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viernes, enero 22, 2016

Doble mirada: Lujuria, Juan Eslava Galán


Destino, Barcelona, 2015. 241 pp. 18 €

1. Juan Laborda Barceló

El conjunto global de estas letras es de un resuelto y entretenidísimo carácter didáctico. Se nos acerca con gusto, delicadeza y picardía, así como acierto en la selección de contenidos, los prismas varios que la Lujuria puede presentar. Si bien es cierto que los temas se centran en el siglo XIX y XX español, su carácter universal los hace extrapolables a otros tiempos cercanos y otras zonas. No se evitan los detalles bizarros, que harán las delicias de los lectores más rijosos, ni las reflexiones sociales que el sexo, y sus manifestaciones públicas y privadas, imprimen en las mentalidades de cada época. De ahí saltamos a las modas, los naturalismos, los burdeles o los grandes personajes que se dejaron seducir por los placeres de la carne. Isabel II o Alfonso XIII tienen capítulos justamente dedicados en la obra, pues sus vidas dieron mucho juego, entonces y ahora, por sus aventuras de alcoba, cuando no de escritorio o de cuarto de fregonas. Tal era el ímpetu y la voracidad de ambos.
La amenidad manifiesta no está reñida con el rigor, ni con el humor. El aparato crítico resulta desbordante, pues viene, como suele ocurrir, a abundar, profundizar y explicar cuestiones aledañas a las del texto principal. Son útiles, pues perfilan las evidentes referencias bibliográficas, llegando a disculparse el autor por su extensión. Ironiza, sin embargo, con aquel rancio concepto de que así tendrá mayor peso académico. La función se logra: amenidad y seriedad histórica se dan la mano en estas páginas.
La obra está pensada, a pesar de que se puede leer de muchos modos, como un acercamiento ocasional, distendido o disperso al tema, que depara un agradabilísimo sabor de boca en el lector. El disfrute de cada uno de los capítulos como curiosidad, con entidad narrativa o temática separada, resulta de lo más pedagógico y apropiado para un libro de estas características. En cambio, una lectura más continuada revela ciertas reiteraciones anecdóticas, y que no empañan en absoluto el conjunto, pero que son muestra de ese carácter en ocasiones fragmentario. No se trata tanto de un matiz del texto, siempre riguroso y ameno, como de un reflejo de las siempre discutibles intenciones o modos de lectura. Hay cuestiones sobre los gustos de los fuertes olores corporales que privaban a algunos monarcas de la historia que se repiten en diversos apartados del libro.
Uno de los grandes aciertos del ensayo, que forma parte de un ambicioso fresco sobre los pecados capitales en la siempre atribulada historia de España, es su carácter abiertamente desenfadado. No se evita la reflexión profunda cuando es menester, ni el debate historiográfico cuando toca, pero, desde luego, prima un sentido lúdico que acompaña al tema, aunque éste no siempre lo sea. Desde las prostitutas nacidas de la necesidad a las amantes regias, pasando por las bajezas morales de la desequilibrada madre de la niña prodigio Hildegart Rodríguez Caballeira, el mosaico de las mentalidades más tórridas (o avanzadas, según se mire), se deja ver en este ensayo. Es todo un muestrario de formas de vida, poco más se le puede pedir a un libro de historia.
Las mentalidades, y los temas sociales o políticos concretos, son algunos de los grandes aciertos de este ensayo. Hay ocasiones en las que se expresa con claridad la extrema y opuesta concepción de la vida dependiendo de las ideas, condiciones y planteamientos de cada período. Observaremos así desde la ola frivolona de espectáculos picantes de la II República a la pacatería radical de la España sublevada, luego franquista, personificada en el detente bala y la moral extrema. Si la historia es hija de la naturaleza de los hombres, aquí vemos ejemplos clarísimos de todo ello.
La curiosidad, entendida como una forma de aproximarse a las realidades históricas, es un punto de partida de lo más excitante, valga la redundancia. En este caso, tal deseo entronca directamente con el estudio de las mentalidades, la vida íntima y los estudios de género. No pueden ser tres aspectos más interesantes y menos tratados. El estudio viene a cubrir un hueco, divulgativo y riguroso en una historiografía tradicionalmente más seria y reservada. No podemos hacer más que esperar que las siguientes entregas de la serie de los pecados capitales patrios sean igualmente entretenidas y enriquecedoras para el acervo cultural.


