miércoles, julio 05, 2006

Muñecas tras el cristal, Pedro de Paz

El Tercer Nombre, Madrid, 2006. 207 pp, 18 €

Miguel Baquero

Muñecas tras el cristal es la segunda novela de Pedro de Paz, después de su magnífica y exitosa El hombre que mató a Durruti. Para armar esta su segunda obra, De Paz ha partido de una anécdota tan posible e incluso sencilla como llena de posibilidades literarias, al mismo tiempo que actual: al bucear en Internet, de manera distraída, entre páginas porno, un hombre encuentra imágenes "calientes" de un antiguo amor de juventud a la que hace más de siete años que no ve. Movido por la curiosidad (muy verosímil curiosidad), el protagonista intenta localizar a la persona y, sobre todo, conocer qué circunstancias le han llevado a esa situación.
A partir de ese momento, Muñecas tras el cristal va tomando, de manera progresiva, y a un ritmo trepidante, la forma de una novela de acción, cuando el protagonista, en su búsqueda de la mujer, va poco a poco inmiscuyéndose en una oscura trama delictiva. Pero al margen de este "primer plano" que proyecta la novela, Muñecas tras el cristal es mucho más que un simple thriller, que un guión novelado, que una novela de peripecias. Porque, en efecto, detrás de las indagaciones, las aventuras, las persecuciones, las sorpresas que forman la parte externa del libro, existe un fondo donde se nos habla sobre el embrujo inútil de la nostalgia y la inexorable derrota que espera a quienes quieren volver al lugar donde alguna vez han sido felices. En este sentido, Muñecas tras el cristal es una novela humana que nos habla sobre nosotros mismos y nos coloca ante ese enorme y vergonzante fracaso individual que es, en todos los casos, el pasado.
Narrada de una manera ágil, en ocasiones (pocas) tan acelerada que llega a caer en la frase hecha, esta segunda novela de Pedro de Paz está construida de una manera consistente, equilibrada, contenida en el efecto, manteniendo la cuerda tensa en todo momento sin llegar a romperla. Los personajes mantienen en todo momento la verosimilitud y las situaciones, aunque forzadas y bruscas como en toda novela policiaca, no rompen nunca con las normas de lo posible ni caen en la extravagancia. Con todos los cabos, pues, perfectamente atados, Pedro de Paz continúa con esta novela con paso firme por un camino, el de la novela policiaca, en el que comenzó a abrirse paso hace tres años y en el que, seguramente, dentro de poco tiempo será un nombre a tener en cuenta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Descubrí este libro gracias a vuestro comentario y no puedo por menos que daros las gracias. Aun habiendo un par de cosas que no me acaban de convencer, realmente es tan bueno como indicais.

¿Sabeis si este autor ha publicado mas cosas?

Sole.