Trad. Esther Rubio, Kókinos, Madrid, 2006. 30 pp. 14 €
Villar Arellano
China, un marco atractivo, sugerente y exótico, encuadra a la perfección esta amorosa ensoñación, la fantasía emocionada de un abuelo que se sabe la persona más afortunada del mundo.
Podría haber nacido reina de Inglaterra o cocodrilo egipcio, vivir como un rico emir o una horrible bruja, seducir como un toro semental, dirigir un ejército de soldaditos de plomo o gobernar a todos como emperador del mundo... nada de eso podría compararse a ser Ming, porque si cualquiera de esos personajes hubiera sido Ming tendría la manita de Nam apretando su mano y sería el abuelo más feliz del mundo.
Con este sencillo argumento, Clotilde Bernos elabora un texto poético, que emana ternura y musicalidad. La autora se sirve de un esquema repetitivo para crear una cadencia rítmica, enunciando una serie de situaciones extraordinarias que nos transportan a un evocador mundo fantástico. A partir de ahí, el relato trasciende los símbolos y estereotipos del poder en los cuentos para componer un conjunto de situaciones disparatadas que las ilustraciones envuelven en una atmósfera onírica y absurda
«Habría podido, incluso, nacer Toro.
Hermoso, fuerte y seductor.
Le haría la corte
a todas las vacas de los alrededores
y las llevaría de luna de miel
al norte de China,
una tras otra.»
En definitiva, un amplio despliegue de recursos que muestra al lector el poderío de los más grandiosos personajes, todo aquello aparentemente digno de envidia. Sin embargo, el relato da aquí un giro para situarnos en el plano real:
«Pero heme aquí, soy Ming. Y nadie más.
Vivo en el interior de China,
junto al lago Kokonor»
Pasa a continuación a describirnos su vida cotidiana, los pequeños gestos y rutinas que componen sus días. Como el paseo diario hasta el pueblo con la pequeña Nam.
«Así es nuestra vida.
Cada día.
Tan sólo cambia el color de los arrozales
y el aroma de las cajas de té»
Sencillez y calma frente a la opulencia de los sueños. Eso parecen decirnos también las ilustraciones, que aquí recrean con naturalismo el paisaje chino, el colorido de los cerezos en flor, el perfil de las montañas sobre el lago y también el ajetreo de las calles comerciales...
El trabajo de Nathalie Novi se caracteriza por una gran vistosidad, sobre todo con la presencia de motivos vegetales. El uso de tonos pastel se enriquece con una pintura densa y empastada, que desarrolla texturas variadas, sirviéndose del rayado para marcar pequeños detalles o como elemento ornamental.
Finalmente, como en un zoom, sus dibujos nos acercan hasta el rostro de la niña para mostrar un primer plano de su sonrisa y reforzar así la ternura del texto:
«Su risa zigzaguea en la noche
que va cayendo delicadamente»
Y con ella nos quedamos en la última página, admirando la paz de su imagen dormida y la explosión de color de los estampados florales mientras Ming escribe en su cuaderno:
«Nam, mi ángel, te quiero»
Esta dulce pasión llega envuelta en un álbum estético, de los de disfrutar a toda página; alegre y divertido, sin cursilería. El acierto de las autoras es su capacidad para transmitir la emoción y el cariño y hacerlo explícito sin endulzar en exceso. La clave está en una inspirada combinación de costumbrismo (en un contexto exótico) y sentimiento, con el preciso contrapunto del humor.
Una delicia para aproximarse a China en estos días olímpicos, acompañados por el eco de lejanos sueños de infancia o de la mano de algún pequeño que nos haga sentir verdaderamente afortunados.
Otros títulos sobre China, muy recomendables para lectores infantiles son:
-La bella mandarina, de Laura Pons Vega (texto) y Elena Odriozola (ilustraciones), editado por ItsImagical.
-El caballo mágico de Han-Gam, de Chen Jiang Hong (texto e ilustraciones), editorial Corimbo (traducido por Rafael Ros Sierra).
-China, de Arthur Cotterell (texto) y Geoff Brightling, Alan Hills (fotografías), editorial Pearson Educación / Alhambra (traducido por Alquimia Ediciones)
-El deseo de Ruby, de Shirin Yim Bridges (texto) y Sophie Blackall (ilustraciones), editorial Serres (adaptado por Marta Ansón).
-Una dulce historia de mariposas y libélulas, de Jordi Sierra i Fabra (texto) y Pep Monserrat (ilustraciones), editorial Siruela.
-Tras la mirada del dragón, de Alexia Sabatier (texto) y Xavier Besse (ilustraciones, editorial Edelvives (traducido por P. Rozarena).
