María Dolores García Pastor
El escritor Henning Mankell es mundialmente conocido por su serie de novelas negras protagonizadas por el inspector Kurt Wallander. Pero no menos relevante es su faceta de hombre comprometido y luchador por los derechos humanos que le ha hecho implicarse en numerosas causas. Mankell entrega parte de sus ingresos a organizaciones solidarias y se implica tanto en esas causas que, en ocasiones, ha llegado a poner en peligro su vida por ellas como cuando formó parte de la llamada flota de la Libertad que pretendía llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
De esa vertiente humanitaria y comprometida han surgido también numerosos libros con transfondo social. Entre ellos podríamos destacar el ensayo Moriré, pero mi memoria sobrevivirá, en el que reflexiona sobre el impacto del SIDA en África, o la trilogía compuesta por las novelas La ira del fuego, El secreto del fuego y Jugar con fuego, en la que nos acerca a la complicada vida de las mujeres africanas. Daisy Sisters, su último libro traducido al castellano, se podría englobar dentro de esa parte de su obra destinada a denunciar y dar visibilidad a la injusticia. Se trata de una historia habitada por mujeres que pelean por sus derechos, que se enfrentan valientemente a sus problemas en un mundo de hombres y que poco a poco llevan a cabo sus conquistas cotidianas en el largo camino hacia su libertad.
El libro se publicó por primera vez en el año 1982 en sueco y está ambientado en la Suecia de la segunda mitad del siglo XX, concretamente entre la Segunda Guerra Mundial y las crisis económicas de finales de los años 70. Cuentan sus biógrafos que la idea de este libro nace a raiz de una reunión de operadoras de grúas celebrada en el municipio sueco de Borlänge en la que se pusieron sobre la mesa la complicada situación y la problemática de estas mujeres en la década de los 80. Mankell estaba allí. En la novela el autor nos muestra la vida de diferentes mujeres de clase obrera que toman sus decisiones condicionadas siempre por la presencia y el poder que ejercen sobre ellas los hombres y por lo que les supone el quedarse embarazadas y tener hijos. En concreto tres generaciones de mujeres de la misma familia que se enfrentarán de diferente manera al mismo problema: un hijo no deseado a muy temprana edad y siendo solteras. Sobre ellas caerá indefectiblemente la presión social y la discriminación por cuestión de género.
La historia se inicia con un breve prólogo y está dividida en cinco capítulos. Cada uno de ellos corresponde a un año, 1941, 1956, 1960, 1972 y 1981. Las elipsis, como se deduce a simple vista, son importantes. El libro se inicia con el viaje, casi iniciático (encontraremos alguno más a lo largo del libro), de dos muchachas a través de la frontera sueca en pleno conflicto bélico. Son las Daisy Sisters, como ellas se autodenominarán. Lo que sucederá en esos días determinará la vida de una de ellas y dará pie a lo que vendrá después. Es el origen de la verdadera protagonista. A partir de ahí van apareciendo diferentes personajes, la mayoría femeninos. Mujeres de clase trabajadora que sufren la discriminación y los abusos de los hombres, que deben luchar por todas y cada unas de las cosas que hacen, por llevar adelante cada una de sus decisiones. Mujeres que se equivocan, caen y vuelven a levantarse en una época en la que la mujer estaba supeditada al hombre, primero al padre y luego al marido, en un tiempo en el que darle una bofetada a la esposa estaba bien visto y la violación dentro del matrimonio no era considerada como tal. Sólo hay dos personajes masculinos que alcanzan cierta relevancia y van más allá de su papel de meros secundarios. Se trata del abuelo Rune y de Anders, el viejo cómico. Ambos destacan por su humanidad entre un elenco formado por hombres machistas y en muchos casos violentos.
Mankell escribe desapasionadamente, como un meticuloso notario que hace constar en acta los hechos y lo hace incluso en los momentos más duros o los más emotivos. No oculta ni minimiza las partes más sórdidas de la historia pero tampoco se recrea en ellas, de igual manera que no pone miel innecesaria. No hay juicios de valor, ni éticos ni morales. Y como suele ocurrir en otras de sus obras se observa un desarrollo de la acción algo irregular; cuando parece que nos encamina hacia un lado da un giro y se va hacia otro. Tardamos al menos dos capítulos en saber quién es la verdadera protagonista o hacia donde se encamina la historia. Y Eivor, la protagonista de Daisy Sisters, no es una heroína al uso sino más bien todo lo contrario, una mujer que se equivoca, que cae en los mismos errores una y otra vez pero que, pese a todo, sale adelante, resurgiendo cual ave fénix de sus muchas tragedias cotidianas.
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