literaria, que en un gran porcentaje es algo que se puede medir porque entre otras cosas se basa en un estilo, una habilidad gramatical, un ritmo... Puede gustarte o no Crepúsculo, eso depende del gusto, pero nadie puede decir que sea buena literatura, porque no tiene estilo propio, sus personajes son planos, la historia es un puro estereotipo y asi... ad infinitum. Y eso es algo objetivo.