2. Pedro M. Domene

Hubo un pasado en que todo era pecado de lujuria, según las predicaciones de la Santa Madre Iglesia. Y como Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) nos tiene acostumbrados a sus ingeniosos y documentados guiños literarios sobre la extravagante, inexplicable y singular sociedad española reciente, y es capaz de entregarnos unos textos repletos de humor, una aguda ironía y aires de sarcasmo, concluimos que en sus lecturas subyace fundamentalmente la más absoluta honradez y sinceridad. Con su última apuesta nos regala una serie de pecados capitales, y empieza por el primero de ellos, Lujuria (2015), un repaso de la historia de la sexualidad en España, desde el siglo XIX hasta la Transición, pasando por las aficiones de Isabel II y Alfonso XIII, y la constancia de unas épocas más liberales durante las dos Repúblicas a las situaciones “absurdas e hilarantes” provocadas por la Iglesia y la censura franquista en su cruzada antilujuria, para llegar a la más reciente y denominada época del “destape”.
El documento refleja una España de doble moral durante años, y así la pornografía estuvo muy bien vista y se consideraba elegante como costumbre de las clases altas pero en cuanto se abarató su consumo y se extendió a las clases medias, se convirtió en algo insano y pernicioso, recuerda Eslava Galán, que ha incluido en el libro fotografías y material de época. Se trata, pues, del relato de todo aquello que pudiera parecer «lujurioso y pecaminoso de por sí», que era mucho, en realidad, como se explica en los curiosos capítulos dedicados al baile, calificada como «la feria predilecta de Satanás»; las playas, como «ocasión próxima de pecado», o el cine, en esas ansiadas últimas filas de butacas, auténtica «escuela de perversión», para las autoridades de la época. Tal vez, tras este ameno repaso por los tiempos oscuros de una férrea dictadura, en todos los sentidos, quienes desconozcan los datos y las anécdotas de ese otro tiempo, no tan lejano, sabrán que entonces hubiera sido imposible hablar y escribir sobre tema tan escabroso, una época en la que, paradójicamente, la gente de las clases menos pudientes vivía con una abundante frustración los asuntos relaciones con la sexualidad y el erotismo. Hoy Eslava Galán, en cuarenta y cinco breves capítulos, ilustrados y documentados, pone el contrapunto de esos tabúes, costumbres y prohibiciones respecto al sexo y su mundo, y lo hace en clave de humor, con abundantes dosis de ironía y jocosidad, aunque no pasa por alto ese halo de tristeza y de pena, o aun mejor calificada de profunda frustración de tantas generaciones marcadas por las imposiciones de la Iglesia y la falsa moral del Régimen. Presupone, además, una no menos espectacular circunstancia histórica de quienes vivieron aquellos tiempos de represión y beatería, un período que solo puede equilibrarse transcurrido el suficiente espacio temporal para que podamos hacer balanza de aquellas oscuras décadas con una sonrisa en los labios.
Una no menos curiosa, amplia y explícita bibliografía acompaña a este singular tratado sobre la “lujuria” que en su definición académica señala como «vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales»; eso sí, sin un aparente juicio, este concepto se traduce como el simple testimonio del uso de la lengua.

