Trad. Gema Moral Bartolomé. Barcelona, Salamandra, 2009. 384 pp. 19 €
Carmen Fernández Etreros
Anuradha Roy en su primera novela compone una brillante ficción escrita desde la sensibilidad y el recuerdo de la historia. Como en otras novelas ambientadas en la India, la autora intenta mostrar la evolución del país a través de las alegrías y los dramas de tres generaciones de una familia bengalí que residen en una misma casa. La familia y sus problemas como ejemplo y punto de partida para analizar los problemas de la sociedad de la India.
Una historia en la que pone el acento en los problemas de las mujeres encerradas en sus casas, las viudas, las esposas de los hijos. Una historia cruda y hermosa al mismo tiempo, en la que Anuradha Roy se detiene en la sutil belleza de los paisajes de Songarh, su salvaje y misteriosa jungla, pero también en las injusticias sociales, la miseria en la que sobreviven los ciudadanos de Calcuta y el abandono de las zonas rurales.
En 1907 un joven matrimonio bengalí, Amulya y Kananbala, compra y se instala con sus dos hijos en una amplia y solitaria casa con jardín en la ciudad de Songarh, una apartada población que linda con la jungla. Amulya funda una pequeña fábrica de medicinas y perfumes realizados a base de plantas silvestres. Aislados de los ingleses y de las tribus que viven en la jungla, Amulya y Kanabala vivirán tranquilamente con sus hijos hasta que la esposa apartada de su candente Calcuta, pierde la razón progresivamente:
«El silencio, que para Amulya suponía plenitud, encerraba a Kananbala en una campana de cristal de la que sentía que no podía salir para respirar. Desde el principio no le había gustado aquella gran casa con habitaciones vacías en la que todo resonaba, el enorme jardín descuidado en que las hojas susurraban y unas bayas desconocidas caían pesadamente en la hierba, igual que la falta de visitas y la ausencia de teatros y fiestas». (pp.27).
La vida de la familia cambiará porque Kananbala, al perder la razón, será encerrada en una habitación de la que sólo podrá salir con su marido. Pero también porque Amulya decide hacerse cargo de un bebé huérfano sin religión ni casta reconocible, Mukunda. Unos años más tarde la tragedia se vuelve a cebar con la familia, ya que su hijo Nirval contrae matrimonio con una joven de 17 años y ésta por desgracia muere después de dar a luz a una niña. Bakul, la nieta y heredera de la familia, sobrevivirá pero se convertirá en el problema familiar cuando años más tarde ya adolescente vaya consolidando una inocente amistad con el joven Mukunda. El joven será enviado a una escuela de Calcuta, expulsado del único hogar que ha conocido.
Una lucha contra el destino infructuosa porque pese a los deseos del padre y de la familia, la trayectoria de los jóvenes se volverá a cruzar de nuevo de manera casual en Songarh. Mukunda convertido en un joven empresario sin escrúpulos y Bakul en una jovencita casadera en un momento en que la familia vive una gran crisis económica.
La escritora realiza desde esta ficción un análisis minucioso de la evolución de la sociedad de la India, la desigualdad de las mujeres, el abismo entre las diferentes clases sociales a pesar de avances económicos. Nos introduce los dramas y las alegrías de una casa de puertas para dentro donde conviven como familia extensa: los padres, los hijos y sus esposas y la nueva generación. Todo en un lugar apartado en el que se palpa la indiferencia mutua de las tres culturas, las tribus de la jungla, los bengalíes y los ingleses que están preparándose para dejar las agotadas minas. También en el relato dedica un homenaje a la huida triste de los musulmanes de Calcuta cuando los mentores de Mukanda, Suleiman Chacha y su esposa, tienen que escapar de su casa y de Calcuta durante la Partición de India y Pakistán como todos los musulmanes.
Destaca la cruda descripción de la vida de las mujeres, encerradas y olvidadas, que ocupan una parte esencial de la novela. El trato denigrante a las viudas obligadas a no comer alimentos como el pescado o los matrimonios concertados que siguen vigentes en la India. La descripción de la historia de la viuda Meera es especialmente dolorosa y triste. Condenada a pasar el resto de su vida vistiendo únicamente las tradicionales ropas blancas, comiendo una dieta pobre y dejada fuera de las celebraciones porque era considerada un "mal agüero andante".
El huérfano Mukunda, sin embargo, representa el futuro de la India, un personaje que contra todo pronóstico logra saltarse las trabas de su orfandad y su casta y religión desconocidas, y marca el camino a la esperanza en la novela y en este panorama de la India.
Una novela en suma que cuenta con una historia familiar cruda y amable, narrada con un ritmo ágil que engancha a los lectores desde las primeras páginas. Un emocionante esbozo de la historia pasada y futura de la India.
