Trad. Eduardo Jordá.
Libros del Asteroide, Barcelona, 2016. 435 pp. 23 €
Libros del Asteroide, Barcelona, 2016. 435 pp. 23 €
Ángeles Prieto Barba
Probablemente el siglo XXI hubiera empezado de manera diferente si
el atentado contra las Torres Gemelas se hubiera llevado a cabo en
cualquier otra ciudad de Norteamérica, ya que entonces hubiera constituido solo un
ataque concreto al gobierno de ese país. Pero desde el momento en
que se produce en la mítica Nueva York, crisol acogedor de culturas
muy dispares, ya nos afecta a todos. Y por supuesto a Gary
Shteyngart, nacido en Leningrado en 1972 y autor de este libro
atinado, desenvuelto, encantador y con grandes dosis de humor que
significativamente menciona de pasada, sin analizar, lo ocurrido en
ese fatídico día. “Las gigantescas sombras”, las denomina en un
eufemismo más que elocuente.
Aunque Nueva York como tierra
de promisión no es más que uno de los grandes temas enfocados en
este libro autobiográfico por la divertida linterna de Gary/Igor,
el “Pequeño Fracaso”, dotado de la acidez lúcida y el
desparpajo suficiente para relatarnos una infancia feliz en Rusia con
asma y muchas carestías, los posteriores problemas de adaptación y
desarraigo en Queens, el judaísmo como marca de identidad y yugo al
cuello, el poder unificador de voluntades pero también corrosivo de
la familia, la educación y la vocación. Lastres y libertades que
todos sufrimos en mayor o menor medida para poder madurar.
Pequeño fracaso es pues una confesión honesta sin dejar
nada en el tintero, como la que llevaríamos a cabo en una larga
sesión de psicoanálisis, que cuenta con unos valores narrativos
indudables basados en los principios éticos de su autor. Por estos precisamente,
no esperen encontrar en este libro autobombos, afectación,
presunciones ni vanaglorias, ya que en la pequeña Odisea de
Shteyngart por sobrevivir en el Nuevo Mundo no faltan monstruos pero
él mismo es, de lejos, el personaje menos favorecido. El libro
es también un viaje circular, de ida y vuelta, donde intentan
cerrarse heridas y carencias, dando sentido a la vida como si de una
gesta literaria se tratara.
Lo interesante es que a pesar
de los vaivenes geográficos del autor, que lo condicionan de manera
indudable, todos podemos vernos reflejados en esta historia agridulce
de crecimiento y desarrollo hasta dar con nuestra verdadera vocación.
Sobre todo aquellos lectores que tengan una edad parecida, ya que
compartirán con él gustos musicales, angustias escolares,
inquietudes por las chicas, aficiones varias. Y es que el mensaje
implícito en la narración de que, a pesar de las distancias y
diferencias culturales, no somos tan diferentes, convierte en muy provechosa esta lectura. Porque al final sientes haber encontrado a un nuevo
amigo, ese al que buscaremos en cuanto saque otro libro.
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