Trad. Carlos Milla Soler
Tusquets, Barcelona, 2016. 640 pp. 22,90 €
Santiago Pajares
John Irving es sin duda uno de mis autores favoritos, así que es posible que esta sea una reseña demasiado entusiasta, pero a la vez sincera, porque es uno de mis autores favoritos por algo. Según el propio autor, esta es una novela que lleva gestándose en su cabeza más de dos décadas. Comenzó como un encargo de guión cinematográfico, pero con el paso de los borradores, se fue convirtiendo en novela. La India pasó a ser México y lo que iba a ser un guión de ciento veinte páginas acabó convertido, para nuestro deleite, en una novela de setecientas. Esta novela nos cuenta la personal vida de Juan Diego Guerrero, que pasó de convertirse de niño rebuscador de basura en Oxaca a escritor profesional y profesor de escritura creativa en la universidad de Iowa (como lo fue el propio autor). En medio, todos los avatares del mundo, contados por una mano experta en la narración del espacio tiempo como es la de John Irving.
Todo comienza en el presente, cuando Juan Diego es un adulto en la cincuentena, profesor universitario y con una cojera que hace que todo el mundo se desviva por ayudarle. Además del problema en su pie, anclado para siempre en un ángulo fijo, Juan Diego tiene una condición cardiaca que hace que tenga que tomar betabloqueantes de adrenalina. Estos le mantienen vivo en el presente, pero también bloquean sus sueños, y esos sueños es lo único que mantienen vivo su pasado. En sus sueños todavía puede hablar con su hermana Lupe, con su madre prostituta, con el hermano Pepe y el hermano Eduardo, sus dos antiguos ángeles de la guarda. Un viaje a Filipinas para honrar a un antiguo amigo trastocará su medicación y hará que sus sueños vuelvan con más fuerza que nunca, y es a través de estos como conoceremos su historia como niño del basurero, aprendiz de acróbata en un circo y finalmente adoptado por una pareja gay que le lleva a una nueva vida en Estados Unidos. Juan Diego es un niño de una inteligencia excepcional, que aprendió a leer en español e inglés por su cuenta con los libros que rescataba de la quema en el basurero. Le acompañaba su hermana, una extraña telépata que podía leer la mente y anticipar, a veces, el futuro de las personas. El problema es que Lupe hablaba un lenguaje extraño que sólo podían entender su madre y su hermano, lo que les condenaba a ser sus eternos intérpretes con el mundo. Así les encuentran los hermanos Jesuitas Pepe y Eduardo, que tratan de buscar para ellos un futuro mejor en la misión de los niños perdidos de Oxaca, tratando de alejarles del basurero, sin saber que al mismo tiempo les alejan de todo lo que los niños eran.
En el presente Juan Diego se encuentra con dos nuevos ángeles de la guarda, Miriam y Dorothy, madre e hija y lectoras acérrimas del escritor. Se empeñan en ayudarle y acompañarle en su viaje y, al mismo tiempo, disputarse sus favores. Juan Diego, que tendrá que hacer malabarismos con sus dosis de betabloqueantes y sus renovados sueños, quedará a merced de las dos mujeres.
Avenida de los misterios es una obra tan compleja, tan extraña, con tantos matices de tantos personajes, que sólo un maestro de la narración como John Irving es capaz de llevar a buen puerto. Con el autor de Exeter iremos de la mano por el pasado y el presente, por Oxaca y Filipinas, viviendo las aventuras de un chico que pasó de rebuscar libros entre las montañas humeantes de basura y quemar perros muertos a buscar la tumba del padre de un huido de la guerra de Vietnam. Todo esto puede sonar extraño, y lo es, pero resulta extraño y hermoso como lo son todas las narraciones de John Irving. Por eso es uno de mis autores favoritos.
3 comentarios:
Novela súper recomendable, la volvería a leer sin dudarlo! Con personajes que llegan al alma, menuda gozada de lectura
Grande Irving! Novela interesantísima, con personajes deliciosos que te llevan a una lectura tremendamente entretenida y emotiva, muy recomendable.
Novela súper recomendable, la volvería a leer sin dudarlo! Con personajes que llegan al alma, menuda gozada de lectura
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