Trad. del autor. Prensas Universitarias, Zaragoza, 2008. 84 pp. 10 €
Sofía Castañón
Para leer este libro son necesarios otros pies. Unos más parecidos a los que deberían ser los nuestros: sin las marcas de un calzado incómodo, sin las atrofias de la falta de uso, sin el grabado de la cenefa de los calcetines en los tobillos. Hacen falta unos pies de verdad, porque a lo largo de los ocho años de poesía en asturiano que se recogen en este libro hay ciudades, hay paisajes, toda una geografía no siempre existente (“Les ciudades nun esisten/ non colos nomes colos que les conocemos”) que sólo se puede recorrer descalzo.
Esta es otra vida, igual que son estos otros poemas que los lectores no falantes no habían podido disfrutar. Y en esta vida, la de otro muy próximo, habita la espera, los días se parecen a esos previos al comienzo de un viaje o, las más, al día justo en que uno vuelve a casa y, colocada ya la ropa de nuevo en el armario, sólo se desea volver. López-Vega se debate entre la memoria y el olvido, y es que tiene presentes las palabras de Brodsky, y “para olvidar un vida un hombre necesita, al menos/ otra vida más.”
Si el autor entiende que la poesía es el manual de instrucciones para entender la vida que no nos dan cuando nacemos (y así lo expresa en “Si escribiera una poética diría más o menos algo así”, Clarín, número 71) en Otra vida uno encuentra el callejero para recorrer las calles que, de un modo muy platónico, nos olvidamos al nacer y con los años vamos redescubriendo.
Sofía Castañón
Para leer este libro son necesarios otros pies. Unos más parecidos a los que deberían ser los nuestros: sin las marcas de un calzado incómodo, sin las atrofias de la falta de uso, sin el grabado de la cenefa de los calcetines en los tobillos. Hacen falta unos pies de verdad, porque a lo largo de los ocho años de poesía en asturiano que se recogen en este libro hay ciudades, hay paisajes, toda una geografía no siempre existente (“Les ciudades nun esisten/ non colos nomes colos que les conocemos”) que sólo se puede recorrer descalzo.
Esta es otra vida, igual que son estos otros poemas que los lectores no falantes no habían podido disfrutar. Y en esta vida, la de otro muy próximo, habita la espera, los días se parecen a esos previos al comienzo de un viaje o, las más, al día justo en que uno vuelve a casa y, colocada ya la ropa de nuevo en el armario, sólo se desea volver. López-Vega se debate entre la memoria y el olvido, y es que tiene presentes las palabras de Brodsky, y “para olvidar un vida un hombre necesita, al menos/ otra vida más.”
Si el autor entiende que la poesía es el manual de instrucciones para entender la vida que no nos dan cuando nacemos (y así lo expresa en “Si escribiera una poética diría más o menos algo así”, Clarín, número 71) en Otra vida uno encuentra el callejero para recorrer las calles que, de un modo muy platónico, nos olvidamos al nacer y con los años vamos redescubriendo.
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