jueves, marzo 22, 2012

Escritos breves, James Joyce

Ed. y Trad. Mario Domínguez Parra. Ediciones Escalera, Madrid, 2012. 208 pp. 16,50 €

Miguel Baquero

Reunidos bajo el título de Escritos breves, los textos que componen este volumen (publicado en edición bilingüe y precedido de un magnífico prólogo por parte del traductor-responsable de la edición) bien podrían haberse agrupado bajo el título, por ejemplo, de “Radiografía de un artista en formación”. Y no estamos hablando, desde luego, de cualquier artista, sino nada menos que de James Joyce, uno de los más importantes escritores del siglo XX y cuya influencia ha sido máxima en los autores posteriores y aún se extiende hasta nuestros días.
En el volumen que acaba de publicar Ediciones Escalera —imprescindible, huelga decir, para todo seguidor del escritor irlandés e incluso para todo interesado en asistir a la formación de un espíritu creativo—, se suceden varios textos que Joyce escribió en sus primeros años como practicante de la Literatura, antes de que comenzaran a ver la luz sus obras mayores. “Epifanías”, en concreto, el primero de los “escritos” que se recogen en este volumen, es una sucesión de apuntes, pequeños detalles, a veces fragmentos tomados de conversaciones, fogonazos, en fin, que el autor va recogiendo de su entorno familiar y de la vida de Dublín con vistas a integrarlas en una novela que en aquel momento se hallaba escribiendo: Stephen Hero. Este proyecto, como es bien sabido, acabó por malograrse, rechazado por todas las editoriales (se publicaría de modo póstumo), pero en estas “Epifanías” vemos ya los primeros apuntes de genio del autor. Se trata, como se ha apuntado, de retazos, bocetos, detalles tomados del ambiente, a algunos de los cuales daría cabida posteriormente en Dublineses, su libro de cuentos.
De hecho, el autor siguió cultivando esta búsqueda de epifanías o, como él las calificaba, “momentos de refulgencia artística”, prácticamente durante toda su carrera, hasta la redacción de Finnegan´s Wave, su última obra. Pero estas tempranas epifanías sobre las que iba a basar su primera novela y que se nos ofrecen en este volumen, se aprecia ya la forma en que el artista comienza a abrirse al mundo…
“Un retrato del artista”, el segundo de los textos de este volumen, anticipa en evidente medida la primera de sus novelas publicadas, Retrato del artista adolescente. En el caso del texto que se recoge en este volumen, asistimos al conflicto interno que empieza a plasmarse en Joyce entre la fe que siente y la autoridad de la Iglesia católica, que rechaza debido a la férrea educación jesuita recibida. Repudio de la institución pero sentimiento, o reconocimiento al menos, del catolicismo, esta es una de las principales constantes en Joyce que aún hoy desata controversias entre quienes ven la evolución hacia una ruptura total respecto a lo religioso y quienes aprecian en las páginas de su obra “los residuos de un auténtico católico”. En todo caso, nos hallamos en un ambiente de estudiantes, estudiantes que se cuestionan su alrededor, que se abren a las grandes preguntas, nos encontramos (aunque no aparece su nombre) ante la segunda manifestación de Stephen Dedalus, aquel que no se logró concretar en la fallida Stephen Hero y quien en solo unos años bajará esplendoroso desde la torre Martello a la radiante vida dublinesa, el 16 de junio de 1904, en las primeras páginas del Ulysses.
Éste precisamente, Dublín, es otro de los temas capitales en la obra de Joyce. Eternamente exiliado de la religión, eternamente exiliado de Irlanda, sobre Dublín volverá una y otra vez en sus obras… salvo en “Giacomo Joyce”. Escrita en 1907, durante el tiempo en que residía en Trieste —el mismo año que apareció su primer libro, el modesto volumen de poemas Música de cámara—, nos encontramos ante un personaje que vaga por las calles de esa vieja y magnética ciudad italiana algo aturdido por la posibilidad de cometer una infidelidad hacia su esposa. La infidelidad y la vida conyugal, este es quizás el tercer tema principal en la obra de Joyce y que como tal alcanzaría su máxima expresión en la obra de teatro Exiliados. “Giacomo Joyce” es un texto emotivo, traspasado de sentimiento, donde vemos ya a un autor en completa madurez como artista, preparado definitivamente, después de un largo recorrido, para tomar la pluma y lanzarse a escribir…

1 comentario:

Mario Domínguez Parra dijo...

Estimado señor Baquero:

Muchas gracias por su reseña. Si me permite una puntualización: el título del último libro de Joyce es Finnegans Wake (no puedo poner aquí las cursivas).

Muchas gracias,
Mario Domínguez Parra