Trad. Xohana Bastida Calvo. SM, Madrid, 2007. 533 pp. 20,50 €
Carmen Fernández Etreros
Cuando el lector de La invención de Hugo Cabret abre las primeras páginas del libro, no sabe si se va a encontrar con un ejemplar de literatura juvenil, un cómic o un álbum ilustrado. El libro de Brian Selznick es todo eso y mucho más. Un libro especial que combina tres géneros: la narrativa, la ilustración y la técnica cinematográfica. El acierto del autor es que no nos invita a leer el libro sino a contemplar la historia del muchacho protagonista, y para ello nos la muestra con sus increíbles ilustraciones e imágenes.
El papel privilegiado de la imagen en La invención de Hugo Cabret se logra gracias a la aparición de 284 cuidadas ilustraciones. En el libro aparecen fotografías sacadas de películas pioneras del cine como por ejemplo El viaje a la Luna de George Méliès o La llegada de un tren a la estación de los hermanos Lumière. Estas fotografías se combinan con curiosos dibujos en blanco y negro elaborados por el propio autor. Brian Selznick usa técnicas cinematográficas para la recreación de sus ilustraciones, como la simulación del zoom con dibujos sucesivos que van acercando los pequeños detalles al lector como una bota del protagonista corriendo o la locomotora entrando en la estación parisina.
Brian Selznick, natural de New Jersey, es un apasionado de la literatura y la ilustración infantil. Su primera obra, The Houdini box, que todavía no ha llegado a nuestro país, cosechó un gran éxito entre los lectores y la crítica, y varios premios de Literatura Infantil y Juvenil. Curiosamente Brian Selznick adquirió sus conocimientos de literatura infantil cuando comenzó a trabajar en la librería infantil Eeyore’s en Nueva York. También ha trabajado como ilustrador de diversos libros infantiles y juveniles.
Pero recalco que la imagen no se superpone al texto, sino todo lo contrario, ambas se combinan con destreza. El autor logra un equilibrio de las imágenes con una historia brillante y una intriga que capta al lector desde las primeras páginas. Incluso consigue que las ilustraciones lleven al lector en volandas la historia para seguir a recreándola a continuación en el texto. Un verdadero ejercicio de estilo y una novedosa técnica para la literatura juvenil que se inaugura con este libro y que se hace eco del gran papel de la imagen en los nuevos lectores.
La invención de Hugo Cabret cuenta la historia de un chico huérfano, que vive solo entre los muros de una ajetreada estación de ferrocarril parisina. Si quiere sobrevivir, nadie debe conocer su existencia. Tampoco nadie debe saber que todas las mañanas Hugo pone en hora los relojes de la estación. Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una solitaria chica y un viejo juguetero. Ya nada será para Hugo como antes. Un extraño dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada y un misterioso autómata son algunas de las claves de un intrincado misterio que el lector irá descubriendo.
Para esta obra Brian Selznick se ha inspirado en Edison’s eve: A Magical Quest for Mechanical Life, de Gaby Word, un libro en el que se cuenta la historia de un autómata, y en el que se narra como uno de los primeros directores de cine francés, George Mèliés, coleccionaba este tipo de máquinas. Un director de cine que se separo de la línea documental de los hermanos Lumière para convertir el cine en espectáculo y diversión. El autor cuenta en los agradecimientos de La invención de Hugo Cabret que había acariciado durante muchos años la idea de escribir una novela sobre George Méliès, pero ésta no tomó forma hasta que encontró este libro que contaba la historia de la colección de autómatas de Méliès que fue «donada a un museo cuyos responsables la arrinconaron en un desván del que solo salió para ir al basurero. Me imaginé que podía haber pasado si un niño hubiera encontrado aquellos autómatas en medio de la basura y en aquel instante nacieron Hugo y su historia».
La otra historia que subyace en La invención de Hugo Cabret es la reinserción en la sociedad de un niño que como tantos otros en la época, vagaban en soledad por las calles de París a su suerte, y que gracias a la amistad con la protagonista y al misterio del autómata vuelve a tener contacto con el mundo.
Un libro que conecta la olvidada y triste historia de los pioneros de la cinematografía con una aventura juvenil llena de sensibilidad, misterio y creatividad. Un libro que engancha a los jóvenes lectores pero también a sus padres.