lunes, diciembre 14, 2015

Viaje a las puertas del infierno, Fermín Bocos


Ariel, Barcelona, 2015. 296 pp. 18,90 €

Tomás Sendarrubias

Como parte del imaginario colectivo de la humanidad el Infierno es, sin duda, uno de los recursos más potentes con los que ha contado la literatura, el cine, la historia y la propia religión. Si bien en los últimos años la existencia o no existencia del Infierno y sus aledaños ha sido objeto de debate teológico del más alto nivel, con el Vaticano confirmando o desmintiendo su realidad, convirtiéndolo en un entorno de castigo o en un aspecto filosófico, dependiendo de lo progresista que fuera la perspectiva del Papado sobre la religión en cada momento. Pero el Infierno no es patrimonio exclusivo del catolicismo o de las religiones cristianas. El Helm vikingo, el Hades clásico, el Mictlan de los aztecas... cada religión que ha cubierto la geografía terrestre a lo largo de toda su historia ha tenido su propio reino para los condenados.
En Viaje a las Puertas del Infierno, el periodista Fermín Bocos sale en busca de las puertas del infierno que salpican la geografía de Europa y Asia, un cuaderno de viaje con toques infernales en el que el autor detalla algunos aspectos de su periplo, siguiendo los pasos de Eneas, Orfeo o Ulises, los héroes clásicos que por diversos motivos, descendieron al Inframundo. Bocos, periodista de cierta trayectoria en el mundo de la radio, profesor en la Carlos III, autor de libros como El resplandor de la Gloria (1999) o El Informe San Marcos (2009), y que además está casado con la más prolífica, literariamente hablando, Julia Navarro (La Hermandad de la Sábana Santa; Dispara, yo ya estoy muerto), ha reunido en este libro sus experiencias en diferentes viajes siguiendo los mitos y leyendas que han hablado de puertas al infierno, espacios dominados por el diablo, y que lo han hecho en la mayor parte de los casos durante siglos, lugares "infernales" que en muchos casos no se corresponden con nuestra actual denominación del inframundo como algo cargado de negatividad, sino que en muchos casos cuentan con una carga más mística que malvada.
Así es como Fermín Bocos visita lugares cercanos, aquí en España, como el Monasterio del Escorial en Madrid, donde existiría una "puerta al infierno" bloqueada por la construcción de Felipe II; o muy lejanos, como un templo dedicado a Yama, una deidad infernal en Japón, o las ruinas de Akbar, en la India. Y todo ello, con lugares de corte clásico, como Cumas, el Lago Averno, Dódona o Déndera, en Italia, Grecia y Egipto respectivamente; o tan cargados de misterio como la catedral de Chartres, que ha generado miles y miles de páginas de todo tipo sobre masones, arquitectos mágicos y poderes telúricos. Pero no nos equivoquemos: no se trata de un libro profundamente documentado o de divulgación, es un cuaderno de viaje en el que en algunos casos de forma un tanto somera, el autor comparte con los lectores sus experiencias en los viajes hacia aquellos lugares que ha denominado "puertas del infierno", con todo lo bueno y lo malo que esto puede acarrear. Evidentemente, en un cuaderno de viaje, las experiencias y perspectivas son estrictamente personales, y los puntos importantes para el escritor no tienen por qué coincidir con los del lector, o que hace que se pase de forma muy puntual por temas que podrían dar mucho de sí, y se preste mayor atención a las que coinciden con los intereses del autor, con el aspecto positivo de que, en algunos casos (y al menos para mí), algunas de las cosas que cuenta son desconocidas, sirviendo como acicate, o por mantener la imagen del libro, como puerta a profundizar más en esas cuestiones.
Un libro ligero, con toques de filosofía, de historia y de teología, incluso de gastronomía; y una buena lectura ligera, para leer en el metro o el tren, o para descansar entre libros más densos.

viernes, febrero 06, 2015

El crimen de la escritura. Una historia de las falsificaciones literarias españolas, Joaquín Álvarez Barrientos