Carmen Fernández Etreros
Anuradha Roy en su primera novela compone una brillante ficción escrita desde la sensibilidad y el recuerdo de la historia. Como en otras novelas ambientadas en la India, la autora intenta mostrar la evolución del país a través de las alegrías y los dramas de tres generaciones de una familia bengalí que residen en una misma casa. La familia y sus problemas como ejemplo y punto de partida para analizar los problemas de la sociedad de la India.
Una historia en la que pone el acento en los problemas de las mujeres encerradas en sus casas, las viudas, las esposas de los hijos. Una historia cruda y hermosa al mismo tiempo, en la que Anuradha Roy se detiene en la sutil belleza de los paisajes de Songarh, su salvaje y misteriosa jungla, pero también en las injusticias sociales, la miseria en la que sobreviven los ciudadanos de Calcuta y el abandono de las zonas rurales.
En 1907 un joven matrimonio bengalí, Amulya y Kananbala, compra y se instala con sus dos hijos en una amplia y solitaria casa con jardín en la ciudad de Songarh, una apartada población que linda con la jungla. Amulya funda una pequeña fábrica de medicinas y perfumes realizados a base de plantas silvestres. Aislados de los ingleses y de las tribus que viven en la jungla, Amulya y Kanabala vivirán tranquilamente con sus hijos hasta que la esposa apartada de su candente Calcuta, pierde la razón progresivamente:
«El silencio, que para Amulya suponía plenitud, encerraba a Kananbala en una campana de cristal de la que sentía que no podía salir para respirar. Desde el principio no le había gustado aquella gran casa con habitaciones vacías en la que todo resonaba, el enorme jardín descuidado en que las hojas susurraban y unas bayas desconocidas caían pesadamente en la hierba, igual que la falta de visitas y la ausencia de teatros y fiestas». (pp.27).
La vida de la familia cambiará porque Kananbala, al perder la razón, será encerrada en una habitación de la que sólo podrá salir con su marido. Pero también porque Amulya decide hacerse cargo de un bebé huérfano sin religión ni casta reconocible, Mukunda. Unos años más tarde la tragedia se vuelve a cebar con la familia, ya que su hijo Nirval contrae matrimonio con una joven de 17 años y ésta por desgracia muere después de dar a luz a una niña. Bakul, la nieta y heredera de la familia, sobrevivirá pero se convertirá en el problema familiar cuando años más tarde ya adolescente vaya consolidando una inocente amistad con el joven Mukunda. El joven será enviado a una escuela de Calcuta, expulsado del único hogar que ha conocido.
Una lucha contra el destino infructuosa porque pese a los deseos del padre y de la familia, la trayectoria de los jóvenes se volverá a cruzar de nuevo de manera casual en Songarh. Mukunda convertido en un joven empresario sin escrúpulos y Bakul en una jovencita casadera en un momento en que la familia vive una gran crisis económica.
La escritora realiza desde esta ficción un análisis minucioso de la evolución de la sociedad de la India, la desigualdad de las mujeres, el abismo entre las diferentes clases sociales a pesar de avances económicos. Nos introduce los dramas y las alegrías de una casa de puertas para dentro donde conviven como familia extensa: los padres, los hijos y sus esposas y la nueva generación. Todo en un lugar apartado en el que se palpa la indiferencia mutua de las tres culturas, las tribus de la jungla, los bengalíes y los ingleses que están preparándose para dejar las agotadas minas. También en el relato dedica un homenaje a la huida triste de los musulmanes de Calcuta cuando los mentores de Mukanda, Suleiman Chacha y su esposa, tienen que escapar de su casa y de Calcuta durante la Partición de India y Pakistán como todos los musulmanes.
Destaca la cruda descripción de la vida de las mujeres, encerradas y olvidadas, que ocupan una parte esencial de la novela. El trato denigrante a las viudas obligadas a no comer alimentos como el pescado o los matrimonios concertados que siguen vigentes en la India. La descripción de la historia de la viuda Meera es especialmente dolorosa y triste. Condenada a pasar el resto de su vida vistiendo únicamente las tradicionales ropas blancas, comiendo una dieta pobre y dejada fuera de las celebraciones porque era considerada un "mal agüero andante".
El huérfano Mukunda, sin embargo, representa el futuro de la India, un personaje que contra todo pronóstico logra saltarse las trabas de su orfandad y su casta y religión desconocidas, y marca el camino a la esperanza en la novela y en este panorama de la India.
Una novela en suma que cuenta con una historia familiar cruda y amable, narrada con un ritmo ágil que engancha a los lectores desde las primeras páginas. Un emocionante esbozo de la historia pasada y futura de la India.
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