Villar Arellano
China, un marco atractivo, sugerente y exótico, encuadra a la perfección esta amorosa ensoñación, la fantasía emocionada de un abuelo que se sabe la persona más afortunada del mundo.
Podría haber nacido reina de Inglaterra o cocodrilo egipcio, vivir como un rico emir o una horrible bruja, seducir como un toro semental, dirigir un ejército de soldaditos de plomo o gobernar a todos como emperador del mundo... nada de eso podría compararse a ser Ming, porque si cualquiera de esos personajes hubiera sido Ming tendría la manita de Nam apretando su mano y sería el abuelo más feliz del mundo.
Con este sencillo argumento, Clotilde Bernos elabora un texto poético, que emana ternura y musicalidad. La autora se sirve de un esquema repetitivo para crear una cadencia rítmica, enunciando una serie de situaciones extraordinarias que nos transportan a un evocador mundo fantástico. A partir de ahí, el relato trasciende los símbolos y estereotipos del poder en los cuentos para componer un conjunto de situaciones disparatadas que las ilustraciones envuelven en una atmósfera onírica y absurda
«Habría podido, incluso, nacer Toro.
Hermoso, fuerte y seductor.
Le haría la corte
a todas las vacas de los alrededores
y las llevaría de luna de miel
al norte de China,
una tras otra.»
En definitiva, un amplio despliegue de recursos que muestra al lector el poderío de los más grandiosos personajes, todo aquello aparentemente digno de envidia. Sin embargo, el relato da aquí un giro para situarnos en el plano real:
«Pero heme aquí, soy Ming. Y nadie más.
Vivo en el interior de China,
junto al lago Kokonor»
Pasa a continuación a describirnos su vida cotidiana, los pequeños gestos y rutinas que componen sus días. Como el paseo diario hasta el pueblo con la pequeña Nam.
«Así es nuestra vida.
Cada día.
Tan sólo cambia el color de los arrozales
y el aroma de las cajas de té»
Sencillez y calma frente a la opulencia de los sueños. Eso parecen decirnos también las ilustraciones, que aquí recrean con naturalismo el paisaje chino, el colorido de los cerezos en flor, el perfil de las montañas sobre el lago y también el ajetreo de las calles comerciales...
El trabajo de Nathalie Novi se caracteriza por una gran vistosidad, sobre todo con la presencia de motivos vegetales. El uso de tonos pastel se enriquece con una pintura densa y empastada, que desarrolla texturas variadas, sirviéndose del rayado para marcar pequeños detalles o como elemento ornamental.
Finalmente, como en un zoom, sus dibujos nos acercan hasta el rostro de la niña para mostrar un primer plano de su sonrisa y reforzar así la ternura del texto:
«Su risa zigzaguea en la noche
que va cayendo delicadamente»
Y con ella nos quedamos en la última página, admirando la paz de su imagen dormida y la explosión de color de los estampados florales mientras Ming escribe en su cuaderno:
«Nam, mi ángel, te quiero»
Esta dulce pasión llega envuelta en un álbum estético, de los de disfrutar a toda página; alegre y divertido, sin cursilería. El acierto de las autoras es su capacidad para transmitir la emoción y el cariño y hacerlo explícito sin endulzar en exceso. La clave está en una inspirada combinación de costumbrismo (en un contexto exótico) y sentimiento, con el preciso contrapunto del humor.
Una delicia para aproximarse a China en estos días olímpicos, acompañados por el eco de lejanos sueños de infancia o de la mano de algún pequeño que nos haga sentir verdaderamente afortunados.
Otros títulos sobre China, muy recomendables para lectores infantiles son:
-La bella mandarina, de Laura Pons Vega (texto) y Elena Odriozola (ilustraciones), editado por ItsImagical.
-El caballo mágico de Han-Gam, de Chen Jiang Hong (texto e ilustraciones), editorial Corimbo (traducido por Rafael Ros Sierra).
-China, de Arthur Cotterell (texto) y Geoff Brightling, Alan Hills (fotografías), editorial Pearson Educación / Alhambra (traducido por Alquimia Ediciones)
-El deseo de Ruby, de Shirin Yim Bridges (texto) y Sophie Blackall (ilustraciones), editorial Serres (adaptado por Marta Ansón).
-Una dulce historia de mariposas y libélulas, de Jordi Sierra i Fabra (texto) y Pep Monserrat (ilustraciones), editorial Siruela.
-Tras la mirada del dragón, de Alexia Sabatier (texto) y Xavier Besse (ilustraciones, editorial Edelvives (traducido por P. Rozarena).
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