Abada Editores, Madrid, 2014. 456 pp. 24 €

Pedro Pujante

Eugenio d`Ors dijo alguna vez –o quizá fue su heterónimo- que lo que no es tradición es plagio. Esta sentencia sintetiza en gran medida lo que viene a ser la Historia de la Literatura. Un conjunto de obras sucesivas, que o bien se nutren abiertamente de sus antecesoras o, por el contrario, lo hacen de forma velada. En un caso estaríamos hablando de herencia, tradición, reconocimiento de las raíces literarias. En el otro de apropiación, plagio, etc. Esa otra cara de la literatura es la que Álvarez Barrientos disecciona en este interesante, erudito y detallado estudio, en todas sus variantes, desde el mero plagio, la apropiación o la invención de heterónimos. Comienza el ensayo aproximándose a las cuestiones semánticas que atañen al asunto de autoría. Este enfoque nos aclara la diferencia entre plagio y falsificación, apócrifo o alónimo, anónimos, seudónimos, negros, heterónimos, mixtificadores… Y por supuesto, nos ayuda a comprender el cambio de mentalidad que hemos experimentado a lo largo de nuestra historia. Porque si bien hoy día tenemos bien claro qué es un plagio o pormenores como los derechos de autor, hay que comprender que antes del Romanticismo, tales términos no estaban aún definidos, y el concepto de propiedad intelectual ni siquiera se correspondía al que hoy mantenemos.
Nos explica este libro detenidamente cómo muchos historiadores han ‘inventado’ la historia para refrendar un pasado heroico o para construir la propia identidad nacional de sus patrias. «La ficción formó parte de los recursos del historiador». El ejemplo más destacado es aquel memorable Ossian, que inventó el poeta escocés MacPherson para dar profundidad y pasado épico a sus poemas nacionales.
Interesantes son los apuntes acerca de las distintas fórmulas empleadas en la falsificación, su relación con la política y con la mima historia, como ya hemos comentado.
En la última y más extensa parte del ensayo Álvarez Barrientos expone la "Diacronía de una continuidad". Aquí se detiene en casos concretos y nos presenta una versión paralela de la literatura española canónica, la que se ha escrito desde el ángulo oscuro de lo apócrifo, la falsificación. Una especie de tratado que hubiese sido del gusto de Borges, el padre de Pierre Menard. Entre los casos aquí estudiados encontramos, por supuesto a Avellaneda y a Tomé de Burguillos, el heterónimo de Lope de Vega. Es sustancial el capítulo dedicado al Siglo de Oro, y a lo que las atribuciones en el orbe teatral se refiere. También en el siglo XX español abundan los casos de falsarios y mixtificadores: Max Aub ha sido retratado en este fresco de las falsificaciones. Como se sabe inventó a Josep Torres Campalans, un artista al que dotó de biografía y alma. A fin de cuentas «los individuos somos relatos y cada biografía, una convención narrativa.» Y por supuesto no se pueden obviar los heterónimos de Pessoa, Unamuno o Machado, por citar solo unos pocos. Para hacerse una idea más general de la literatura española, es necesario acercarse a este ensayo ameno, profuso y amplio, en el que se nos explica ese otro ámbito de la escritura, de la literatura fantasma y especular que transita por el lado de lo falso, lo impostado y lo apócrifo.

miércoles, junio 04, 2014

Derrota de Vasco de Gama: el primer viaje marítimo a la India, Ediión de Isabel Soler

Trad., Ed. y Prol. Isabel Soler Quintana. Acantilado, 2013 (2011 1ª Ed). 228 pp. 20 €

