Fernando Sánchez Calvo
De cómo algunas cigarras utilizan los números primos para no coincidir con sus depredadores. De por qué hay una sinfonía de sonidos ilimitados que (si queremos) nunca repetirá una secuencia. De cómo contaban los babilonios hasta sesenta tan sólo con las dos manos. De por qué los números en la milenaria China tenían sexo masculino o femenino. De qué le pasó a Eratóstenes por la cabeza para ser el primero que intentara en encontrar todos los números primos habidos y por haber. De cómo la naturaleza (perezosa por naturaleza) siempre tiende a manifestar su belleza en forma de esfera. De la triste historia de aquel padre de familia que, obsesionado con un 7 que llevaba sin salir más de dos años en la primitiva italiana, apostó toda su fortuna a aquel número sin saber que cualquier combinación, una vez devueltas las bolitas al bombo de la suerte, vuelve a ser tan probable como cualquier otra combinación. Del rey que perdió toda su fortuna por doblar un grano de arroz en la segunda casilla del ajedrez. De cómo el 0 ni fue importante ni fue hasta que los árabes, por medio de los indios, descubrieron que resolvía y facilitaba mucho las operaciones matemáticas y, por lo tanto, la vida.
Son algunos ejemplos de lo que nos podemos encontrar en esta edición que, publicada a partir del famoso programa de la televisión británica, Eugenio Jesús Gómez de Ayala traduce al español para la editorial Acantilado. Dividido en cinco partes (más amenas a mi entender las dos primeras, cuyos protagonistas son los números primos y la geometría) el gran acierto del libro y autor es llevar de manera práctica y divertida a la vida real conceptos matemáticos que suelen ser bastante arduos para el público general. ¿El tipo de víctima al que va dirigido, pues?: intuyo que curiosos, fans del picoteo libresco o lectores que, lejos de la especialización temática, tratan con el mismo respeto la poesía completa de Szymborska como este libro de obvio carácter divulgativo. Supongo que para cualquier profesor de matemáticas las historias o casos contados aquí serán más que manidos, pero es de agradecer que, de vez en cuando, algo así salga al mercado para refrescar la memoria a los que no jugamos con los números desde el Bachillerato. Además, la interacción y los vínculos con Internet, donde uno puede descargar juegos basados en los diversos capítulos que componen, en palabras del autor, esta odisea de las matemáticas en la vida cotidiana, completan esa función pedagógica vital en disciplinas tradicionalmente tan temidas por los alumnos y por los que alguna vez fueron alumnos.
Al fin y al cabo, no todo va a ser alta literatura.
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