Caballo de Troya. Barcelona, 2006. 256 pp. 11,90 €
Román Piña
Me comprometí a recomendar un libro gratis cada dos meses en La Tormenta en un vaso y toca cumplir. Gratis no porque el libro lo regalen, no. Lo que es gratis es este texto. Eso me exime de escribir una reseña por lo profesional. Quien agita la tormenta me dice que aquí se puede ser heterodoxo, y no puedo estrenarme con mejor muestra. Si entendemos por heterodoxia el caos total.
La primera novela de Fernando San Basilio, Curso de Librería, salió hace no muchos meses. Pero yo la leí hace por los menos tres, y escribir sobre ella tanto tiempo después sin releerla no es muy serio.
Veamos. Esta es la historia de un curso, pagado por el INEM, en la academia Diderot de Madrid. Un curso que no existe, como supongo que no existe la academia. O quizá sí. Pero en todo caso un curso inverosímil y, sobre todo, muy nuevo. Dos grupos de adultos, procedentes de distintos oficios u ocupaciones, estrenan el primer Curso de librería de la historia de España. No es fácil rechazar la impresión de que Fernando San Basilio en persona haya estado matriculado en este curso inverosímil, y tan real. ¿No son inverosímiles los contenidos de tantas asignaturas de la enseñanza tradicional reglada? Una titulación que acreditase capacidad y conocimientos para vender libros no es nada descabellado. Apenas tiene unos años la pequeña carrera de “monitor de guardería”. Muchos venimos pidiendo ya cursos de doctorado en paternidad o relaciones conyugales. Criticamos en tertulias de café el intrusismo en odontología o periodismo. No vamos a escandalizarnos porque se haya creado un módulo profesional de vendedor de libros. Todo lo contrario. Los escritores lo esperábamos hace tiempo, por la cuenta que nos trae. Por eso San Basilio ha dado en el clavo.
Un narrador en primera persona, cuyo nombre no llegaremos a saber, nos cuenta esta experiencia piloto. Demuestra San Basilio tener un buen dominio del tema. Ha pisado muchas librerías. Habrá incluso vendido libros, robado libros, ligado entre libros. Habrá discutido con libreros. Se ha enfrentado al gran monstruo de la comercialización de los libros en su primera novela, como en un exorcismo para buscarse la vida como escritor.
Es un escritor maravilloso. A mí la primera página del libro ya me avisó de que la novela iba a ser una delicia. Tiene una prosa hipnótica, humilde, musical, rítmica y cómica, sí, salpicada de travesuras con cuentagotas, para no saturar. El narrador nos conquista porque se nos confiesa. No se toma muy en serio a sí mismo. Es un periodista defenestrado, por tramposo. Ahora acepta humilde un destino de aprendiz en las aulas, en el curso de librería, con otros náufragos como Paz, Esteban, Gerardo… Lo que San Basilio hace es montar una fábula muy amena para dar un lúcido y crítico repaso al mundo del libro. Al universo, si se quiere, reducido a la dimensión de una librería. Los personajes están vivos, los vemos. Recuerdo a Alfonsina, la profesora estrella, y su historia de nostalgia de tiempos mejores, cuando se codeaba con los grandes escritores como relaciones públicas de la Casa del Libro. Recuerdo los vermuts de los alumnos y sus charlas sobre literatura. Recuerdo la ironía amable que rezuma el libro. Los diálogos con chispa.
Quienes escribimos, leemos y tenemos algo que ver con las librerías, creo que disfrutaremos leyendo este libro, tan lleno de sentido común, de aciertos, de poesía camuflada o raptada. Un retrato genial de un mundo muy nuestro.
Román Piña
Me comprometí a recomendar un libro gratis cada dos meses en La Tormenta en un vaso y toca cumplir. Gratis no porque el libro lo regalen, no. Lo que es gratis es este texto. Eso me exime de escribir una reseña por lo profesional. Quien agita la tormenta me dice que aquí se puede ser heterodoxo, y no puedo estrenarme con mejor muestra. Si entendemos por heterodoxia el caos total.
La primera novela de Fernando San Basilio, Curso de Librería, salió hace no muchos meses. Pero yo la leí hace por los menos tres, y escribir sobre ella tanto tiempo después sin releerla no es muy serio.