Alberto Luque

«En el año 1497, el rey Don Manuel, primero de este nombre en Portugal, mandó cuatro navíos a descubrir». Con este prometedor inicio comienza Derrota de Vasco de Gama, la crónica anónima del primer viaje europeo, por mar, a las Indias.
Diez años antes, en 1487, Bartolomeu Dias había doblado el Cabo de Buena Esperanza, en la actual Sudáfrica. Ese punto de la costa africana marcaba el límite del conocimiento marítimo portugués: a partir de ahí todo era vacío. La misión de esta expedición era buscar una vía hacia la India por el océano Índico y entablar relaciones con las ciudades costeras donde se comerciaba con especias, sedas, y piedras preciosa. Estos y otros bienes, muy demandados en la Europa del siglo XV, llegaban con cuentagotas por la Ruta de la Seda y por Egipto después de larguísimos viajes, muy costosos y peligrosos.
A finales del siglo XV Europa era un continente en efervescencia cuyas fronteras se estaban quedando pequeñas. Los españoles primero, y los portugueses después, serían los precursores de un impulso febril e incontenible que llevó a los europeos a extenderse por el globo y a apoderarse de buena parte de él hasta configurar el mundo que hoy conocemos y que ahora se desvanece.
De esto nada sabían los marinos que, una mañana de julio de 1497, partieron del puerto de Lisboa en cuatro cáscaras de nuez. Sus afanes eran otros, más prosaicos, que la Historia ha enterrado bajo toneladas de literatura, mito, y orgullo patrio. Afortunadamente se conservan algunos relatos de quienes construyeron esa historia; su lectura reverdece el pasado y lo esclarece: es el caso de la Derrota de Vasco de Gama, escrito por uno de los tripulantes que acompañaron a Gama, quizá Joâo de Sá o Álvaro Velho.
Se trata de una crónica fascinante, escrita con un estilo sencillo, franco, vivaz, y no exento de ironía. Esta sencillez subraya más si cabe la desmesura y desatino de este tipo de viajes. Eran aventuras excesivas y casi siempre desesperadas. Sin querer comparar, o tal vez sí, el viaje del Apolo 11 en 1969 duró ocho días, y estos marinos podían estar, como así sucedió durante la ida, hasta tres meses perdidos en el océano sin avistar tierra.
Desde ese punto de vista eran viajes épicos, y sus protagonistas gente esforzada, pero los fines en sí eran más mundanos: se trataba de obtener riquezas, y para ello se mentía, se torturaba y se mataba, y es aquí donde aparece la figura ambigua, más bien turbia, del jefe de la expedición, Vasco de Gama. Vasco es uno de los héroes nacionales portugueses, y no sólo por sus méritos sino, al igual que el Cid en España, por ser el protagonista de la gran epopeya portuguesa, Los Luisiadas, un tochazo escrito en endecasílabos por Luis de Camões en el siglo XVI.
Vasco de Gama bien podría ser el personaje de una película de Martin Scorsese: en su personalidad sobresalen numerosas aristas: ambicioso y con pocos escrúpulos, severo, desconfiado, orgulloso, colérico y vengativo, obsesivo y perseverante. Desde luego no puede desdeñarse su proeza marítima, pero hubo antes otros marinos más diestros que él, Bartolomeu Dias, por ejemplo. En realidad, el interés del viaje de Vasco, y por capilaridad, de su crónica, es que muestra el camino que seguirían los europeos en sus relaciones con Oriente.
Lo cierto es que, cuando los portugueses arribaron a las costas del Índico, descubrieron un panorama muy distinto al que encontraron los españoles en América. Como bien apunta Sanjay Subrahmanyam en su biografía sobre Vasco de Gama (Crítica, 1998), abundaban los reinos y ciudades comerciales, por las que campaban mercaderes árabes y de otras procedencias. El intenso tráfico comercial se regía por costumbres y normas no escritas que los portugueses ignoraban, transgrediéndolas con o sin premeditación.
El desconocimiento y la suspicacia de Vasco dio lugar a un buen número de desacuerdos y malentendidos, y a algunas escenas desternillantes: en Calicut, por ejemplo, los portugueses son invitados a orar en una supuesta iglesia cristiana, en realidad un templo hindú vaishnava "con muchos santos", describe el cronista con reticencia, «pintados de diversas maneras, porque los dientes eran tan grandes que les salían de la boca una pulgada. Y cada santo tenía cuatro o cinco brazos».
Al final, los portugueses, que habían ido a comprar especias, comprendieron que no tenían suficiente metálico ni bienes para adquirirlas, así que echaron mano de un argumento demoledor: el superior calibre de sus cañones.
Todo esto es narrado por nuestro cronista anónimo con naturalidad y viveza en los detalles. Todo aquí "suena" auténtico: el hambre que pasan, el escorbuto, el miedo a ser asesinados, las dificultades en el mar, la descripción de las riquezas, las intentonas de trueque con los nativos... Se trata de un texto vivo y gratificante, y merece estar entre los grandes clásicos de la literatura de viajes del siglo XVI, junto a la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, La relación del primer viaje alrededor del mundo, de Pigaffeta, y los Naufragios y comentarios de Cabeza de Vaca, entre otros.
La presente edición, muy cuidada, a cargo de Isabel Soler, es otro argumento poderoso para su lectura. Su estudio preliminar es sistemático, riguroso, concienzudo y divulgativo. El texto, además, está enriquecido con interesantes notas al pie, para no perder detalle y comprender las exactas dimensiones de este viaje "en busca de cristianos y especias".

