Iberoamericana/Vervuert, Madrid/Frankfurt, 2006. 204 pp. 36 €
Óscar Esquivias
El comienzo de esta historia podría haber sido el de una novela o película de intriga: en Estados Unidos, en el selecto y liberal Oberlin College (plano general de los elegantes históricos edificios de ladrillo, verdes praderas rebosantes de estudiantes despreocupados) aparece un manuscrito: se trata de una obra teatral desconocida sobre la muerte de Luis XVI (se oye un trueno, pasos apresurados en el piso de arriba). De su misterioso autor sólo se sabe lo que él mismo declara en su manuscrito: que se llama Vicente Alaño y Serviá y es doctor en teología y en los derechos canónico y civil (misterio, misterio). Con estos datos y la fecha de compra (entró en el Oberlin College en el curso 1931-1932, según la anotación manuscrita del bibliotecario de entonces, al que imaginamos muerto en misteriosas circunstancias), la profesora Yvonne Fuentes comienza a investigar sobre el tal Alaño y... Y aquí debería continuar una historia con criminales, el santo grial, el Opus Dei, los templarios y cosas así, que son las que encuentran los historiadores en las novelas. En realidad, allí comenzó una paciente y (suponemos) aburrida investigación que prosiguió en los archivos y las bibliotecas de Europa y América: esta obra teatral de Alaño será la que lleve a la profesora Fuentes a intentar establecer un catálogo exhaustivo de textos escritos o publicados en la España de finales del XVIII y principios del XIX que versen sobre la Revolución Francesa. El libro que reseñamos hoy (Mártires y anticristos. Análisis bibliográfico sobre la Revolución francesa en España) es el fruto de ese largo trabajo.
En la larga lista de documentos de los que se da aquí noticia (pero que no se transcriben) hay textos de toda clase: comedias, poemas, pastorales diocesanas, reales cédulas, sermones, oraciones, estudios militares, etcétera, siempre con la indicación del archivo o biblioteca donde se conservan y sus signaturas. Estamos, pues, ante una obra dirigida a un público especializado, interesado en profundizar en las fuentes originales: el libro, en este aspecto, es de un valor inapreciable pues ofrece infinitas pistas e información precisa al investigador.
Pero la obra es más que un amplísimo catálogo de referencias: también aporta un estudio sobre cómo se conformó y evolucionó la opinión pública española ante la Revolución Francesa. Este ensayo abre el libro y tiene las virtudes y los defectos de los textos académicos: todos los datos aparecen escrupulosamente documentados, hay gran profusión de notas a pie de página, gráficos de porcentajes sobre un volumen de datos ínfimo, citas y más citas encadenadas. Fuentes llega a la conclusión de que los acontecimientos revolucionarios en Francia no fueron percibidos al principio como algo amenazante para España: al contrario, el país vecino seguía siendo un referente para los españoles, que no dejaron de ver en Francia un país moderno, refinado y progresista. Serán los acontecimientos bélicos posteriores (la Guerra de Independencia) y el reinado absolutista de Fernando VII los que determinarán la identificación de lo francés con lo antiespañol y lo anticristiano y, retrospectivamente, contaminarán con esta imagen a todo el proceso revolucionario y sus partidarios en nuestro país, llegando hasta a desacreditar a los reformistas ilustrados.
Como hemos dicho más arriba, no se trata de un libro de divulgación histórica: los lectores potenciales de esta obra son pocos y muy especializados, pero merece la pena que se conozca la existencia de esta publicación.
Óscar Esquivias
El comienzo de esta historia podría haber sido el de una novela o película de intriga: en Estados Unidos, en el selecto y liberal Oberlin College (plano general de los elegantes históricos edificios de ladrillo, verdes praderas rebosantes de estudiantes despreocupados) aparece un manuscrito: se trata de una obra teatral desconocida sobre la muerte de Luis XVI (se oye un trueno, pasos apresurados en el piso de arriba). De su misterioso autor sólo se sabe lo que él mismo declara en su manuscrito: que se llama Vicente Alaño y Serviá y es doctor en teología y en los derechos canónico y civil (misterio, misterio). Con estos datos y la fecha de compra (entró en el Oberlin College en el curso 1931-1932, según la anotación manuscrita del bibliotecario de entonces, al que imaginamos muerto en misteriosas circunstancias), la profesora Yvonne Fuentes comienza a investigar sobre el tal Alaño y... Y aquí debería continuar una historia con criminales, el santo grial, el Opus Dei, los templarios y cosas así, que son las que encuentran los historiadores en las novelas. En realidad, allí comenzó una paciente y (suponemos) aburrida investigación que prosiguió en los archivos y las bibliotecas de Europa y América: esta obra teatral de Alaño será la que lleve a la profesora Fuentes a intentar establecer un catálogo exhaustivo de textos escritos o publicados en la España de finales del XVIII y principios del XIX que versen sobre la Revolución Francesa. El libro que reseñamos hoy (Mártires y anticristos. Análisis bibliográfico sobre la Revolución francesa en España) es el fruto de ese largo trabajo.
En la larga lista de documentos de los que se da aquí noticia (pero que no se transcriben) hay textos de toda clase: comedias, poemas, pastorales diocesanas, reales cédulas, sermones, oraciones, estudios militares, etcétera, siempre con la indicación del archivo o biblioteca donde se conservan y sus signaturas. Estamos, pues, ante una obra dirigida a un público especializado, interesado en profundizar en las fuentes originales: el libro, en este aspecto, es de un valor inapreciable pues ofrece infinitas pistas e información precisa al investigador.
Pero la obra es más que un amplísimo catálogo de referencias: también aporta un estudio sobre cómo se conformó y evolucionó la opinión pública española ante la Revolución Francesa. Este ensayo abre el libro y tiene las virtudes y los defectos de los textos académicos: todos los datos aparecen escrupulosamente documentados, hay gran profusión de notas a pie de página, gráficos de porcentajes sobre un volumen de datos ínfimo, citas y más citas encadenadas. Fuentes llega a la conclusión de que los acontecimientos revolucionarios en Francia no fueron percibidos al principio como algo amenazante para España: al contrario, el país vecino seguía siendo un referente para los españoles, que no dejaron de ver en Francia un país moderno, refinado y progresista. Serán los acontecimientos bélicos posteriores (la Guerra de Independencia) y el reinado absolutista de Fernando VII los que determinarán la identificación de lo francés con lo antiespañol y lo anticristiano y, retrospectivamente, contaminarán con esta imagen a todo el proceso revolucionario y sus partidarios en nuestro país, llegando hasta a desacreditar a los reformistas ilustrados.
Como hemos dicho más arriba, no se trata de un libro de divulgación histórica: los lectores potenciales de esta obra son pocos y muy especializados, pero merece la pena que se conozca la existencia de esta publicación.
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