viernes, junio 02, 2006

Parientes pobres del diablo, Cristina Fernández Cubas

Tusquets. Barcelona, 2006. 184 páginas. 15€

Luis García

Ya me he referido en otras ocasiones a la autora Cristina Fernández Cubas, como una de las proyecciones más lúcidas de la literatura española del último cuarto de siglo. Concretamente, fue con motivo de la publicación de Hermanas de sangre, una obra de teatro innovadora en la que aquellos que veníamos siguiendo su trayectoria pudimos contemplarla una vez más en plena madurez literaria. No resulta Cubas a simple vista una autora fácil de leer. Y no lo resulta, porque dentro de su particular ecosistema han encontrado cabida todos aquellos elementos destinados a mayor gloria que la que en principio se nos ofrece. Es decir, Cristina Fernández Cubas podría posiblemente en sus relatos haber utilizado otros recursos estilísticos, e incluso temáticos. Y también probablemente, caso que su literatura se hubiese orientado por los derroteros que experimentaban otros autores coetáneos suyos, su obra hubiera sido más abundante. Pero también, más mediocre. Y en medio de ella, como una exhalación, surgió en el mejor momento de los posibles El columpio. Referirse a El columpio como una novela, no deja de ser un eufemismo, y hacerlo como un relato largo, un disparatado acertijo. Así que lo haré como la obra que a muchos autores españoles les hubiera gustado escribir. ¿Por qué?. Por la historia elegida, por el perfil de los personajes representados, y por el sorprendente desenlace, que rayando lo onírico nos envuelve en una atmósfera de seducción de la que nos vemos imposibilitados para salir. Por todo ello, cualquier nueva aparición en escena de Cristina Fernández Cubas es una alegría para quienes la seguimos desde hace años, y más si lo hace abordando, como es el caso, el género del relato breve, donde ha demostrado ser una consumada maestra. Y no defrauda con Parientes pobres del diablo, donde vuelve a plasmar como nadie los sueños de nuestra infancia, los recuerdos de nuestra adolescencia e incluso las pesadillas de nuestra pretendida madurez, y a transportarnos, sin quererlo, a ese otro mundo desconocido y mágico que siempre, queramos o no, se encuentra oculto en el otro lado del espejo.
En Parientes pobres del diablo nos presenta tres cuentos largos (o novelas cortas) de voracidad vampiresca, repletas de supuestas maldiciones, fantasmas y como no, esa atmósfera onírica tan característica que la hace ser junto a Pilar Pedraza una de las Grandes Damas del Gótico español. Lo de menos es descubrir el significado del término Heliobut, tan repetido como una maldición en uno de los cuentos o convencerse de la existencia de un demonio irónico y autocrítico en el relato que da titulo al libro. Lo verdaderamente importante es leer el libro como lo que verdaderamente es: una lección de literatura entre tanta mediocridad narrativa. Y eso, si me permiten la licencia, que no es su mejor libro, lo que dice mucho a su favor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Serías tan amable de decirme quién es Luis García, qué otro apellido tiene.

GRacias.

Anónimo dijo...

IMPORTA MUCHO?

fractal dijo...

Estoy de acuerdo en todo lo que dices en tu post. Es una escritora impecable. La calidad de su prosa se detecta en la primera frase y se mantiene hasta la última. Original en sus temáticas. Muy buena. En nuestro blog le dedicamos también un post a Parientes pobres del diablo, que es una genialidad.

Saludos