martes, septiembre 03, 2013

El gran mar. Una historia humana del Mediterráneo, David Abulafia

Trad. Rosa Salleras Puig. Crítica, Barcelona, 2013. 736 pp. 38 €

Ángeles Prieto Barba

No podemos iniciar la reseña de este libro sin recordar a ese otro del que es claramente deudor: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II de Fernard Braudel, gran obra que cambió para siempre nuestra manera de concebir la Historia. Pero debemos tener en cuenta que todos los libros de Historia envejecen, por muy importantes que sean y al contrario que los grandes clásicos de la literatura, necesitan correcciones y ampliaciones. Precisamente lo que ha realizado David Abulafia con este exhaustivo trabajo de síntesis tan encomiable.
Nos encontramos pues ante un manual divulgativo, útil e interesante porque recoge todos y cada uno de los hitos bélicos y comerciales, pero que además resulta eficaz porque está muy bien estructurado en un triple esquema cronológico, geográfico y temático. Para empezar, entre flujos y reflujos de esplendor y decadencia, Abulafia considera que hubo cinco Mediterráneos. Asunto que puede ser discutible y objeto de debate, pero que sin embargo sirve al autor para transmitirnos con claridad los cambios. El primero, en largo y tranquilo recorrido, llegaría hasta el azote de los Pueblos del Mar y la caída de Troya; el segundo se centra en la larga Pax Romana, que sirvió para librar a las aguas del Gran Mar de los piratas; el tercero, medieval, llegaría a su fin tras la Peste Negra; el cuarto contemplaría su derrumbe comercial por el auge de la navegación en el Atlántico y llegaría hasta la apertura del Canal de Suez y el quinto, ya en clara decadencia, sería el Mediterráneo que conocemos ahora.
Respecto al ámbito geográfico, Abulafia recorta significativamente los pueblos a estudiar ateniéndose a aquellos que pueblan sus orillas, sus islas y costas, sin abarcar culturas que se desarrollan tierra adentro. Cada uno de estos pueblos protagonistas va a ser estudiado en profundidad, con capítulo aparte, precisamente cuando transcurra su máximo periodo de esplendor. Lo mismo cabe decir de las múltiples y significativas historias personales en las que se detiene, que de acuerdo a los parámetros de la historiografía actual, cubren un abanico social muy amplio. Es decir, no sólo conoceremos pequeñas biografías de reyes, nobles y jefes de gobierno, también de esclavos, comerciantes, aventureros, peregrinos, piratas y mujeres. Mención aparte se merece por ejemplo doña Gracia Mendes, judía portuguesa que, gracias a su gran habilidad en los negocios, consiguió el traslado y acogida de un importante contingente de sefardíes en Estambul a mediados del siglo XVI. Asimismo cabe destacar el destacado papel que el autor, judío sefardí, otorga al Pueblo Elegido en los avatares del Mediterráneo. Tarea que se agradece porque es materia poco conocida por estos lares.
En un manual tan extenso como éste, no es de extrañar que encontrara tres pequeñas imperfecciones. La primera es la redundancia absurda del subtítulo, dado que toda historia, de cualquier tipo o clasificación, sólo puede ser humana. La segunda es el empleo del término “morisco” para referirse a los piratas norteafricanos en tiempos de Roma y la tercera, incluir el “palo Brasil” como objeto de comercio en Egipto durante la Edad Media. Como evidentemente aún no se había descubierto América, el autor debió referirse a otro tipo de sustancia colorante. En cualquier caso, pequeños detalles que no menoscaban la calidad de una obra que ha sido elaborada consultando una amplia bibliografía actualizada.
En estos tiempos de decadencia, con un Mediterráneo amenazado, estando sus dos orillas claramente en crisis política, económica y ecológica, volver la vista atrás se hace imprescindible. Porque en esta sociedad globalizada, si acercamos la lupa a ese charco minúsculo, donde tantas veces se vertió sangre por causas políticas o comerciales, encontraremos el origen y las causas de lo que somos aquí y ahora. Como también podemos hallar algunas soluciones en este libro de lectura muy recomendable para los que quieran informarse e imprescindible para estudiantes de Historia y profesores.

