jueves, diciembre 20, 2012

Moravia, Marcelo Luján

El Aleph, Barcelona, 2012. 176 pp. 19,50 €

Ariadna García

Los europeos volvemos a emigrar. Hacemos las maletas hacia países dentro del propio continente o nos marchamos a otros. La crisis impone un modelo de vida provisional, en tránsito hacia nuevas latitudes. La literatura no puede quedar al margen de dichos movimientos. Detrás de cada emigrante hay una historia, y dentro de cada una late un drama. El Aleph viene publicando desde hace un tiempo novelas migratorias, libros que nos hacen pensar en las causas, las formas y las consecuencias de toda huida. Si en Libro José Luis Peixoto nos hablaba de la travesía clandestina de los jóvenes portugueses en los años 50 para llegar a Francia, en Moravia Marcelo Luján se centra tanto en el éxodo checo hacia Argentina y los EEUU a lo largo del siglo XX, como en la necesidad imperiosa del regreso. Dos obras, dos visiones del mundo. El pasado, en ambas, es un imán que atrae a los personajes a su lugar de origen. Pero el retorno es diferente en cada libro. Peixoto cierra un círculo que reordena las vidas que el exilio dispersó. Luján, en cambio, lo abre, y por esa grieta se pierde la felicidad que conquistó la marcha.
Moravia, por lo tanto, se divide en dos partes. Comienza in medias res, con el atraque en el puerto de Buenos Aires del barco en que viaja Juan Kosic, famoso y adinerado músico que vuelve al mísero pueblo que lo vio partir hace quince años. Lo acompañan su mujer y su hija (nacida en Nueva Orleans). A través de distintos flash back, el narrador relata los motivos que llevaron a las familias del matrimonio a abandonar Europa: el hambre en un caso, y en otro, el protectorado nazi que Hitler impuso en 1939 sobre Bohemia y Moravia. Estos antecedentes confrontan a cada cónyuge con el mundo social del otro. Lidia Estefanía Míclav pertenece a una refinada estirpe de violinistas; Juan Kosic es hijo de un par de analfabetos.
Si ya de por sí resulta interesante esta disparidad de caracteres, valores y vivencias, la segunda parte del libro aporta un estímulo más.
A Juan Kosic no le mueve la nostalgia de la tierra, tampoco la añoranza de su madre o su hermana. Al contrario. Escapó con lo puesto para demostrarse a sí mismo y a su vil progenitora que podría ser un hombre de provecho. Actúa por orgullo. Y con objeto de dar una lección, trama un plan a medio camino entre la restitución de su imagen y la venganza. Pero, ¿qué puede un mortal, por muy armado que esté de argumentos y pesos, cuando enfrenta sus fuerzas al Destino?
Altas dosis de intriga y de Historia constituyen las mimbres con las que Marcelo Luján ha creado su libro. Novela de contrastes (de expectativas cumplidas y frustradas, de juegos y castigos), Moravia introduce al lector en un torbellino de emociones del que no saldrá ileso.

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