lunes, marzo 07, 2016

Cuentas pendientes, Susana Hernández


Alrevés, Barcelona, 2015, 287 pp. 17 €

María Dolores García Pastor


La escritora catalana Susana Hernández vuelve a la carga con un nuevo título de su serie de las detectives Santana y Vázquez que ya empiezan a ser familiares para los amantes de la novela negra. Primero fue Curvas peligrosas (Odisea Editorial, 2010), después Contra las cuerdas, finalista a la mejor novela Festival Valencia Negra 2013, (Alrevés Editorial, 2012) y la última, de momento, es Cuentas pendientes (Alrevés Editorial, 2015) nominada al Premio Ciudad de Santa Cruz Noir. Algo tiene que estar haciendo bien para contar con la buena acogida de los lectores por tres veces ya.
El tándem de detectives que ejercen de contrapunto uno del otro le va bien a la novela negra, es un hecho, sobran los ejemplos desde los míticos Holmes y Watson, hasta otros mucho más cercanos como Petra Delicado y Fermín Garzón de la escritora Alicia Giménez Bartlett o Bevilacqua y Chamorro de Silva. En el caso de Vázquez y Santana, y a diferencia de lo que suele ser habitual, las dos son mujeres y no desempeñan papeles secundarios como ayudantes del detective protagonista ni ejercen de femme fatal o damisela en apuros, roles reservados a las féminas en la novela negra clásica. Las mujeres de Hernández son de rompe y rasga, tanto las dos protagonistas como Malena, la pareja de Santana. No cabe duda de que parte de la culpa del éxito de la serie la tienen sus protagonistas. Tanto es así que Santana obtuvo el Premio LeerMisterio al mejor personaje femenino de novela negra en 2012. En esta tercera parte se observa una evolución en el personaje a quien parece que el amor le ha dulcificado el carácter y la va alejando de sus muchos fantasmas del pasado.
Pero hay más. La trama se desarrolla en la ciudad de Barcelona, escenario noir donde los haya y los capítulos llevan por títulos nombres de películas, canciones o fragmentos de las mismas. La autora sigue fiel en esta nueva entrega a su estilo ágil y dinámico que viene potenciado por la profusión de diálogos. No se prodiga en descripciones, unas cuantas pinceladas precisas son suficientes para situarnos. Ocurre lo mismo con los personajes para los que nos presenta con unos pocos rasgos y que acaban de caracterizarse gracias a sus conversaciones con los demás. Sólo un pero en este apartado, los personajes infantiles que son las víctimas del nudo central de la trama, no acaban de parecerme creíbles. En cuanto a las protagonistas, en esta nueva entrega evolucionan como personajes, las conocemos un poco más a fondo y Malena cobra entidad para convertirse en algo más que una secundaria de lujo, lo cual se agradece.
En Cuentas pendientes se resuelven algunas cuestiones de la vida personal de las protagonistas que quedaron en stand-by en Contra las cuerdas. Esta vez, además, la autora desarrolla varios hilos argumentales paralelos: el caso de tráfico de menores, la desaparición de la madre de Santana, el caso de Malena, la vida privada de Vázquez… Tramas y subtramas se entretejen, todo ello sin que decaiga el ritmo y encajándolo a la perfección para llegar a la resolución final. Pese a ello, da la sensación de que al menos tres de las tramas darían por si solas para una novela independiente y al unirlas todas en la misma pierden un poco de intensidad en los finales que quedan un poco difuminados. Con todo, no tengo otro remedio que declararme fan incondicional de Santana y Vázquez. Acción, crítica social, alto voltaje en las escenas de sexo… estoy deseando que llegue la próxima entrega.

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