lunes, junio 03, 2013

Guerra y emancipación, Karl Marx y Abraham Lincoln

Trad. Andrés de Francisco, Antonio Lastra y Javier Alcoriza. Prol. e Intr. Andrés de Francisco y Robin Blackburn. Capital Swing, Madrid, 2013. 215 pp. 17 €

Angeles Prieto Barba

En este libro vamos a encontrarnos con una apuesta editorial inteligente que sirve para unir a dos personajes fundamentales del siglo XIX, tan principales que de hecho conforman nuestro presente, más allá de modas y películas alusivas: Abraham Lincoln (1809-1865) y Karl Marx (1818-1883). Y el motivo o nexo entre ellos no podía ser otro que la Guerra Civil o de Secesión Norteamericana (1861-1865).
Un enfrentamiento bélico especialmente cruento, que debió saldarse con 700.000 muertos, originado por diferencias en modo alguno anodinas, ni solventables por acciones diplomáticas. Porque la razón de fondo que subyacía bajo este conflicto fue el choque entre dos modelos de sociedad completamente opuestos: El industrial-abolicionista al Norte y el agrario-esclavista al Sur, economías que, a medida que se embarcaron en una expansión territorial sin parangón por el que fueron creando nuevos Estados, concluyeron que su supervivencia dependía de poner coto o freno a la otra en éstos.
Mientras, a este lado del Atlántico, nos parece inevitable que ese lúcido periodista y analista de la sociedad que también fue Karl Marx, fijara los ojos en lo que allí estaba ocurriendo y, de acuerdo a sus ideas, no tuviera dudas en apoyar entusiásticamente al trabajo libre sobre las plantaciones esclavistas, regidas éstas por una oligarquía minoritaria y represiva, contemplando este conflicto como una revolución burguesa más de su tiempo.
Son estos artículos marxistas los que revisten mayor interés de todo el libro, junto con el análisis brillante de Robin Blackburn que nos ayuda perfectamente a situarnos. Tal vez porque los tengamos olvidados desde aquella lejana edición de Roca de 1973, mientras que los principales discursos de Abraham Lincoln aquí incluidos (Tomas de investidura, famoso discurso de Gettysburg, proclamación de la Emancipación (1863) han seguido publicándose repetidamente. Por lo demás, que nadie imagine topar con una correspondencia profunda y personal entre Lincoln y Marx al adquirir este libro, pues dados los cargos que ocupaban ambos personajes (presidente de los Estados Unidos y presidente de la Asociación Internacional de Trabajadores), lo que sostuvieron en realidad fueron los saludos protocolarios que aquí podemos leer, interesantes sin duda, con motivo del apoyo de la organización socialista al principal adalid de la causa abolicionista.
Es necesario mirar atrás para entender el presente. Sin la capacidad de decisión del republicano Lincoln, no sería presidente ahora el demócrata Obama. Sin el lúcido análisis social de Marx, y su tenacidad ideológica, no disfrutaríamos ahora de derechos laborales ni sindicales. Y por eso, porque hay que convertir nuestro futuro en una historia de progreso, conviene prestar atención a libros como éste.