Veamos. Esta es la historia de un curso, pagado por el INEM, en la academia Diderot de Madrid. Un curso que no existe, como supongo que no existe la academia. O quizá sí. Pero en todo caso un curso inverosímil y, sobre todo, muy nuevo. Dos grupos de adultos, procedentes de distintos oficios u ocupaciones, estrenan el primer Curso de librería de la historia de España. No es fácil rechazar la impresión de que Fernando San Basilio en persona haya estado matriculado en este curso inverosímil, y tan real. ¿No son inverosímiles los contenidos de tantas asignaturas de la enseñanza tradicional reglada? Una titulación que acreditase capacidad y conocimientos para vender libros no es nada descabellado. Apenas tiene unos años la pequeña carrera de “monitor de guardería”. Muchos venimos pidiendo ya cursos de doctorado en paternidad o relaciones conyugales. Criticamos en tertulias de café el intrusismo en odontología o periodismo. No vamos a escandalizarnos porque se haya creado un módulo profesional de vendedor de libros. Todo lo contrario. Los escritores lo esperábamos hace tiempo, por la cuenta que nos trae. Por eso San Basilio ha dado en el clavo.
Un narrador en primera persona, cuyo nombre no llegaremos a saber, nos cuenta esta experiencia piloto. Demuestra San Basilio tener un buen dominio del tema. Ha pisado muchas librerías. Habrá incluso vendido libros, robado libros, ligado entre libros. Habrá discutido con libreros. Se ha enfrentado al gran monstruo de la comercialización de los libros en su primera novela, como en un exorcismo para buscarse la vida como escritor.
Es un escritor maravilloso. A mí la primera página del libro ya me avisó de que la novela iba a ser una delicia. Tiene una prosa hipnótica, humilde, musical, rítmica y cómica, sí, salpicada de travesuras con cuentagotas, para no saturar. El narrador nos conquista porque se nos confiesa. No se toma muy en serio a sí mismo. Es un periodista defenestrado, por tramposo. Ahora acepta humilde un destino de aprendiz en las aulas, en el curso de librería, con otros náufragos como Paz, Esteban, Gerardo… Lo que San Basilio hace es montar una fábula muy amena para dar un lúcido y crítico repaso al mundo del libro. Al universo, si se quiere, reducido a la dimensión de una librería. Los personajes están vivos, los vemos. Recuerdo a Alfonsina, la profesora estrella, y su historia de nostalgia de tiempos mejores, cuando se codeaba con los grandes escritores como relaciones públicas de la Casa del Libro. Recuerdo los vermuts de los alumnos y sus charlas sobre literatura. Recuerdo la ironía amable que rezuma el libro. Los diálogos con chispa.
Quienes escribimos, leemos y tenemos algo que ver con las librerías, creo que disfrutaremos leyendo este libro, tan lleno de sentido común, de aciertos, de poesía camuflada o raptada. Un retrato genial de un mundo muy nuestro.
7 comentarios:
No se sorprenda Vd por lo del curso de librería: A mediados de los años 80, el INEM en la provincia de Barcelona (yo trabajé allí) ofrecía la posibilidad, a sus parados, de realizar un curso de Funambulismo... No suena poético o surrealista...o cínico?
Desconozco si el "libro de texto" del curso sería el relato de Kafka "Un artista del hambre", para iniciarse también, como complemento, en el duro oficio de "Ayunador".
Curiosa manera de hacer una reseña, muchacho
La reseña es quizás algo heterodoxa, pero a mí me ha resultado simpática. Puede que también se deba al pasaje en el que se muestra tanta empatía por aquellos que se enfrentan "al gran monstruo de la comercialización de los libros en su primera novela, como en un exorcismo para buscarse la vida como escritor". Será porque me toca personalmente.
Asimismo, ha conseguido despertar mi curiosidad por este libro. Por eso, gracias.
pues yo estoy cón el libro, me está encantando....es una maravilla, lo recomiendo vivamente!!!
un abrazo
Me ha encantado la reseña. Creo que da en el clavo.
También hemos seguido a los personajes del libro por los distintos lugares citados.
Yo lo estoy terminando y me parece delicioso. Mi enhorabuena a San Basilio y su editor Constantino Bértolo.
Pues yo he hecho ese curso....
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