Ángeles Prieto Barba
A estas alturas, el autor de este libro habrá tenido constancia sobrada de que va a conseguir dos tipos de lectores distintos, que le van a plantear cuestiones bien diferentes. Porque será evidente la distancia lectora que existe entre quienes conozcan previamente la obra de Gabi Martínez y los que no, a la hora de abordar y entender este libro. Así, no me cabe duda de que los que hayan asimilado Sudd (2007), Los mares de Wang (2008) o Sólo para gigantes (2011), por citar quizá sus tres obras más representativas, no mostrarán excesiva extrañeza ante este Voy, obra de compendio y continuidad de un autor inquieto, inconformista y siempre exigente consigo mismo. Porque Martínez dista mucho de ser un escritor de viajes al uso y de manual, dado que cambia las reglas en cada libro al igual que emprende viajes distintos. Y este en concreto se dirige al interior de sí mismo.
Decisión que tomó tras leer el magistral Verano de Coetzee, sin duda la falsa autobiografía más verdadera de la historia literaria actual, libro donde el Premio Nobel sudafricano se desnuda y retrata con auténtica saña. Inquina que Gabi no empleará hacia sí mismo con exceso, sino más bien se empeñará en estudiar a su propio personaje tras unos cuantos atributos primordiales, de los cuales el valor no sólo se presupone sino que destaca, como también sus preocupaciones ecológicas y sociales y el empeño terco en vencer sus miedos. Incluso sus inquietudes y derivas, o sus bruscos cambios de carácter, tendrán un componente épico que minoran el propósito crítico inicial del libro, sin traspasar nunca la barrera de la sorna cruel o el ridículo. Tal vez porque los peninsulares no tenemos sentido del mismo, aunque considero más bien que esta contención relativa ocurre porque centrarnos en el autor no es el objetivo de este libro. Más bien, creo yo, se trata de que le hagamos compañía en esta parada y fonda de su camino como escritor, para determinar adónde ha llegado, qué ha conseguido y qué emprenderá a continuación, sin dejar de cambiar enfoques y correr riesgos, pero siendo fiel a sí mismo.
Por ello, el punto de partida de este balance subjetivo vendrá de la mano de dos personajes que marcaron su vida de manera imborrable: uno es Jordi Magraner, heroico protagonista del Sólo para gigantes, que en este caso sirve de inspiración para establecer ese motivo que nos puede parecer algo grotesco, pero que casi se hizo realidad, de la desaparición de Gabi: la búsqueda de la extinta ave moa de Nueva Zelanda. El otro personaje trascendental será su primera mujer, Elsa, que pragmática y generosa sirvió de contrapunto perfecto para mantener el orden y el mundo real a salvo durante años, mientras Gabi recorría el mundo enfrentándose a sus miedos. Otras voces no menos interesantes para proporcionar información, vendrán de la mano de amantes varias y compañeros de viajes que detallarán tanto con acritudes como amabilidades, defectos y virtudes que lo caracterizan, no perceptibles en sus libros.
Doy por hecho que aquellos lectores que tomen contacto con la obra de Gabi Martínez a través de este volumen mezcla de autoficción, reflexión y libro de viajes querrán conocer obras anteriores, por lo que les recomiendo las tres que cité anteriormente. Pero a los que ya la conocemos nos plantea no pocas incertidumbres e interrogantes sobre qué hará a continuación, porque este libro abierto no da demasiadas pistas. Sin embargo, sí podemos disfrutar de su originalidad, de un soberbio estilo de escritura y de muchas reflexiones sagaces de quien ha recorrido mundo y sabe de lo que habla. Y con ello no sólo le acompañamos y entendemos, también aprendemos. Una perla: «¿Qué credibilidad tienen los viajes? Viajando vives en un mundo de fantasía. Eso de que sólo conoces a una persona cuando viajas con ella es una patraña. El viaje te expulsa de la realidad. La realidad no tiene nada que ver con el viaje. Lo que ves mientras recorres kilómetros con alguien es un proyecto de lo que esa persona podría ser. Ves un fantasma».
Curioso viaje tendremos al leerlo, periplo que será de todo menos fantasmal. Más bien auténtico e intenso porque también en la vida, como demuestra Gabi en este libro, no debemos conformarnos con hacer turismo en los demás y en nosotros mismos. Es el gran mensaje que yo retengo de este retrato-libro.
1 comentario:
Opino igual: creo que "Voy" es sobre todo una obra de autoafirmación de Gabi Martínez como escritor. En este sentido tiene poco que ver con "Verano", que se convierte así en una espoleta, más que en un modelo. Totalmente de acuerdo con las obras seleccionadas en la reseña, de las cuales destacaría la magnífica e irrepetible "Sólo para gigantes". Excelente reseña.
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