miércoles, noviembre 28, 2012

El Giro, Stephen Greenblatt

Trad. Juan Rabasseda-Gascón y Teófilo de Lozoya. Crítica, Barcelona, 2012. 318 pp. 25,90 €

Ángeles Prieto Barba

La historiografía tradicional establece en la caída de Constantinopla y en la desaparición del Imperio Romano de Oriente en 1453, el fin de la Edad Media y el inicio de la Moderna. Suceso fundamental, aunque en ese fabuloso siglo XV, el siglo de las innovaciones y de los descubrimientos, ocurrieran otros hechos no menos relevantes, como fue la apertura lusa de una nueva ruta comercial con Asia y por supuesto, el descubrimiento de América. Y quizá menos llamativo, pero igual de trascendente, será el acontecimiento que aquí nos ocupa, el rescate de un revolucionario poema filosófico escrito en el siglo I antes de Cristo: “De rerum natura” de Tito Lucrecio.
Porque recuperar el único ejemplar completo de esta obra evidentemente radical, que se encontraba en la abadía benedictina de Fulda (Alemania), supuso otorgar un nuevo rumbo al pensamiento occidental, el nuestro, liberándole de absurdos sometimientos a la escolástica triunfante, así como ayudándole también a superar las peores supersticiones de carácter religioso. Pues es Lucrecio quien nos trae el atomismo, “las semillas de las cosas”, la imagen de una naturaleza que cambia, evoluciona y experimenta sin cesar, la existencia del universo al margen de los humanos, la sociedad como lucha por la supervivencia, la no existencia de espíritus inmateriales, el más allá sin premios ni castigos, la identificación de cualquier religión como superstición y la obtención del placer como suprema finalidad de nuestra existencia. Casi nada frente a ese mundo medieval regido, como sabemos, por otro libro muy distinto.
Este volumen nos va a suministrar de manera eficaz todos los datos que debemos conocer sobre este singular descubrimiento: quien es el personaje que lo encuentra y cómo obtuvo la formación necesaria para llegar al mismo; quién fue Tito Lucrecio Caro y a quién tenía por maestro; cómo era el ambiente cultural en las ciudades de Florencia y Roma que acogieron este libro; qué contiene el libro y cómo y en qué figuras influirá, mediante su difusión masiva gracias a la imprenta, a partir de ese momento hasta nuestros días. Pues Giordano Bruno, Galileo, Shakespeare, Michel de Montaigne, Tomás Moro, Newton, Darwin, Jefferson o Einstein, nada menos, accedieron al contenido de este libro singular y cada una de sus teorías y formulaciones le deben mucho al mismo.
Todo esto es lo que recoge y analiza este brillante estudio de Stephen Greenblatt que mereció el premio Pulitzer de este año, en el que es ya, con seguridad, uno de los mejores libros de ensayo publicados en España en este 2012. Un libro formativo, muy ordenado y bien estructurado que emplea un estilo rico, exacto, didáctico y ameno en todo momento. Para todo aquel que participe aún, y en estos tiempos, de aquellas viejas aspiraciones de los hombres del Renacimiento a un conocimiento amplio y humanista, sería un crimen de lesa majestad filosófica no leérselo.