Trad. Felip Lorda i Alaiz. Siruela, Madrid, 2009. 160 pp. 16.90 €
Martí Sales
“¿Qué es un cuento de hadas?” Esa sería la primera pregunta, y: “¿Cómo lo cuento yo, Cees Nooteboom, escritor reputado y con voz propia, sin salirme del cuento pero sin dejar de ser yo –mi escritura y yo, más bien?”, su extensión. Las respuestas son este libro, En las montañas de Holanda, cuyo título paradójico ya da una idea de qué nos encontraremos en sus páginas –paradójico, evidentemente, porque en Holanda no hay montañas. Alfonso Tiburón de Mendoza, trasunto del propio Nooteboom, inspector de carreteras, se encierra en un colegio vacío por vacaciones en un rincón perdido de Aragón para escribir una historia –un cuento de hadas, para ser precisos. El cuento pasa en un lugar inventado –estas montañas– donde una pareja de bellísimos actores de circo, Kai y Lucía ven como se precipita su destino y se les escapa de las manos. Una mala malísima, la Reina de Hielo, secuestra a Kai para convertirlo en su concubino pero Lucía, con el sacrificio y la ayuda de Anna la payasa, lo acaba liberando. La historia es sencilla, como en cualquier cuento de hadas, y en este caso, lo que importa son las reflexiones y la imbricación del narrador en la trama de ficción. Nooteboom es un gran escritor y se nota en el dominio del fraseo, en los pequeños golpes de efecto, en la perfecta relación entre digresión y historia; es un gustazo leer las dudas literarias que tiene el narrador a medida que va contando el relato, no son gratuitas, son acertadas y la nuez del libro. Esa yuxtaposición de realidad y ficción que las enriquece a ambas –por un lado, un cuento con sus normas de siempre, y por el otro, plena libertad para avanzar hacia donde se quiera– hace de En las montañas de Holanda, y cito a Alberto Manguel, que en el prólogo lo explica muy bien, «una pequeña obra maestra, un cuento de hadas cuyo protagonista es la lengua, creadora de palabras, diversificadora de sentido, desentrañadora de misterios.»
Martí Sales
“¿Qué es un cuento de hadas?” Esa sería la primera pregunta, y: “¿Cómo lo cuento yo, Cees Nooteboom, escritor reputado y con voz propia, sin salirme del cuento pero sin dejar de ser yo –mi escritura y yo, más bien?”, su extensión. Las respuestas son este libro, En las montañas de Holanda, cuyo título paradójico ya da una idea de qué nos encontraremos en sus páginas –paradójico, evidentemente, porque en Holanda no hay montañas. Alfonso Tiburón de Mendoza, trasunto del propio Nooteboom, inspector de carreteras, se encierra en un colegio vacío por vacaciones en un rincón perdido de Aragón para escribir una historia –un cuento de hadas, para ser precisos. El cuento pasa en un lugar inventado –estas montañas– donde una pareja de bellísimos actores de circo, Kai y Lucía ven como se precipita su destino y se les escapa de las manos. Una mala malísima, la Reina de Hielo, secuestra a Kai para convertirlo en su concubino pero Lucía, con el sacrificio y la ayuda de Anna la payasa, lo acaba liberando. La historia es sencilla, como en cualquier cuento de hadas, y en este caso, lo que importa son las reflexiones y la imbricación del narrador en la trama de ficción. Nooteboom es un gran escritor y se nota en el dominio del fraseo, en los pequeños golpes de efecto, en la perfecta relación entre digresión y historia; es un gustazo leer las dudas literarias que tiene el narrador a medida que va contando el relato, no son gratuitas, son acertadas y la nuez del libro. Esa yuxtaposición de realidad y ficción que las enriquece a ambas –por un lado, un cuento con sus normas de siempre, y por el otro, plena libertad para avanzar hacia donde se quiera– hace de En las montañas de Holanda, y cito a Alberto Manguel, que en el prólogo lo explica muy bien, «una pequeña obra maestra, un cuento de hadas cuyo protagonista es la lengua, creadora de palabras, diversificadora de sentido, desentrañadora de misterios.»
2 comentarios:
Andamos faltos de nuevos cuentos de hadas que nos refloten las alas. Me apunto este para degustarlo, despacito, al calor de esta Navidad. Un abrazo aéreo
Genial libro, he disfrutado mucho con esta lectura.
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