viernes, diciembre 07, 2007

Debería caérsete la cara de vergüenza, Sergi Pàmies

Trad. Joaquín Jordá. Anagrama, Barcelona, 2007. 131 pp. 12 €

Guillermo Busutil

El mundo es fantástico porque es un lugar donde cualquier cosa puede ocurrir. La realidad es fantástica porque en lo real cualquier cosa puede ocurrir. Por eso y porque cada uno percibe todo lo que existe de una manera diferente. Depende si tiene los ojos azules o negros, de si usa gafas o lentillas. Esto quiere decir que la clave, a la hora de interpretar el mundo y la realidad, está en la mirada que sea capaz de desnudar las apariencias e imaginar lo que esconden, lo que pueden desencadenar, lo que comunican. Cualquiera puede hacerlo, aunque no todos lo logran. Uno que sí lo consigue es Sergi Pàmies. Lo demuestra en cada uno de sus libros, en cada uno de sus cuentos. Esas piezas que contienen el misterioso resultado de observar y de buscar la manera de darle la vuelta a la realidad como si fuese un calcetín que deja al descubierto la verdadera huella del pie, el secreto que siempre oculta cualquier tipo de disfraz como el calcetín, el folio en blanco, las palabras, las gafas o la realidad, siempre la realidad, de la que Pàmies nunca deja de sospechar. Un recelo que motiva al escritor parisino-catalán-español a convertir la rutina de los afectos, lo cotidiano de la vida y el mundo interior y exterior de las personas, en un ready made. ¿Qué es un ready made? Un objeto, un artefacto, que primero te resulta extraño, que luego te hace sonreir desde la inteligencia y que después provoca que te des cuenta de que te ha dejado dentro una sombra, un regusto ácido, un hilo del que tirar desde dentro hacia fuera de ti mismo, hasta que descubres que eres feliz o que debería caérsete la cara de vergüenza. Así se llama el último y el primero de los libros de Sergi Pàmies. El primero que le publicó Anagrama y el último que acaba de publicarle. Quién sabe si esta especie de círculo se debe a que la editorial se ha contagiado del estilo de Pàmies, de su forma de darle la vuelta a la realidad como si fuese un calcetín. La cuestión es que este libro viene a demostrar que el tiempo es circular y que, lo mismo que sucede con la moda, todo vuelve. Pero lo más importante es que Sergi Pàmies ya era Sergi Pàmies cuando escribió éste primer libro que ahora es el último.
En sus páginas, el lector se sentirá como en casa. Esto es porque en los cuentos aparecen televisiones, marcas de publicidad, yogures, tartas de cumpleaños, folletos de viaje, martinis, tarjetas de crédito, ancianos, mujeres embarazadas, abuelas, flanes de huevo, etcétera, etcétera. Todos los ingredientes que también pueden encontrarse en ese gran supermercado que también es la realidad. Sólo que en lugar de cada cosa tenga un código de barras, cada cosa tiene un cuento dentro o un cuento fuera, según se mire. En cualquier caso este libro no defrauda y aunque cada relato tiene muchos años o unos meses, depende de si se considera el primer o el último libro de Sergi Pàmies, las historias mantienen una curiosa vigencia: que cada cosa que se cuenta puede sucederle a uno mañana mismo o dentro de un año, al subirse a un avión en navidades, al intentar sacar dinero en un cajero automático nocturno, al entrar en un banco o al pensar un deseo antes de soplar las velas de una tarta de cumpleaños. Pongo estos ejemplos porque son los cuentos que más me gustan de este libro al que no se le cae la cara de vergüenza, igual que tampoco se le caerá al lector de las manos.
Les cuento. En “Sucursal”, Pàmies aborda como la imaginación y el miedo pueden aliarse para convertir la realidad en una amenaza. De esa alianza resulta que la cobardía es un estado de conciencia en el que participan la irrealidad y los miedos interiores que nada tienen que ver con los miedos exteriores. Hasta el final no hay sorpresa. Igual que ocurre con el final del miedo. Otro relato fantástico es “Memoria”, donde el escritor se aproxima al realismo mágico para crear una conmovedora historia acerca de la soledad y del valor de los recuerdos, definida por la sugerente atmósfera y el sesgo poético del cuento. Junto a esta delicada pieza narrativa, cabe resaltar “Cumpleaños”, donde el tema del doble y el dicho de lo peligroso que puede ser desear que se cumpla algo, centran el argumento. Su lectura no es recomendable si ese día celebra su cumpleaños. O sí, cuando soplar las velas escondan el deseo de cambiar de vida. También sobresalen “La Ruta de los caimanes”, “El Feto y el Apocalipsis”. Para el final, me reservo los mejores: “Caja abierta”, en cuyas páginas hay todo un divertimento acerca de la doble moral, de lo absurdo y surrealista de tantas situaciones. El otro es “Año Nuevo”, donde el autor caricaturiza el agobio familiar de las navidades y el mito erótico de Emanuelle. Cada una de estas excelentes historias nos acercan el talento predador y la escritura de Sergi Pàmies que siempre es incisiva con la realidad, ya que la abre, la disecciona y la cose sin que se noten los puntos de sutura. Posiblemente porque este escritor maneja como aguja su inteligente ironía, situada entre lo absurdo y lo trascendente, lo cómico y lo trágico, y una vocación de estilo que lo convierte en uno de los mejores relatistas del panorama literario, sin haber tenido que imitar a Raymond Carver. A Pàmies le basta con observar, con saber reírse y con saber provocar que a la realidad se la caiga la cara de vergüenza por tratar de engañarnos con sus apariencias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda el título es una alusión autobiográfica sobre su trabajo como traductor en las novelas de Amélie Nothomb (una auténtica basura). :)