Talentura, Málaga, 2016. 180 pp. 14,50 €
Angeles Prieto Barba
Es preciso iniciar esta reseña
avisando que, bajo este título, nos vamos a encontrar con cinco
cuentos, un prefacio y un relato largo o novela corta. De no tener
esta circunstancia presente, empezaríamos una narración con
demasiados inicios, distintos personajes y muy desconcertante. Ignoro
por qué los cuentos no van al final, pero es indudable que
participan todos de un mismo ambiente contemporáneo y
desesperanzado, que desde luego da pie y cobijo a la narración
posterior, más larga. Pues en efecto, este conjunto literario busca
retratar la época en que vivimos, tiempo que aparece reflejado
mediante un recurso ya clásico, como es la figura del antihéroe
enfrentado a una sociedad con la que no se entiende en absoluto y que
le castiga continuamente. El mal de este siglo nuestro, la crisis
general de creencias y valores, que tiene poco que ver con el Werther
del Romanticismo de acuerdo a lo aquí reflejado. El vacío
existencial de Werther estaba provocado por el exceso de racionalismo
hijo de la Ilustración; las desventuras de Adán tienen causa y
motivo en las desigualdades sociales y económicas. Desde el inicio
hasta el sorprendente final, ese que no vamos a desvelar.
Pues en efecto Adán, el protagonista de la nouvelle, parte de
orígenes muy humildes y familia desestructurada tras el temprano
abandono paterno. Esta dura circunstancia conducirá más tarde al
fracaso en los estudios y a la renuncia de esa vida convencional a la
que todos hemos estado abocados. Trauma al que se unirá otro, no
menos importante, fruto de la casualidad. Sin embargo y pese a todo,
Adán no llora, ni clama por todos sus infortunios en la novela. Es
un tipo alegre que vive como puede, al albur de las circunstancias.
Este es quizá, junto con un estilo narrativo muy vivaz, de frases
cortas y contundentes, el logro más destacado de esta novela que nos
conduce a preguntarnos por el sentido de la existencia en nuestros
días, tal y como nos la han inculcado. Precisamente será el final,
casual y sorprendente, el que nos refrendará la necesidad que
tenemos todos de cambios importantes como remedio necesario. No solo
en la política o en la sociedad, también en esa actitud
individualista, consumista y poco generosa, que sin embargo
aplaudimos y refrendamos como socialmente óptima y deseable y que
viene a estar representada por el personaje de Paco Vacas o Paco
Tierra que no es en modo alguno quien parece. Por otra parte, queda
claro también que las mujeres han dejado de ser protectoras, tabla
de salvación o solución mágica para los problemas.
Con esta crítica social, no exenta de humor en todo momento, el
mundo se nos antoja ancho y ajeno, un antro lleno de fieras, donde
solo podemos encontrar “La magia de los días” dentro de nosotros
mismos, en esa actitud de Adán afrontando toda clase de traumas,
dificultades y obstáculos sin renuncia ni rendición a dejar de ser
lo que es. Como lección, no es poca.
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