Cuando el lector de La invención de Hugo Cabret abre las primeras páginas del libro, no sabe si se va a encontrar con un ejemplar de literatura juvenil, un cómic o un álbum ilustrado. El libro de Brian Selznick es todo eso y mucho más. Un libro especial que combina tres géneros: la narrativa, la ilustración y la técnica cinematográfica. El acierto del autor es que no nos invita a leer el libro sino a contemplar la historia del muchacho protagonista, y para ello nos la muestra con sus increíbles ilustraciones e imágenes.
El papel privilegiado de la imagen en La invención de Hugo Cabret se logra gracias a la aparición de 284 cuidadas ilustraciones. En el libro aparecen fotografías sacadas de películas pioneras del cine como por ejemplo El viaje a la Luna de George Méliès o La llegada de un tren a la estación de los hermanos Lumière. Estas fotografías se combinan con curiosos dibujos en blanco y negro elaborados por el propio autor. Brian Selznick usa técnicas cinematográficas para la recreación de sus ilustraciones, como la simulación del zoom con dibujos sucesivos que van acercando los pequeños detalles al lector como una bota del protagonista corriendo o la locomotora entrando en la estación parisina.
Brian Selznick, natural de New Jersey, es un apasionado de la literatura y la ilustración infantil. Su primera obra, The Houdini box, que todavía no ha llegado a nuestro país, cosechó un gran éxito entre los lectores y la crítica, y varios premios de Literatura Infantil y Juvenil. Curiosamente Brian Selznick adquirió sus conocimientos de literatura infantil cuando comenzó a trabajar en la librería infantil Eeyore’s en Nueva York. También ha trabajado como ilustrador de diversos libros infantiles y juveniles.
Pero recalco que la imagen no se superpone al texto, sino todo lo contrario, ambas se combinan con destreza. El autor logra un equilibrio de las imágenes con una historia brillante y una intriga que capta al lector desde las primeras páginas. Incluso consigue que las ilustraciones lleven al lector en volandas la historia para seguir a recreándola a continuación en el texto. Un verdadero ejercicio de estilo y una novedosa técnica para la literatura juvenil que se inaugura con este libro y que se hace eco del gran papel de la imagen en los nuevos lectores.
La invención de Hugo Cabret cuenta la historia de un chico huérfano, que vive solo entre los muros de una ajetreada estación de ferrocarril parisina. Si quiere sobrevivir, nadie debe conocer su existencia. Tampoco nadie debe saber que todas las mañanas Hugo pone en hora los relojes de la estación. Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una solitaria chica y un viejo juguetero. Ya nada será para Hugo como antes. Un extraño dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada y un misterioso autómata son algunas de las claves de un intrincado misterio que el lector irá descubriendo.
Para esta obra Brian Selznick se ha inspirado en Edison’s eve: A Magical Quest for Mechanical Life, de Gaby Word, un libro en el que se cuenta la historia de un autómata, y en el que se narra como uno de los primeros directores de cine francés, George Mèliés, coleccionaba este tipo de máquinas. Un director de cine que se separo de la línea documental de los hermanos Lumière para convertir el cine en espectáculo y diversión. El autor cuenta en los agradecimientos de La invención de Hugo Cabret que había acariciado durante muchos años la idea de escribir una novela sobre George Méliès, pero ésta no tomó forma hasta que encontró este libro que contaba la historia de la colección de autómatas de Méliès que fue «donada a un museo cuyos responsables la arrinconaron en un desván del que solo salió para ir al basurero. Me imaginé que podía haber pasado si un niño hubiera encontrado aquellos autómatas en medio de la basura y en aquel instante nacieron Hugo y su historia».
La otra historia que subyace en La invención de Hugo Cabret es la reinserción en la sociedad de un niño que como tantos otros en la época, vagaban en soledad por las calles de París a su suerte, y que gracias a la amistad con la protagonista y al misterio del autómata vuelve a tener contacto con el mundo.
Un libro que conecta la olvidada y triste historia de los pioneros de la cinematografía con una aventura juvenil llena de sensibilidad, misterio y creatividad. Un libro que engancha a los jóvenes lectores pero también a sus padres.
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